Capítulo 29

1.2K 98 8
                                    

Miércoles.

Dos semanas al borde de la histeria han transcurrido desde mi visita en casa de Claire. Los intervalos de dos a tres horas de visita a mi pequeño hermano alternando entre mis actividades académicas, proyectos, furtivos encuentros y la desdicha de una incesante actuación que mantenía frente a mí familia. Febril constancia poseía mi madre al indagar exhaustivamente la razón de aquello que ocupa mí tiempo cuando no estoy en casa, y cuando la ausencia de mi padre se hace presente, sé a dónde ha ido.

Camila, quien constantemente permanecía en discrepancia con el determinado lapso de tiempo en compañía mutua, ahora se veía sumida en el ferviente cumplimiento de sus obligaciones ante el nuevo álbum de la banda, menoscabando nuestros habituales encuentros furtivos.

El secreto que constantemente perturbaba mi mente seguía sin ser revelado, ocasionándome pesadillas por las cuales el insomnio detonó en mi salud. El proceso pautado impuesto a mi padre esclareciendo el camino de mis decisiones.

Flashback

— No puedes obligarme Gianna, no puedo darle mi apellido — espeta — No lo entiendes, esto va más allá — una mezcla de molestia y genuina preocupación se filtra en la voz del hombre.

— ¿Pero qué clase de hombre eres, padre? — cruda indignación, es el detonante en mi sistema — No quiero hacer un escándalo legal, pero si te rehúsas me veré en la obligación — la firmeza en mi voz no flaquea ni por un segundo.

Theodore reposa sus codos sobre su escritorio, erguido en su silla, tenso, su gesto sumido en la preocupación.

— Podría decir que lo lamento, pero no lo hago, tú no tienes idea de lo que le hiciste a ésta familia — lentamente el cólera me va consumiendo — Tú nos hiciste esto, vas a otorgarle nuestro apellido sin rechistar — mi mirada se clava en él mientras siento como el dolor abre paso en mi pecho.

En mil años, podría tan siquiera imaginar remotamente la actitud despiadada que mantengo ante el hombre que me ha dado la vida.

— Tú madre y tus hermanas no pueden saber de esto, Gianna — su expresión cae al suelo, pronto la tristeza inundando su rostro durante aquella súplica. En mi posición, observo al hombre con un gesto inexpresivo, impidiéndome flaquear ante las vertiginosas emociones que abordan mi pecho.

— No pienso ocultarlo por siempre, esperaré el momento indicado —

— ¿Qué? — alarmado, reposa las manos sobre la mesa mientras se levanta, sus ojos incrédulos inspeccionándome.

— Lo que has escuchado padre, más tarde vendrá un abogado — informo, la pesadez abordando mi voz en cuanto me giro sobre mi posición, decidida a abandonar el lugar. — Deberás presentarte en el registro con Alex, él también te estará esperando — mi voz flaquea, el nudo en mi garganta intensificándose en cuanto mi mano se posa en la perilla.

— Gianna —

Quebrantado, es el tono de voz del hombre que llama en una súplica mi nombre.

— Fue un gusto, padre — mi mano gira la perilla, abandonando el lugar sin permitirme ceder ante mis emociones.

Fin Flashback

Presentía que aquello era tan difícil de digerir como los hombres que en su debida época fueron condenados a la orca sin la mínima oportunidad de demostrar su inocencia. Sin piedad, sin remordimiento. Deshaciéndote de tus sentidos, de todo aquello que te hace en efecto, humano.

Una vez más, me encuentro contando los tormentosos minutos que hacen falta para abandonar ésta asignatura, a la que he prestado suficiente atención como para obtener una calificación decente en nuestra próxima prueba. Leah, aprovecha de nuestra cercanía para tomar mi mano tímidamente sobre la mesa.

Jugadas Del Destino © | Camila CabelloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora