Capítulo 21

1.3K 98 2
                                    

La tenue luz presente en la habitación que poco a poco se hace más grande es responsable de mi despertar, abro mis ojos precavidamente para observar cada espacio y entonces reconocer el más importante hecho faltante en el lugar. Camila no se encontraba junto a mí.

Acompañada por el estado somnoliento presente en mi cuerpo me dirijo hasta la orilla de la cama, todo rastro de sueño desapareciendo en cuanto mis pies hacen contacto con el gélido suelo. Mis manos con un gesto ensayado se dirigen hasta mi rostro, intentando desaparecer toda la pereza que pudiera prevalecer.

El pánico alertando brutalmente mis sentidos un momento antes de que pudiera notar la protuberancia en la corta prenda perteneciente a la morena, a pasos apresurados me dirijo al espejo en la habitación, un inútil intento esperanzado en que aquél acontecimiento no fuera resaltante, sin embargo, la decepción en la vista frente a mí cayó como un balde de agua fría, los nervios y la adrenalina aumentando en tan solo segundos mientras mi mente se encargaba de crear un sinfín de escenarios caóticos.

— No te preocupes, es imposible que haya notado algo, todo está bien — apenas logro pronunciar en voz baja para mí, mis preocupados pasos de un lado a otro, una ligera capa de sudor cubriendo mi cuerpo.

«Imbécil, por supuesto que te ha visto»

El repentino pensamiento logra congelar mis extremidades, petrificada en el lugar debato internamente aquél escenario, convencida de que siendo real podría resultar como el acabose mismo de mi relación con la morena. Respiro, antes de ir por las sábanas en la cama, asegurándolas en mi cintura dispuesta a abrir la puerta de la habitación en busca de la chica de ojos chocolates.

Todos mis sentidos son invadidos de forma repentina al notar un espléndido olor proveniente de la planta baja, intuía la morena preparaba un delicioso desayuno en compañía de increíbles notas musicales gracias a su talento. Una sonrisa se dibuja en mi rostro, mi alma siendo regocijada en completa calma y paz antes de dirigirme al cuarto de baño.

Una cubana minuciosamente concentrada en su labor me recibe en cuanto tomo asiento en uno de los taburetes presentes en la isla de la cocina, observando a la mujer que hasta ahora no había notado mi presencia.

— Buenos días — anuncio, un pequeño salto por parte de la morena acompañado de un gesto nervioso al sonreír.

— Me asustaste — comenta, acercándose. — Buenos días amor — completa, inclinándose levemente sobre la isla para dejar un casto beso en mis labios. No podría evitar aquella euforia que se instaló rápidamente en mi corazón, sintiéndome abrumada por la emoción del reciente apodo utilizado por la chica de ojos chocolates. Así mismo, no pude evitar levantarme de mi lugar, posicionándome detrás de Camila al rodearla con mis brazos, cuidando no acercar nuestros cuerpos más de lo necesario.

— Estás especialmente hermosa hoy — declaro en un susurro, sintiendo cómo la respiración de la castaña cambia y los movimientos de la paleta de madera que utiliza disminuyen su velocidad.

Un repentino descaro mezclado con valentía apoderándose de mí.

— Te ves tan sensual así — mi voz cuatro tonos más abajo y el atisbo enronquecido presente estremecieron a la mujer, mientras mi mano derecha viaja delicadamente a su cadera, dejando un leve apretón. Un jadeo escapa de sus labios.

Afectada por la situación, sin más remedio decido retroceder en cuanto noto las intenciones de la morena en reducir nuestro espacio, volviendo al taburete con la respiración pesada decido sentarme. Un movimiento rápido en mis manos al acomodar la camisa para ocultar la creciente erección bajo mis shorts pasa exitosamente desapercibido. Sin embargo, no pasó desapercibido el aumento de los nervios en Camila, quien se esforzaba por responder de manera coherente nuestras conversaciones, su mirada con un brillo diferente, su distraída mente vagando en pensamientos que no podría descifrar una vez que me sonríe al entregarme mi platillo acompañado de un vaso de jugo. Tomando asiento a mi lado acompañada de los mismos alimentos, nos disponemos a ingerirlos.

Jugadas Del Destino © | Camila CabelloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora