Capítulo 5

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Luces fuertemente brillantes ocasionan mi despertar, el sol filtrándose en la habitación resulta irritante a mis ojos, segundos después escuchándose la melodía que establecí para despertarme, tomo el celular de la mesa de noche observar la hora. Siete y cinco de la mañana. Sintiendo el frío calarse en mis pies todo rastro de sueño desaparece, me dirijo al armario antes de entrar a la ducha.

— Buenos días — digo tomando una tostada.

— Buenos días cariño — dice mi madre luego de dejar un beso en mi mejilla.

— ¿Dónde está Elizabeth? —

— Aquí querida — responde con una entrada dramática, provocando la risa de todos.

— Gia — dice Chloe corriendo hacia mi lugar, inmediatamente la tomo en brazos.

— Hola pequeña — digo dejando múltiples besos en su rostro, mirando con atención sus ojos esmeralda.

— Mamá va a llevarme al parque hoy — comenta emocionada.

— ¿Ah, sí? — pregunto provocándole cosquillas, una vez cesa sus carcajadas asiente.

— Qué bueno princesa — dejo un beso en su frente para después dejarla en su silla.

— ¿Emocionadas por su primer día? — pregunta mi madre.

— Sí, espero hacer amigos — responde Elizabeth.

— Honestamente no lo sé — digo en medio de risas, mi madre niega con gracia y pronto escuchamos el claxon de la camioneta que nos espera.

— Que tengan un gran día mis amores — escuchamos a nuestros padres justo antes de salir por la puerta principal.

El recorrido hasta la universidad resultó más que entretenido, nuevamente gracias a las increíbles canciones, carcajadas en el camino a causa de nuestro canto a todo pulmón, Joseph era otro adolescente. Al llegar a la universidad, después de dejar a Elizabeth en su instituto, éste último se despidió de ambas, al igual que mis padres y Lisa, deseándonos un excelente día. Aturdida por el gran establecimiento, a pasos casi inseguros me dirijo hasta llegar a la oficina principal, encontrándome con una mujer mayor.

— Disculpe, necesito el horario de administración de empresas — pido de manera amable.

— Espere aquí — dice una vez que se levanta, segundos después regresa con un papel laminado en su mano.

— Aquí está, debe apresurarse — explica en cuanto me hace entrega de la hoja.

— Gracias —

La campana había sonado hace algunos minutos ya y mi desesperación aumentaba conforme cada pasillo avanzaba. Acelerando mis piernas buscando desesperadamente entre todas aquellos salones el que correspondía a mi clase, tropiezo con alguien más, lo que aumenta mi frustración.

— Maldición — susurro intentando esquivar a la mujer frente a mí.

— Qué mal humor — escucho a la chica quejarse por lo bajo, al mirarla con atención soy capaz de recordar su rostro. Es aquella misma chica del avión.

— Eres tú — digo mirándola con atención, el filo de la duda en mis palabras.

— Eres la misma chica del avión, ¿no? — dice ahora con una sonrisa, mis asentimientos afirman su pregunta. — ¿Por qué el mal humor? — pregunta curiosa.

— No encuentro el salón correcto y voy tarde — suelto con frustración, recordando nuevamente que veinte minutos antes quizás, se escuchó la campana por todo el lugar.

Jugadas Del Destino © | Camila CabelloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora