Capítulo 1

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 10 de Enero, año 2016.

Nuevamente domingo, ha pasado un considerable tiempo desde que mi descubrimiento comenzó y la vida sin duda se ha vuelto complicada. Me he limitado a que solo amistades cercanas indaguen a fondo en los nuevos pensamientos que lentamente carcomen mi alma. Hasta el momento he podido controlar mis emociones, en un intento de permitir que éstas se vayan por sí solas.

Nuestra empleada doméstica, Lisa, quien con el paso de los años se encargó de fraternizar de una manera especial, minutos antes se retiró para descansar. Las perfectas melodías a través de los parlantes jugaban el papel de terapia en éste momento.

— Gia, ven aquí —

Elizabeth, mi hermana, se encuentra en el comedor rigurosamente concentrada en sus actividades escolares.

— ¿Qué sucede, Liz? —

— ¿Podrías ayudarme con esto, por favor? — pregunta amable, aunque con un filo suplicante. — No lo entiendo — completa con frustración, río por su expresión.

— Está bien —

Minutos después de explicarle paso a paso la solución a su problema matemático, la castaña da pequeños saltos de emoción por haber logrado comprender cada una de mis explicaciones.

— ¡Gracias, gracias, gracias! — exclama con la emoción a flor de piel. — Te amo — completa dedicándome un abrazo lleno de euforia.

— No es nada pequeña, también te amo — respondo dejando una leve caricia en su cabello, regresando nuevamente a mi computador. Al igual que mi hermana, disponía mi concentración en actividades universitarias.

Una vez di por finalizadas dichas actividades, mi computador se convirtió en el momento perfecto de distracción, llevándome a la búsqueda de nuevas canciones para mi playlist. Una canción en específico fue capaz de captar toda mi atención, no dudé en presionar el clic a aquella pequeña imagen titulada — "Who Are You? - Fifth Harmony" —.

Mi información sobre la banda era casi inexistente, no poseía más que vagos recuerdos de grandes eventos en premiación hacia estos artistas que observé en televisión. Aunque era consciente de mi fijación platónica hacia Camila Cabello, no conocía más que la chica estaba en una relación con quien entonces sería reconocido como Austin Mahone. En cuanto la pista fue reproducida, dedicando toda mi atención en ella, cada verso, cada melodía, cada ritmo fue capaz de llegar a lo más profundo de mis sentimientos.

¿Les ha sucedido escuchar una canción que toca su corazón sin razón alguna? Éste era uno de ésos casos.

— Liz — llamo, con ansias de que la castaña escuche la canción, más sin embargo pasados unos segundos ella no aparece. — Liz — exclamo nuevamente, cuidando no despertar a los demás ocupantes en la casa.

— ¿Qué sucede? — responde con tranquilidad bajando las escaleras.

— Quiero que escuches esto por favor — digo una vez está frente a mí, confundida asiente. Pasados unos minutos de la pista, decido bajar el volumen. — ¿No sentiste nada? — la curiosidad desbordando de mis palabras, ella niega.

— ¿Para esto me llamaste? — pregunta incrédula, aun conociendo las consecuencias de mi asentimientos, río cuando levanta su brazo dejando un leve golpe en mi hombro.

— Perdón, no quería asustarte — digo entre risas. — ¿De verdad no sentiste nada? — pregunto nuevamente, sin embargo, las continuas negaciones por su parte consiguen sacarme de órbita, hasta notar que intenta llamar mi atención.

— Gianna, te estoy hablando — reclama.

— Lo siento, estaba pensando — respondo alejándome del computador, tomando asiento.

— Entonces, ¿qué se supone que debí sentir? — pregunta con curiosidad.

— Tal vez experimentamos de manera diferente — respondo más para mí que para la chica sentada frente a mí.

— ¿A qué te refieres? — dice, notándose la confusión en su rostro.

— Quería que escucharas la canción para ver si como yo, sentías algo — explico, recordando los eventos pasados justo antes de que la castaña llegara a mi lado.

— ¿Y qué sentiste? — pregunta dedicando una vista fugaz a su celular.

— No lo sé con exactitud, fue extraño — mi expresión de desconcierto provoca una leve risa en ella.

— Tranquila Gia, a cualquiera puede sucederle, como a mí con mis amores platónicos — comenta suspirando cual enamorada.

— ¿One Direction? —

— Exacto querida hermana — responde con un guiño, niego repetidas veces por sus ocurrencias. — A propósito, ¿no son Fifth Harmony? — pregunta con genuina curiosidad, pues la chica nunca vio el nombre del artista.

— Así es — afirmo. — No conocía más canciones y acabo de descubrir que son geniales — comento, recordando que en múltiples oportunidades Elizabeth y yo escuchamos Worth It en distintos lugares, ella asiente aprobando mis palabras.

— Bueno, sólo fue eso, tranquila Gianna — dice dejando un beso en mi mejilla antes de perderse en la escaleras rumbo a su habitación.

Internet se encargó de robarme unas cuantas horas de sueño, encargándome de indagar de manera furtiva en cada una de mis redes sociales adjunto a la compañía de perfectas melodías. La curiosidad de conocer más sobre aquellas cinco chicas me llevó a una breve investigación además de escuchar otras de sus canciones, encontrándome a la mitad con una titulada — Sledgehammer —.

No dudé en hacer clic sobre la miniatura en la que se visualizaban las cinco integrantes de la banda.

Pasados unos minutos de la pista, entre débiles intentos de tararear el ritmo de ésta y observando cada una de las chicas, al llegar al puente de la canción que correspondía a Camila Cabello, el ritmo de mi corazón se tornó desenfrenado, sin razón alguna, con solo observar a la morena de ojos chocolates el nerviosismo en mi sistema se hizo presente de manera abrupta, congelando mis sentidos y enviando a mi cuerpo órdenes de transpiración desmedida. Al notar como escuchando la voz de aquella chica mi piel se eriza, aún sin poder creerlo, me dirijo a la cocina por un vaso de agua. Un intento fallido por ralentizar los latidos en mi pecho.

— ¿Qué haces, Gianna? — escucho la voz conocida a mis oídos, soltando el recipiente en mis manos debido a la inesperada aparición.

— ¡Maldición, Lisa! — exclamo llevando una de mis manos a mi pecho, en un intento de recuperar el aliento.

— Los modales Gia — señala la mujer frente a mí, suspiro. — Vine por agua y te encuentro aquí, deberías estar dormida — completa la oración mientras abre el refrigerador.

— Lo sé, estaba haciendo algunas cosas en mi computador —

— Entiendo — dice, escaneando mis actitudes con detención. — ¿Y por qué estás sudando? — pregunta con curiosidad, la mirada cautelosa de la mujer pone mis sentidos y nervios en alerta.

— Vine corriendo por agua — respondo, el nervio desbordando de mis palabras cuando intento evadir lo que en realidad provocó mi búsqueda en la cocina.

— Te creeré — dice con gracia. — Anda a dormir, tienes deberes temprano — finaliza regresando el vaso a su lugar después de lavarlo.

— Buenas noches Lisa — digo dedicándole un cálido abrazo. Realmente la apreciaba, como una madre más para mí.

— Igual para ti, cielo — responde dejando un casto beso en mi frente.

Una vez finalicé mis actividades y curiosidades en el computador, decidí apagarlo, dejando todo en perfecto orden antes de tomar rumbo a mi habitación, tomando un pequeño desvío al colarme en la habitación de mi hermana para una despedida fugaz. Observando fijamente el techo en mi habitación, recuerdos del evento pasado vienen a mí, causándome escalofríos al recordar la mirada de aquella morena, intentando buscar una explicación para mi reacción; minutos después dejándome llevar por una profunda oscuridad.   

Jugadas Del Destino © | Camila CabelloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora