Capítulo 23

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El delicado tacto en mi rostro poco a poco me despierta, sin abrir mis ojos puedo sentir la yema de los dedos de Camila recorriendo mis cejas haciendo un camino hasta mis mejillas y luego mis labios. Una suave carcajada escapa de mis labios con lo último, debido a las leves cosquillas.

— Bebé, despierta — susurra, no puedo evitar sonreír, así como no puedo evitar la emoción que me aborda por el reciente apodo utilizado. Adormilada, arrastro mi brazo alrededor de su cuerpo, acercando a la mujer hacía mí, pequeñas risas abandonan sus labios.

— No quiero despertar Camz — mi voz enronquecida cargada de pereza, escondo mi rostro en su cuello. — Quiero que nos quedemos aquí todo el día, abrazadas — confieso, alejándome un poco para abrir los ojos, cuidadosamente acostumbrándome a la nueva luz presente en la habitación.

— Gianna — dice risueña, mi vista rápidamente la examina.

        « ¡Pero qué preciosa está, por Dios! »

— Estás hermosa — revelo sin poder contenerme un segundo más.

— Calla — pide, bajando su vista en cuanto sus mejillas toman ése característico tono carmesí. Río levemente.

— Señorita Cabello, no es correcto que lleve ropa justo ahora — la diversión se filtra en mi voz, notando que trae puesta mi camisa junto a unas bragas color negro.

— ¿Ah, no? — su tono juguetón me roba una sonrisa justo antes de que deje un beso sobre mis labios. Las carcajadas se hacen presentes en ambas una vez que me abalanzo sobre la morena, dejándola bajo mi cuerpo.

— No, es completamente desagradable — mi voz se filtra en un fingido disgusto que provoca la sonrisa en medio del siguiente beso. — ¿Qué opina si nos deshacemos de esto? — sujeto con delicadeza el dobladillo de la camisa, el tono áspero en mi voz alertando sus sentidos, sus ojos vislumbrando lujuria, amor, deseo.

— Aunque eso me encantaría D' Amico, temo que no será posible — un suspiro escapa de sus labios, dejando leves caricias en mi cuello antes de besar delicadamente mis labios.

— Es una completa ofensa señorita Cabello — el dramatismo presente en mi voz ocasiona su risa. — ¿Puedo conocer el motivo? — pregunto, pequeños besos de mi parte plasmados en su rostro.

— Mis padres llegan hoy — la información consigue dejarme perpleja unos segundos.

— ¿De verdad? — cuestiono con ligero asombro, repasando las palabras en mi mente.

— Sí — afirma entre risas. — Tranquila casanova, todo estará bien — dice, y aunque su gesto muestra calma no proyecta la mía. Despacio mi cuerpo vuelve a estirarse sobre las sábanas. — ¿Qué te preocupa? — la curiosidad presente en su penetrante mirada no pasa desapercibida para mí, la timidez con la que sus dedos juegan con el dobladillo de la sábana en mi cadera delata sus intenciones de leer mis pensamientos.

— No lo sé, quizá conocer a tú padre — admito finalmente, la honestidad en mis palabras provoca su risa, su cabeza cayendo por completo en mi pecho justo antes de escalar sobre mi cuerpo.

— No debes preocuparte por eso, no es como si te interrogará — entre risas aún mantiene esa distinguida calma, acomodo un rebelde mechón detrás de su oreja mientras un suspiro escapa de mis labios.

— Camila, tus padres no tienen idea de mi condición — la frustración presente en mis acciones en cuanto mis manos aterrizan en mi rostro, provocan nostalgia en la morena.

— Ellos te amarán de la misma manera en que lo hago yo — sus caricias en mi mejilla brindan serenidad a mi cuerpo.

— Tus ojos chocolates me enamoran cada vez más — confieso, un delicado beso dándose a lugar mientras la morena sube sobre mi regazo. La inocencia del beso termina con la nueva intensidad aplicada por Camila, momentos después ocasionando la creciente erección bajo la suave tela blanca, presionando inevitablemente contra su intimidad.

Jugadas Del Destino © | Camila CabelloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora