39. Volverte a ver

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El vuelo desde Sydney a Japón tardaba aproximadamente 10 horas en arribar. Eran cerca de las 5 de la mañana cuando Jotaro lo abordó, por lo tanto, estaría llegando a eso de las 15 p.m, sin embargo debido a la diferencia horaria, en Japón serían las 13 horas. Era una buena hora para llegar y sorprender a Kakyoin, considerando que pasaba la mayor parte del tiempo en casa, saliendo exclusivamente para asuntos muy puntuales. Había hablado con él hace unas horas y el menor le dijo que no saldría de la casa ese día, así que todo iría de maravilla para Jotaro.

Una vez en el avión, el ojiazul dejó de lado cualquier cosa que tuviera que ver con su investigación y simplemente sacó su reproductor de música y se fue escuchando sus tonadas favoritas casi durante todo el trayecto (que era bastante largo a decir verdad). A ratos recordaba el triste rostro de su compañero de trabajo que lo había hecho reflexionar al respecto, agradeciéndole enormemente por ello. Le entristecía muchísmo el desenlace que tuvo su historia con su mujer... ahora comprendía el por que de su mirada tan melancólica, realmente le habría gustado poder hacer algo al respecto por él.

Pero no se podía.

Lo único que si tenía en claro es que no iba a permitir que le sucediera lo mismo con el menor, así que derechamente decidió no dejar que la investigación lo consumiera, y tal como le prometió antes de partir a Kakyoin, iría a visitarlo de ahora en adelante, mínimo, una vez al mes. Era una promesa que el mismo se había hecho.


(...)

El avión llegó un poco antes de lo esperado, estando en el aeropuerto de Tokio a eso del medio día. Había sido un viaje sumamente agotador, sin embargo valía la pena la espera, tan solo ver la sonrisa de Kakyoin en su rostro al verlo valía más que un millón de dólares en ese momento.

Tomó un transfer hasta su casa que no tardó demasiado en llegar, estaba sumamente ansioso de ver a Kakyoin, lo extrañaba tanto...

Se asomó por la ventana que daba a la habitación de ambos y vio al menor dormido encima del escritorio. Sonrió para si, probablemente se había quedado despierto hasta tarde haciendo alguna demanda o algo así.

Con mucha cautela entró por la puerta trasera, quería hacer el menor ruido posible. Su idea original era hacer una entrada bastante más ruidosa que implicara correr a abrazarlo y cosas por el estilo, sin embargo al verlo dormido pensó en dejarlo descansar y sorprenderlo una vez despertara.

Abrió la puerta de la habitación y tomó al menor entre sus brazos, el cual parecía estar tan cansado que ni siquiera se inmutó por ello.

—Oye, podría ser un asesino serial y tu no despiertas— comentó en voz alta el mayor, sabiendo que ni con ello despertaría a su amado.

Besó dulcemente sus labios aun cuando el beso no fuera correspondido por el pelirrojo. Lo necesitaba más que a nada en el mundo, sentir la suavidad y calidez de sus besos era una de las cosas que más extrañaba del menor.

—Mmmh...— escuchó como Kakyoin sonreía entre sueños —Jojo...

Kakyoin estaba soñando justamente con su amado Jotaro, el tenerlo tan lejos y pensar en él todo el día lo hacía soñar con él. Sintió una extraña calidez en sus labios cuando (en sus sueños) besaba al mayor, como si fuera un beso de verdad. Probablemente no lo fuera y cuando despertara se encontraría solo en la habitación, besando su almohada como acostumbraba a pasarle desde que Jotaro había partido. Sin embargo ese beso lo hizo sentir tan bien que, aun en sus sueños, lo continuó.

Cada uno de esos besos en específico se sintieron demasiado reales para el menor, no entendía por qué. Aquello era tan maravilloso que simplemente no quería despertar, mas sus sueños se vieron interrumpidos cuando la preocupación de terminar su trabajo frente a la computadora lo hizo abrir los ojos de golpe.

Now I know what love is (JJBA)Where stories live. Discover now