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Fue así como, después de la llegada de Jotaro, todo parecía volver rápidamente a la normalidad. Ya no habían más investigaciones que lo alejaran de su amado Kakyoin, podía disfrutarlo todo lo que quisiera.

No notaron lo rápido que pasaron dos meses desde que el pelirrojo rindiera su examen de la barra y de que Jotaro regresara a casa, el tiempo definitivamente se pasaba mucho más rápido estando juntos.

Durante ese tiempo, Kakyoin fue contactado por diversos sitios donde requerían sus servicios como abogado, tanto de empresas y estudios jurídicos como de personas individuales. En lo personal él prefería no pisar los tribunales ni menos litigar, así que solo se concentraba en hacer escrituras y esa clase de cosas, le entretenía bastante, además del hecho de que él manejaba sus tiempos, y no tenía que cumplir horarios en oficina y cosas así.
Jotaro, por su parte, estaba tomando un descanso después de aquellos meses fuera. Las jornadas en el extranjero fueron muy intensas, ahora solo quería estar en casa, disfrutar a Kakyoin y quizá después pensaría en buscar un trabajo que no le demandara viajar mucho... después de todo, sabía que ya era tiempo de establecerse de una vez por todas. Lo único que estaba en la mente del mayor ahora era vivir junto a su amado y formar una familia, no quería pensar en nada más.





(...)

Aquella noche Jotaro estaba bastante nervioso, pues sería una noche sumamente especial para ambos.
El día que volvió de EE.UU, hablaron la posibilidad de contraer matrimonio con Kakyoin, quien se veía sumamente entusiasmado ante ello. Jotaro también lo estaba, y finalmente hoy sería el día que se atrevería a decírselo.

Tenía todo preparado para sorprenderlo: irían a cenar al restaurant favorito de Kakyoin a eso de las 8 y después darían un paseo por el parque. Finalmente entrarían a un Starbucks, el mismo donde inició toda su historia (quería hacer algo simbólico). Beberían un café y ahí es donde se le declararía, entregándole un hermoso anillo que había comprado para él hace mucho tiempo.

Caminaba de un lado a otro por la casa pensando en cómo lo diría, y una vez que imaginó más o menos las palabras que usaría para conmover a su amado, subió a la habitación en busca de este para decirle que se arreglara para ir a cenar.

—Hola Jotaro— dijo el menor a través de una sonrisa al ver al mayor entrar en la habitación y recostarse a su lado. —¿todo bien?

—Quiero que te cambies y te pongas más atractivo de lo usual porque vamos a salir —comentó Jotaro, besando los labios del contrario.

—¿Ah si?— preguntó intrigado el pelirrojo, al tiempo que devoraba una y otra vez esos suaves labios que tanto adoraba —¿y donde iremos?

—Voy a invitarte a cenar, ¿qué dices? —el mayor lo observaba con mucha lujuria. Los besos de Kakyoin le daban a entender que lo que menos quería en ese momento era salir.

—Pensaba que sería mejor idea quedarnos aquí —rió y comenzó a besar el cuello de Jotaro, ante lo cual este último solo soltaba ligeros gemidos de placer.

Ambos se sumergieron de inmediato en desesperados besos que los hicieron caer de lleno en la amplia cama que compartían. Era increíble lo mucho que llegaban a necesitarse de un momento a otro, parecían jamás cansarse el uno del otro.

Aquella acalorada sesión de besos fue interrumpida por el sonido del celular de Jotaro, quien rió al igual que Kakyoin al ser frenados de pronto en tan comprometedora situación.

—Son los tipos de la investigación— comentó el mayor separándose de Kakyoin, con la respiración algo agitada.

—Contesta, debe ser algo importante— respondió Kakyoin, incorporándose en la cama al lado de Jotaro.

Now I know what love is (JJBA)Where stories live. Discover now