23. Inapropiado

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Aquel beso apenas le dio tiempo para reaccionar al menor, tampoco notó cuando Dio poco a poco se levantaba de su 'cama' y se recostaba a su lado, sin dejar de besarlo.
Si bien sus besos no se sentían nada mal, no eran lo mismo que los de Jotaro. No le hacían sentir esa corriente eléctrica o las llamadas 'mariposas' en el estómago. Definitivamente no era lo mismo

—Perdón...— dijo apenado el chico rubio separándose lentamente del menor. —n-no se que me pasó... yo...

—Descuida, fue un arrebato de los dos— el menor también se sentía apenado por lo ocurrido, sobre todo porque en algún momento del beso correspondió, más por seguir la corriente que por ganas de hacerlo.

—Kakyoin... te deseo tanto... —decía el rubio al tiempo que besaba lentamente el cuello del menor, haciéndolo estremecer.— sé que esto no está bien pero...— continuó sus acalorados besos hasta la parte visible del pecho del pelirrojo —pero...

Esta vez fue el menor quien no resistió la excitación del momento y besó de manera apasionada a Dio, buscando la lengua ajena y juntándola con la suya, haciéndolas chocar una y otra vez en un prolongado juego.

Dio comprendió que Kakyoin no quería palabras, quería acción. Procedió a desabrochar con desesperación los botones de su camisa, con el objetivo de lamer y succionar los deliciosos pezones del menor. Lentamente introdujo su mano por debajo de los pantalones del pelirrojo, acariciando de manera impetuosa su húmedo miembro, haciéndolo soltar sonoros gemidos, para posteriormente desprenderse de toda prenda de ropa que le quedara en el cuerpo, tanto a él como a Kakyoin.

Kakyoin debía admitirlo: Dio era bastante más experto que Jotaro en esos temas, y era obvio que lo disfrutaba... sin embargo no podía dejar de pensar en algo. A pesar de que jamás quedó claro si él y Jotaro eran algo más que 'amigos', y del repentino distanciamiento del mayor, no podía dejar de sentir que le estaba siendo infiel.
Era un pensamiento estúpido, el mismo lo creía, osea, ¿cómo podía serle infiel si no eran nada? ahora más que nunca se notaba la lejanía que tenían uno del otro (no por su culpa precisamente), pero aun así era algo que no dejaba de hacerle ruido. En cierto sentido, había dejado que las cosas llegaran hasta ese punto porque se sentía solo, extrañaba las caricias y la atención que en algún momento le prestó Jotaro, y sentir ese tipo de contacto con alguien tan experimentado como Dio le era muy placentero.

Las caricias de Dio se hacían cada vez más intensas, eran realmente excitante. Sintió como de pronto el miembro del contrario entraba lentamente en sus entrañas, y le embestía de manera fuerte y acalorada, algo que le hizo sentir demasiado placer.

No pasó mucho tiempo más hasta que debido a las reiteradas estocadas por parte del rubio llegara hasta su punto de máximo placer, terminando a través de un prolongado gemido, casi al mismo tiempo que Dio.
Sin decir palabra alguna, el de ojos anaranjados volvió a besar a Kakyoin (ya no tan apasionadamente) y acto seguido volvió a recostarse en el futón que había instalado al lado de su cama.

Kakyoin se levantó al baño con el objetivo de limpiar 'los restos' de aquel líquido blanquecino que había derramado en su abdomen, para luego colocarse su pijama y recostarse nuevamente.

—D-Dio?— el menor creyó pertinente hablar de lo que había pasado, sin embargo no obtuvo respuesta por parte del rubio, se había quedado profundamente dormido.

En cierto sentido agradeció que Dio durmiera, pues luego de meditarlo mejor unos segundos, le parecía un tanto vergonzoso hablar de lo ocurrido.

Apagó la luz del velador y se acomodó en la cama para dormir. Estaba bastante cansado, mas la sensación de culpa no lo dejaba en paz.
Sentía que debía decirle a Jotaro lo sucedido, pero a la vez, sentía que no le debía explicación alguna. El mayor se estaba comportando de una manera bastante infantil, negándole prácticamente todo contacto con él, no tendría por qué guardarle respeto alguno. Sin embargo lo hacía. Aunque 'nada' los unía en la práctica su corazón latía por el ojiazul, tanto que en algún momento de la acalorada jornada con Dio llegó a imaginar que era él quien lo tocaba. Respecto a eso último, pensó que quizá para Dio había sido algo similar... hace un rato le había comentado lo mucho que se parecía a su hermanastro del cual estaba enamorado, no descartaba que durante su 'sesión de estudio de madrugada' el rubio hubiera imaginado a Jonathan en lugar de él.

Now I know what love is (JJBA)Where stories live. Discover now