—No, la verdad no lo dijeron— respondió el francés sin entender el repentino interés por saber el cine al que irían, al parecer no había captado aun cuales eran las intenciones de Jotaro.

—¿Tienes algo que hacer en la tarde?el ojiazul ya se estaba imaginando todo un plan en su cabeza, y necesitaría la colaboración de Polnareff.

—Estudiar para los exámenes, aparte de eso nada, ¿por qué?— el albino seguía sin entender nada.

Porque tu y yo iremos al cine.

Jotaro explicó su plan de acción que básicamente consistía en seguir a Dio y Kakyoin hasta el cine, e interceptarlos en algún punto de la noche.
El francés tenía la misión de espiar todos los movimientos de Kakyoin hasta que saliera rumbo a su cita con Dio, lo cual era un poco difícil considerando que él estaba en su casa y Kakyoin seguramente seguía estudiando en la universidad.
Sin saber qué más hacer, inventó la excusa más ridícula para averiguar donde se encontraba el pelirrojo. Poco después, tomó su celular y lo llamó, pensando para sí: 'las cosas que tengo que hacer por ti, Jotaro'

—¿Hola?— escuchó la voz del pelirrojo desde la otra línea.

—¡Hola Kakyoin! soy Polnareff, ¿cómo estás?

Bien... ¿y tú?— al menor le parecía bastante extraña la llamada del francés, apenas lo había visto hace unas horas atrás y no era alguien que usualmente lo llamara.

—¡Très bien merci! oye, ¿estás en la universidad aún?

No, estoy en mi casa, me preparo para salir con Dioel menor sabia que Polnareff había presenciado la invitación, no tenía por qué ocultarlo.— ¿por qué? ¿pasa algo?

—No, sólo quería saber si era posible pedirte unos apuntes de Derecho Procesal, los míos son horribles— genial, tenía la excusa perfecta, solo faltaba que Kakyoin dijera que sí.

—¡Sí! claro, ¿los necesitas muy urgente?

—Un poco, planeo quedarme estudiando toda la noche... —rió nervioso. Era más que obvio que eso era una mentira, pero tenía que hacer creíble su repentino interés por sus apuntes.

Mira, si vienes ahora a mi casa puedo pasártelos, saldré en media hora.

—¡Parfait! voy enseguida, muchas gracias.

Tan pronto como colgó con Kakyoin, Polnareff llamó de inmediato a Jotaro, diciéndole que se juntaran lo antes posible cerca de la casa de Kakyoin. Como el francés tenía auto, llegó mucho más rápido que Jotaro, dejando estacionado su auto unas cuadras atrás de la casa del menor, cosa de que cuando este partiera rumbo al cine, no notara que lo estaban siguiendo. Era lo más psicópata que había hecho jamás.

—Gracias por los apuntes, Kakyoin. Te los devolveré mañana temprano— dijo el francés recibiendo amablemente el cuaderno de Kakyoin.

—Está bien, ¡suerte con el estudio!— respondió el pelirrojo con una sonrisa inocente, no sospechaba en lo más mínimo de los macabros planes de Jotaro.

—Y tú pásala bien en el cine.

Corrió de vuelta a su auto donde le esperaba Jotaro, quien había llegado en taxi un par de minutos atrás. Ambos se subieron a este, esperando por el momento en que Kakyoin saliera de su casa, mientras prendían un cigarrillo para relajarse un poco.
Cerca de 10 minutos después de estar ahí sentados sin hacer nada, divisaron a la distancia un 'punto' rojo saliendo de una casa. Era Kakyoin, su cabello era inconfundible. Lo vieron tomar un bus cercano a su casa y partir rumbo al cine, destino que ellos seguirían como si de una persecución criminal se tratara.

Esperaron a que el menor se bajara del bus y entrara al cine para poder estacionar el auto, y una vez hecho esto, se bajaron ellos del vehículo y siguieron los pasos del menor, manteniendo siempre una distancia prudente.
Se ocultaron tras unas pancartas de estrenos de nuevas películas a penas divisaron a Dio y Kakyoin juntos, desde luego escuchando su conversación y averiguando qué opción de película tomarían.

La película elegida por los jóvenes no era nueva, de hecho era de esas típicas jornadas de cine donde reproducen los 'clásicos de todos los tiempos', algo bastante aburrido para pensamiento de Jotaro.

—Al menos no escogió una romántica— susurraba divertido Polnareff a Jotaro, quien en respuesta le dio un codazo en las costillas.

Como era de esperarse, una vez que los primeros compraran sus entradas, el francés pidió a la cajera lo mismo que los otros chicos, consultándole primero qué asientos habían escogido estos, cosa de buscar unos no tan lejanos a ellos, pero lo suficientemente cerca para espiarlos. La chica que vendía las entradas se sorprendió un poco ante la petición del francés, el cual utilizó como excusa el hecho de que 'eran sus mejores amigos que no los veían hace un tiempo y querían sorprenderlos a la salida'.

Nuevamente se ocultaron a la espera de que el rubio y el pelirrojo compraran las típicas golosinas para la película: palomitas, refrescos y uno que otro dulce. Esperaron a que ellos entraran en la sala para entrar también, sujetando ambos los abundantes paquetes de golosinas que habían pedido sobre sus cabezas, cosa de que Dio ni Kakyoin pudieran reconocerlos de pasar a su lado.

La película duró alrededor de 2 horas, como todo buen clásico, dos horas en las que Jotaro estuvo al pendiente de todos los movimientos de Dio, sin disfrutar en lo más mínimo la película.

Salieron de la sala a eso de las 21.30 de la sala, y tanto Polnareff como Jotaro se quedaron esperando cerca mientras Dio y Kakyoin comentaban la película.

—¿No te aburrió mucho?— preguntó Dio preocupado de que Kakyoin no hubiera disfrutado tanto la función como él.

—Para nada, me gustó. Gracias por la invitación— respondió el menor a través de una sonrisa, realmente había disfrutado la función.

—Quizá podríamos venir otro día, ¿qué opinas?— preguntó observando a Kakyoin.

—¡Seguro! suena bien.

Jotaro estaba escuchando toda la conversación que tenían ellos dos, y no pudo evitar enfurecerse al oír que Dio le proponía salir nuevamente a Kakyoin. Polnareff tenía razón, era más que obvio que ese tipo tenía intenciones con su amado, y no estaba dispuesto a que esa situación continuara.
Con esfuerzos fallidos por parte de Polnareff de detenerlo, avanzó a paso rápido hacia los dos chicos, sin pensar obviamente en qué decir más que hacer notar su presencia.

—Oye... ¿qué ese de ahí no es Jotaro?— preguntó Dio al ver al mayor caminar hacia ellos, lo que hizo voltear automáticamente al pelirrojo.

Now I know what love is (JJBA)Where stories live. Discover now