Daba una y otra vuelta en la cama sin lograr conciliar el sueño, absorto en todos esos pensamientos.

¿Por qué había accedido a acostarse con Dio? ¿por venganza? ¿despecho? la verdad ni el mismo estaba seguro del por qué lo hizo, pero el hecho es que había pasado y debía lidiar con ello. No estaba seguro de si se lo contaría a Jotaro en algún momento, pues como iban marchando las cosas, era más probable iniciar una nueva relación que retomar el diálogo con el mayor.

Revisó la hora en su celular y vio que eran cerca de las 3.30, sería mejor dejar de pensar en tantas cosas y dormir un poco. Había sido un día largo con una noche fuera de lo común, merecía descansar aunque fuera un poco para estar más o menos despierto al día siguiente.

(...)

El despertador sonó un par de veces antes de que el pelirrojo despertara por completo, había dormido menos de 6 horas y no se encontraba listo para levantarse aun. Observó la cama contraria sin encontrar a nadie en ella, así que asumió que Dio ya se había levantado.

Tomó una ducha corta para no atrasar al rubio y se dirigió a buscar sus cosas que habían quedado en el comedor. Se encontró con Dio que estaba sirviendo el desayuno, algo no muy abundante en realidad.

—Buenos días— dijo amablemente Dio al tiempo que servía dos tazas de café —¿dormiste bien?

—Sí, gracias— al menor le costaba mantener una conversación 'normal' después de lo ocurrido la noche anterior, le sorprendía un poco que Dio estuviera tan calmado. —¿y tú?

—Bien— pudo notar como se ruborizaba un poco, seguramente recordando lo que pasó.

Ambos tomaron asiento y se dispusieron a desayunar. Pasaron al menos 5 minutos en los que ninguno dijo nada, parecían estar algo incómodos.

—Oye, Dio...— finalmente Kakyoin decidió romper el silencio —sobre lo de anoche...

—No te preocupes, Kakyoin. No pretendo que vuelva a repetirse si es lo que te aproblema— tomó algo de aire y luego continuó —fue... algo desesperado... extrañaba a Jonathan y al tenerte a ti tan cerca... bueno... m-me hizo perder el control —bajó la mirada un par de segundos y luego volvió la vista a Kakyoin— no volverá a pasar, ¿sí?

Kakyoin asintió con la cabeza y comenzó a sentirse mucho más tranquilo. Le alegraba que Dio no quisiera seguir teniendo esa clase de encuentros con él, y no porque no le hubiese gustado lo vivido la noche pasada, sino porque sabía que no era lo correcto.
Ambos trataban de sacarse un dolor del corazón, y no creía que fuera la manera de hacerlo.

Una vez terminado el desayuno, ambos chicos partieron rumbo a la universidad. Dio se despidió de Kakyoin en la entrada y partió rumbo a dar su examen, el que para su mala suerte, era oral.
El pelirrojo por su parte fue directo a la biblioteca a estudiar un poco para sus exámenes, necesitaba mucha concentración para lograrlo.

(...)

No estaba seguro de cuanto tiempo pasó, pero lo que si sabía es que ni cuenta se dio cuando se quedó dormido sobre sus apuntes. El haber dormido tan poco la noche anterior le había pasado la cuenta, así que decidió salir en busca de un café para despertar de una vez por todas.
En el trayecto de vuelta hacia la biblioteca y con un café en mano, Kakyoin fue interceptado por Polnareff, quien lo saludó amistosamente.

—Oi Kakyoin, tienes unas ojeras enormes... ¿estás bien?— Polnareff quería sacar la mayor cantidad de información posible al pelirrojo. Sabía que había pasado la noche con Dio, y la curiosidad de saber si esas ojeras eran por el excesivo estudio o por otra cosa le estaban matando.

—S-si... es que... nos quedamos estudiando hasta tarde— no era bueno mintiendo, eso lo sabía, pero de ninguna manera revelaría lo que en realidad pasó.

—Ya veo, ya veo...— dijo el francés sujetando su barbilla, arrojándole al pelirrojo una mirada de 'sospecha' frente a lo que acababa de decirle. Esto puso sumamente incómodo a Kakyoin, era obvio que Polnareff no era tonto, no esperaba que le creyera su fea mentira, por más real que fuera. Claro, podrían haberse quedado estudiando toda la noche, pero de ser así no habría respondido de manera tan incómoda a la pregunta del albino.

Antes de que pudiera pronunciar alguna palabra en señal de respuesta a las observaciones de Polnareff, Kakyoin divisó a la distancia que Dio corría en su dirección, con una enorme sonrisa en el rostro.

—¡KAKYOIN!— gritaba el chico que se aproximaba cada vez más a ellos. —¡aprobé! ¡aprobé mi examen!

—¿¡De verdad?!— al menor le hacía muy feliz haber ayudado a Dio, se notaba por su rostro lo contento que estaba.

—Sí, de verdad gracias— dijo al tiempo que daba un abrazo amistoso al pelirrojo. —te recompensaré, lo prometo

—No es necesario Dio, lo hice con mucho gusto..

—De todas maneras quiero hacerlo— dijo sonriente el chico de ojos anaranjados. —¿qué te parece si vamos al cine en la noche? tengo entradas para el estreno de una película que están anunciando de hace tiempo, o no sé, la que elijas. Planeaba ir en algún momento en el pasado, pero no tenía con quien

Aunque Kakyoin no tenía muchas ganas de salir debido al cansancio que sentía, no quería decepcionar a Dio que se veía tan entusiasmado con la idea de salir con él, así que terminó aceptando la invitación.

Polnareff había presenciado todo lo ocurrido entre Kakyoin y Dio, y no podía esperar para que Jotaro se enterara de lo bien que se llevaba su amado pelirrojo con el nuevo chico de intercambio. Quizá si le contaba eso, el mayor reaccionaría de una vez por todas.

Now I know what love is (JJBA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora