11. Un día juntos

Comincia dall'inizio
                                    

—Polnareff acaba de llamarme. No podrá venir— comentó Jotaro sosteniendo su teléfono en la mano con una mirada un tanto molesta.

—¿Qué le pasó?— no estaba de más preguntarle, quizá se encontraba en problemas.

—Dijo que tenía que salir a hacer unas compras con su mamá— respondió él, haciendo notar su enojo.

—¿Y qué tiene eso de malo?— pregunté confundido, no veía razón por la cual se encontraba así de enervado.

—Nada, son solo excusas.

—¿Excusas para qué?— seguía sin entender a qué se refería Jotaro, nunca me he caracterizado por entender los mensajes de manera rápida.

—Para dejarnos a ti y a mi a sol... olvídalo. Mejor vamos a comer.

—Ok...— respondí aun en estado de confusión, sin darle mayor importancia al asunto.

(...)

Las pizzas que comimos estaban bastante ricas, jamás había probado la pizza con piña, y debo decir que me gustó mucho. La combinación de piña con pepperoni y tocino le daba un sabor excepcional a nuestro almuerzo, más aun si estaba en compañía de Jotaro.

Una vez terminada la comida, Jotaro me guió de vuelta a su habitación. Cuando entré a dejar mis cosas no logré contemplarla en su totalidad. Era considerablemente más grande que la mía, y tenía un televisor gigante con un excelente equipo de sonido, ideal para esas largas tardes de video juegos.

—¿Quieres jugar algo?— preguntó él al tiempo que se agachaba para buscar algún juego entre su gran colección.

—¡Seguro!

No me fijé cuanto rato estuvimos jugando, la verdad es que una vez que entraba en el mundo de los video juegos era difícil sacarme.
Sólo atiné a detenerme un momento cuando Jotaro se levantó de su lugar de manera repentina.

—¿Estás bien?— pregunté observando a Jotaro.

—Si, es solo que me bajó un poco el sueño... ¿te molesta si duermo un rato?

—Para nada, descansa.

Después de jugar todos esos video juegos y luego de un abundante almuerzo, Jotaro se veía un poco cansado y con justa razón, así que se recostó en su cama a dormir un poco mientras yo veía televisión en el sofá de su habitación, ya que no me apetecía jugar solo.

Lo observé por un par de minutos, pude notar que se manifestaba con ligeros ronquidos en el ambiente. Debo decir que se veía algo tierno considerando la faceta de "chico rudo" que siempre trata de mostrar, tan indefenso como un niño a cualquier cosa en ese momento.

(...)

No encontré nada muy novedoso en la televisión a pesar de que había una amplia gama de canales para escoger, así que perdí bastante tiempo cambiando entre uno y otro canal. Habían pasado un par de minutos de estar en eso cuando escuché una vibración lejana, como si de un teléfono se tratara.

Toqué mi bolsillo para comprobar que no se tratara de mi teléfono, debía ser el de Jotaro. Seguramente lo estaba llamando su madre para saber como se encontraba, era lo lógico considerando que lo había dejado sólo en casa, sin embargo él parecía no inmutarse ante el ruido que provocaba su teléfono.

—Jotaro...— dije de manera casi inaudible sin obtener respuesta. —Jotaro, despierta.

Intenté decir su nombre un par de veces sin obtener reacción alguna, así que opté por buscar el teléfono en la habitación, mas no lograba dar con él.

Lo busqué por todos los lugares posibles donde podría haberlo dejado (en el escritorio, en sus estantes, en las repisas), pero no lo encontré. Iba a intentar despertarlo nuevamente, pero esta vez moviéndolo un poco para advertirle que su teléfono estaba sonando, hasta que al acercarme a él, me di cuenta que el sonido de la vibración se hacía más fuerte cada vez, probablemente se encontraba en su cama.

—Jotaro, ¡tu celular!

Vaya sueño pesado que tenía, ¡no despertaba con nada! con cuidado de no despertarlo deslicé mi mano por debajo de su torso para verificar que no se había dormido encima de su teléfono, hasta que caí en cuenta de algo.

La vibración definitivamente provenía del cuerpo de Jotaro, lo que significaba que sí o sí estaba guardado en alguna parte. Lo más lógico es pensar que estuviese en alguno de sus bolsillos, quizá en su chaqueta o en su pantal... mierda.

Inmiscuir en su pantalón significaba tener que tocar su parte delantera o trasera, lo cual si bien me tenía bastante tentado desde hace un largo tiempo, no me sentía con la confianza de hacerlo, al menos no aun, y menos si Jotaro estaba dormido.

—Jotaro, carajo, ¡despierta!

El vibrar de su teléfono me tenía desesperado, necesitaba callarlo de alguna manera. Bajé la mirada hacia la parte baja de Jotaro, divisando finalmente un bulto cuadrado en uno de sus costados. ¿Cómo rayos no lo sentía vibrar?

Había tratado de despertarlo muchas veces y nada funcionaba, y para mi mala suerte, su teléfono se encontraba del lado contrario de mí, dando hacia la pared, lo cual habría estado bien de no haber sido porque...

Bueno, ehm...

Es normal que cuando duermes a veces... ya sabes, pasan esas cosas ahí abajo que están... más "levantadas" de lo usual... ¿me explico?

Demonios

¿Cómo le hacía para pasar mi mano por ahí sin rozar su enorme... ¡mierda! ni siquiera puedo decirlo, me siento tan avergonzado ante esta situación.

Sin más alternativa, opté por cerrar los ojos y que pasara lo que tenía que pasar, pues tanta insistencia en el teléfono me hacia pensar que se trataba de algo grave.

—No sabes cuanto te estoy odiando en este momento, Jotaro...— dije al tiempo que tragaba saliva y aproximaba mi mano a su bolsillo, esto me estaba poniendo más nervioso de lo que debería.

Now I know what love is (JJBA)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora