Cuarenta y ocho horas

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-Pero no fue culpa tuya.

-Tú tampoco tuviste culpa alguna. Son cosas que se escapan de nuestras manos, nadie nunca imaginó que eso pasaría pero de lo que sí estaban seguros era de que su hija venía en camino y que algún día crecería y sería una elfa hermosa, fuerte, guerrera, noble y muchas cosas más.

"Sé que has sufrido mucho, que has pasado por momentos muy dolorosos a lo largo de tu vida y me duele no poder cambiar aquello, pero ¿sabes? Haré todo lo que sea necesario para hacerte feliz todos los días de nuestras vidas. Me emociona muchísimo la idea de saber que llegaremos a ser uno solo. Mi capitana, yo viviré por hacerte el ser más feliz de Arda.

-Legolas, te amo tanto -dije al borde del llanto.

Me abrazó y sentí su protección.

-No quiero que vuelvas a tener esos pensamientos negativos, por favor.

-Me esforzaré.

-Ahora debes desayunar, voy a pedirle a una elfa que te traiga el desayuno a la cama.

-No es necesario. Legolas no, ¡vuelve aquí!

Fue imposible, en dos segundos ya estaba afuera solicitando que se trajera un banquete a mi habitación, qué vergüenza.

-Buen día Corëd, podrías por favor traer un gran desayuno para la princesa Tauriel.

-En seguida mi señor.

Legolas cierra la puerta y regresa su mirada inocente hacia mí.

-Te dije que no era necesario -cruzo mis brazos fingiendo enojo.

-Mi prometida debe alimentarse bien.

-Mi primitidi dibi ilimintirsi bin -me burlo.

-¿Qué has dicho?

-¿Quí his dichi? -empiezo a reír a carcajadas.

-Vaya vaya Tauriel, así que quieres jugar ¿eh? -me lanza una mirada perversa.

Muerdo mi labio inferior sonriendo provocativamente. Legolas se lanza a la cama y me toma prisionera de sus cosquillas, me ahogo de la risa. Sus traviesas manos se concentran en mi abdomen provocándome risas desenfrenadas. No me quedo atrás y contraataco.

La risa de Legolas es como música para mis oídos. En medio de las risotadas pienso en que es el único y verdadero amor para toda mi vida ¡lo amo demasiado!

NARRADORA POV

-¿Para quién es esa bandeja de comida? -pregunta colocándose en el camino de la elfa.

-Para la princesa Tauriel -responde Corëd.

-Déjame llevárselo.

-No te preocupes, sí puedo.

-Por favor, quiero llevárselo. No tengo ningún problema, sé dónde es su habitación -sonríe.

-De acuerdo -Corëd le entrega de mala gana la bandeja con el desayuno para Tauriel.

Ella sube hasta llegar al pasillo real hasta situarse frente a la puerta de la recámara de la pelirroja. Acerca su oído a la madera y lo que escucha le enfurece. Risas y más risas tanto de Legolas como de Tauriel.

-¿No te han dicho que es de mala educación escuchar tras las puertas? -oye desde atrás.

-¿No te han dicho que es de mala educación meterte en la vida de los demás? -responde.

-Mira Naerilia, no sé quién rayos te crees que eres ni qué es lo que estás planeando en tu retorcida mente pero lo que sí sé es que si te llegas a meter con la princesa, o peor aún con el príncipe Legolas las pagarás muy caro.

Tauriel, Hija del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora