Capítulo 21. En la oscuridad.

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  —¡¿Cómo que no, con todas las veces que ha intentado mancillarme?! —su voz fue casi femenina al igual que su gesto de abrazarse a sí mismo—. ¡Créeme, él quiere lo mismo de todas! —Sarah quedó por un segundo pasmada y, luego, rió más fuerte junto a él—. Bueno, ahora me voy. Tu cuarto es muy bonito, pero, este fey necesita más espacio. ¡Nos vemos! —Desapareció sin más. Y Sarah suspiró. ¡Feys! ¡¿Y cómo ella podía reír de esa broma, cuando ella SÍ estaba cerca de esa situación?! Suspiró rendida. ¿Qué podía hacer ahora?


  A la hora de comenzar el almuerzo, otra vez, el rey estaba ausente. Alin y Conrad se miraron cómplices, calculando dónde y a quién estaría torturando el "cruel tirano". Erwin, disimuladamente espió de soslayo a sus hijos y ocultó una sonrisa, seguro de que no pudieron resistirse.


  Sarah escondió todo lo que le habían traído en el rincón más oscuro del cuarto. Sorprendida por la memoria de la graciosa actuación de Conrad sonrió. Ese sí que parecía ser un caso perdido, no podía imaginarlo serio ni siquiera una vez. Bueno... quizás, sí debió haberlo estado cuando su hermana estaba en peligro en las manos de la familia de su ahora esposo...

  En el oubliette, comenzó a filtrarse una conocida fragancia que la hacía temblar, soñar y... ¡La lámpara! Corrió hacia ella y la tocó consiguiendo apagar la luz, luego, se corrió hacia el rincón contrario y se sentó tratando de mostrarse frustrada.

  —Hola, mi mascota —oyó la sarcástica y sugestiva voz y, de inmediato, se puso de pie con la vista en el lugar de dónde provino el sonido. Por mucho que la inesperada ayuda le causara satisfacción, él todavía tenía ese poder sobre ella. ¡No!, se reprendió. ¡No, Sarah, él no tiene poder sobre ti! ¡Nunca! Él finalmente se dejó ver, avanzando con las manos en la cintura y su capa de cuello alto cayendo hacia los lados de sus brazos.

  —¡Yo no soy tu mascota, Rey Goblin! ¡Tengo nombre!

  —Sí, lo sé, "mi" Sarah. —Ya frente a ella, se inclinó para igualar su altura—. ¿Dime, conejita... has pensado mejor las cosas?

  —Sí —se mostró desafiante pese a que su corazón latía con fiereza. Jareth elevó una ceja divertido.

  —¿Realmente? ¿Y... qué vas a hacer? —cuestionó mirándola con intensidad.

  —¿Hacer con qué?

  —Con mi paciencia, Sarah. Del resto... me encargo yo. —Sonrió con desvergüenza mirando sus labios. Sarah sintió un escalofrío recorrer su columna.

  —Yo no puedo hacer nada con tu paciencia.

  —Oh, veo. ¿Lo quieres todo, entonces? —susurró sujetándola de la cintura para traerla a su cuerpo.

  —¡No quiero nada de ti! —Trató de luchar para liberarse. Él parecía no darse por enterado.

  —¿Segura de eso? —Aferró su barbilla y descendió su cabeza; ella continuaba peleando. Sus labios besaron su sien hasta alcanzar su oreja, donde murmuró con su sedosa voz—. Sarah... —pronunció su nombre en una especie de ronroneo que tuvo en ella el alcance deseado—. Sarah, si gustas, puedo enseñarte amablemente cuánto necesitas de mí, mi amor... —La muchacha cerró los ojos, incapaz de luchar contra esos labios que depositaban cálidos besos sobre su cuello y sus hombros.

  —Detente... —ella musitó al sentir su pequeño mordisco en el cuello y el camino de vuelta hacia su oreja para capturar su lóbulo entre sus dientes y repetir la acción—. Po... por favor...

  —"'Di las palabras correctas', el goblin dijo" —murmuró divertido antes de succionar su presa—. Mh... —Dejó escapar un gemido que sólo consiguió debilitarla más—. Podría estar años, así, Sarah mía... Contigo... —Se apoderó de sus labios y la besó con pasión, que fue respondida con cierta inseguridad, pero, con la misma apetencia. Él la elevó trayéndole más hacia sí, liberando su cintura por un segundo, en el cual él descendió, al igual que su mano, para capturarla de nuevo. Sarah no pudo evitar el asombro en sus enormes ojos verdes ante el pequeño brinco entre sus brazos y su mirada se amplió, aún más, al advertir dónde estaba su mano para poder sostenerla a esa altura y se sonrojó. Pero, eso le ayudó a romper el momento de ímpetu.

Dulce como un durazno.Kde žijí příběhy. Začni objevovat