Capítulo 28: Momentos mágicos.

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—Dime lo que quieras, por ti todo lo haría.

Ella sonríe divertida y sus ojos me advierten que deje de ser tan cursi, pero nada más soy yo y ella debe aguantarlo.

—Esto es para ti  —digo, extendiéndole una caja que lleva dentro algo que recién he comprado para ella—. Supe que era para ti en cuanto lo miré, decía "Cristina" en letras mayúsculas y me gritó que lo comprara por dos largos y angustiantes segundos hasta que decidí tomarlo para ti.

Ella me mira divertidamente expectante.

 —No tenías que comprar nada...

 —Cállate y toma el regalo  —ordeno sujetando sus manos para colocar la caja con moño sobre ellas—. Ábrelo, quiero ver tu reacción.

Ella se burla, seguramente piensa que será un obsequio sin sentido como un dulce o una servilleta sucia porque claro que es algo que puedo hacer gustoso, pero no lo es. Y cuando ella lo descubre, su sonrisa se esfuma, abriendo paso a esa mirada repleta de asombro que apenas voy descubriendo cuanto me fascina.

 —¿Cómo...?

 Me encojo de hombros, sin poder evitar guardar la sonrisa de satisfacción que me causa el comprobar que he acertado, tal como lo preví.

 —Es tu esencia, ¿cómo no podría?

Es un charm más para su pulsera, pero no es cualquier charm. Incluye una concha rosa que para mí significa el mar en su color favorito, una perla que sin duda es el tesoro que la representa, y una "C" que pedí que le agregaran. No tengo que explicar eso, es obvio el significado.

 —La letra "C" es por chimoltrufia.

Su agradecimiento se muestra cuando sus brazos me envuelven con fuerza y siento que el aire me empieza a faltar. Me tomó desprevenido, pero creo que puedo morir felizmente asfixiado mientras sea así... entre los brazos de una chimoltrufia especial.

 —Lach, te voy a decir algo y quiero que te lo metas muy dentro de la cabeza...  —dijo y pude tomar disimuladamente una gran bocanada de aire cuando se alejó un poco de mí. Sus bonitos ojos me miraron y, demonios, demoré más en tomar aire que en regresar a quedarme sin una gota de aliento—.Oficialmente has dejado de ser un gusto culposo, te has convertido en el amor de mi vida, y vida solo tengo una, así que nunca me faltes porque otro amor como el tuyo no encontraré jamás.

 —Tu discurso estuvo excelente, excepto por esa parte del gusto culposo. Por fin lo estaba olvidando y me lo has vuelto a recordar  —suelto de juego y ella me desaprueba con la mirada.

 —Me acabas de llamar chimoltrufia, así que estamos a mano.

 Sonrío. 

Una de mis manos viaja hacia su cintura para acercarla hacia mí de un suave tirón, la otra acaricia lentamente su mejilla mientas me pierdo en el precioso color de sus ojos.

 —Creo que siento por ti... yo, creo que yo... 

Su dentadura se asoma en medio de una sonrisa, está segura de lo que trato de decirle, pero aún así espera ingenuamente a que mi cabeza haga las conexiones necesarias para poder pronunciarlo en voz alta. 

No sucederá, Cris. 

 —¿Lach?

 —Lo siento, es como si fuera un disléxico leyendo lo que intento decirte.

Ella ríe.

 —¿En serio?  —se atreve a preguntar divertida.

 —Te lo prometo.

 —¿Por qué?  —pregunta cruelmente.

Me está haciendo sufrir y le encanta, su felicidad es genuina.

 —Porque usted me pone cabronamente nervioso,  su majestad—confieso honesto.

 —¿Empezarás a llamarme así de nuevo?  —reclama entre risas, escondiéndose en mi pecho gracias al tierno abrazo de niña que me obsequia —. No puedes hacerlo, mejor di lo que intentas decirme porque en verdad quiero escucharlo.  —Termina y me mira hacia arriba con un puchero adorable.

 — Creo que amo yo te  —suelto a propósito, a sabiendas de que lo entenderá.

Ella se mantiene en silencio. Simplemente me observa hasta que sus mejillas empiezan a cobrar color lentamente y su sonrisa aparece de poco en poco, enchinando sus ojos.

 —También amo yo te  —me responde en compañía de una sonrisa traviesa.

Para ser honesto, pensé que este momento se daría en medio del océano o frente a un atardecer. Pude haber esperado y buscar el lugar oportuno, pero al carajo la espera y los tiempos perfectos. ¿Qué tal si me arroya un camión al salir de la plaza? Definitivamente, creo fielmente en que debemos hacer las cosas en la primera oportunidad porque no hay seguridad de que la vida te de una segunda, o una tercera. Triste, pero real. Las cosas no siempre saldrán como quieres y está bien, lo importante es disfrutarlo, a pesar de todo.

Pero me quedo con lo más importante.

Siento amor por Cristina.

Y se lo digo.


Continuará.

Quedan dos capítulos más!!!



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