Capítulo 23: Hoy no.

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El día que no quería que llegara, empieza a las 12:00 a.m.

Suelto un fuerte suspiro mientras me recuesto sobre la ventana de mi habitación, enfocando la luna. Desde que mamá no está conmigo, he imaginado que se encuentra ahí, danzando libremente su tan preciado ballet que adoraba y bailó hasta el fin de sus días.

—Felicidades —digo con una triste sonrisa—. Has cumplido otro año lejos de nosotros.

Me mantengo en silencio, apretando los labios con fuerza y mirando hacia arriba para evitar que caigan las lágrimas que se acumulan en mis ojos.

Quiero ser fuerte, pero pensar y repensar me hace desear no estar aquí. Me hace querer vengarme de mí misma y yo...

—Yo no merezco estar aquí.

Las lagrimas empiezan a salir.

No las puedo detener.

El frío de la madrugada entra por la ventana y no recuerdo a qué hora caigo dormida, pero lo hago y, a la mañana siguiente, amanezco con un molesto dolor de garganta que no se compara con el inmenso dolor que hay en mi corazón y la gran tristeza que lo alberga.

Mi teléfono lleva sonando toda la mañana, pero no tengo ánimos. 

Hoy no.

Desayuno una cubeta de helado sentada frente al enorme televisor de la sala. Veo una serie de comedia con la intención de reír un poco, pero ninguno de los chistes me causa gracia. 

Mi celular continúa sonando, y no es hasta que el ruido me parece lo suficientemente irritante, que decido poner pausa a la película y responder la videollamada de las chicas.

—Vaya, hasta que alguien se digna a responder—suelta Ely.

—¿Qué sucede? ¿Por qué no respondías? Llevamos mucho tiempo intentando...

—Niñas, hoy no quiero hablar.

—¿Qué sucede?—cuestiona Yuji asustada.

—Oh, yo le cortaré los testículos a ese imbécil... ¡Sabía! ¡Yo lo miré ayer con esa hermosa chica de ensueño! ¿Se arrepintió de haber terminado con ella?

—No tiene nada que ver con Lach —respondo, sin realmente apropiarme de sus palabras—. ¿Lo viste con Nere?

—Sí, ayer. Estaban afuera de la peluquería, solo los miré hablando, pero...

Sacudo la cabeza, decido no pensar en eso.

No parece importante y, comparado con lo que siento ahora, no es nada.

Una simple charla no significa nada, ¿cierto?

—Entonces, ¿qué es lo que sucede? —insiste Yuji.

—Es mamá —suelto y esa última palabra me corta la voz—. Hoy, hoy es...

—Es verdad, lo lamento. No lo recordaba —dice prontamente Yuji, intentando mostrarse empatica—. ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes? Eleonora, ve a su casa ya.

—Sí, sí... —dice mi otra amiga, levantándose en búsqueda de quien sabe qué cosa.

—No es necesario —suelto, pausando el actuar de ambas—. Quiero estar sola, yo... yo no merezco nada ahora.

—Amiga, ¿cómo crees? Ya voy para allá.

—No, en verdad, no lo quiero. Hoy no.

—¿Por qué?—inquiere Yuji.

POR FA, ¡NO TE VAYAS!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora