Capítulo 8: Cita.

1.2K 214 36
                                    

Bajamos del auto de Yuji para comenzar nuestro sexto día en el infierno.

Todos nos miran mientras entramos al colegio intentando pasar desapercibidas, cosa que si antes era complicada, ahora se ha vuelto imposible.

A pesar de que la cuenta de Instagram parece no ser más que una farsa, algo nos molesta, y es que ya tiene más de cinco mil seguidores. Somos 150 alumnos en la escuela, ¿cómo es que tantas personas pueden seguir algo que ni siquiera tiene publicaciones?

Tomo asiento en una de las butacas del medio, y antes de que llegue la maestra, siento cómo alguien pica mi hombro. Volteo al instante y mi rostro se siente caliente cuando, una vez más, intercambio miradas con Noé Gutierrez, quien además, me regala una buena sonrisa.

—Hey, a diferencia de muchos aquí, yo no tengo nada en contra de ustedes —dice con esa voz varonil que posee y logra derretirme al instante mientras un mundo de corazones empiezan a volar a mi alrededor.

Lo amo.

Pero jamás me mostraré débil.

—Entiendo —respondo con indiferencia fingida.

—Y si sirve de algo, somos un crush mutuo.

Mi mandíbula se tensa y mi corazón se detiene mientras mis mejillas cobran un intenso color en contra de mi voluntad. No era la confesión que esperaba y no tengo la menor idea de cómo reaccionar a esto.

¿Alguien tiene un consejo para esta pobre desamparada?

—Gracias por el dato —digo torpemente.

Discúlpenme, cuando estoy nerviosa no escucho, simplemente actúo sin pensar. 

Esa es mi especialidad.

Y no tengo la oportunidad de arreglarlo porque la maestra entra y mi clase de derecho da inicio. Intento escuchar a la mujer de zapatillas que ruega por nuestra atención frente a la pizarra, pero la verdad es que las mariposas que habitan en mi estómago no me lo permiten. Mi cabeza imagina toda una película en la que Noé y yo vivimos una bella vida juntos, con perrhijos y muchas plantas. Y por si se lo preguntan, sí, en mi fantasía llegamos hasta viejitos.

Su mano toca una vez más mi hombro, pero esta vez me susurra:

—Checa tu celular.

Obedezco como si me remuneraran por ello y desbloqueo la pantalla.

¿Primera cita?

Mis ojos se abren ante la impresión y no tardo en devolver un "sí" en el mismo chat.

Paso por ti a las 8.

Algo bueno debía resultar de todo este infierno, ¿no es así? Y al punto de las ocho, me encuentro lista esperando a ese delicioso sujeto que prometió ir por mí para llevarme a cenar.

—¿A dónde irás?—pregunta mi padre.

—A una cita, no me esperes.

Él me mira con desapruebo, y por un momento me recuerda al chico de cabellos rebeldes.

—No quiero que llegues después de las once, ¿comprendes?

—Pa...

—Tres horas es suficiente, mañana tienes escuela.

Frunzo el ceño porque he sido derrotada por la autoridad de mi padre.

—Bien.

El timbre se escucha y mi sonrisa es magna. Corro sin detenerme hasta llegar a la puerta circular de la entrada con la emoción danzante y, cuando abro, me sorprendo porque son dos personajes los que me reciben. Uno que definitivamente espero y otro que jamás pensé encontrar.

Ignoro por completo al chico que tiene mi corazón entre sus manos, enfocándome en aquel de cabellos despeinados.

—¿Qué haces aquí?

—Vengo con tu padre, con permiso —dice con absoluta seriedad, pasando a mi lado sin más.

Lo sigo con la mirada un momento antes de regresar a Noé con una eterna sonrisa de tonta enamorada. Porque sí, me declaro culpable de ese delito. Su relajado traje de manta lo hace lucir elegante, fino, pulcro y sin lugar a dudas, sexy.

—Hola —suelto embobada.

—¿Lista? He preparado una velada que te encantará.

¿Qué puedo decir? Resulta ser que Noé Gutierrez es ese pequeño brillo entre la oscuridad que necesito para sentir que mi vida continúa siendo mía, buena de alguna manera.

—¿Cómo te has sentido?—me pregunta con sincero pesar en la voz.

—Ha sido difícil, no te mentiré. Pero dentro de todo lo malo, supongo que las cosas van bien —Río un poco—. Es decir, podría ser mucho peor.

—¿Te refieres a la página de Instagram?

Un trago amargo recorre mi garganta, pero ¿qué va? Es obvio que lo sabe. 

¡Todos lo saben!

El chisme ha corrido por el mundo entero.

—Jamás quise ser famosa de esta manera —confieso y él ríe.

—Tranquila, es como todo. Los dramas abundan y no debe tardar en aparecer otro que haga que esto se olvide.

—Realmente ruego para que Dios te escuche. Creo que estoy empezando a desarrollar ansiedad.

—Si necesitas ayuda, mi madre es psicóloga. Con gusto puedo pedirle que te apoye.

¿Crees que no lo sé?

—Muchas gracias, lo tomaré en cuenta.

Subimos a su auto y él conduce hasta llegar al muelle donde un pequeño yate nos espera. Sonrío al instante porque no es difícil imaginar cómo será esta cita y me encanta la idea. 

Adoro el mar.

Adoro los botes.

Adoro todo lo que tiene que ver con la brisa salada.

Adoro a Noé.

Costeamos mientras la música cálida nos acompaña en la parte frontal del yate, donde recostados en la colchoneta, observamos las estrellas y picamos un par de aperitivos en la tabla de carnes frías.

—¿Quién lo diría? El video que marcó tu vida, nos ha unido —dice él después de una divertida charla. Sonríe hacia las estrellas y sus brazos están cruzados detrás de su cabeza.

Le miro un momento antes de tomar un pedazo de queso y masticar.

—Es bochornoso.

Él ríe.

—A mí no me lo parece.

—¿Qué piensas sobre mí?—me atrevo a preguntar.

Él mira fijamente y se toma todo su tiempo para reincorporarse hasta quedar sentado frente a mí.

—Pienso que eres exactamente lo que quiero para mí.

Mis mejillas no tardan en cobrar un color intenso.

¿Cómo se respira?

Creo que lo he olvidado.

Especialmente cuando me sonríe y yo no puedo responder de otra manera. Quiero gritar con todas mis fuerzas y pegar brincos repletos de emoción por lo que acabo de escuchar. Pero lo que hago, lo que en verdad hago, es algo que no esperé nisiquiera yo.

Lo tomo por sus mejillas y me acerco a él hasta que nuestros labios se unen en uno solo.

Lo beso.

Y él intensifica el beso al sostenerme por la cintura, acercándome a él tanto como es posible.

Es el mejor beso de mi vida.

Es la mejor cita que he tenido.

Es mi sueño hecho realidad.




POR FA, ¡NO TE VAYAS!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora