Capítulo 14: Aprendiendo.

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Ruedo la mirada al ver cómo por milésima vez, Eleonora sube historias a sus redes sociales donde se victimiza por lo sucedido.

Es una víctima, eso es real.

¿Pero por qué lo comparte tanto?

No lo comprendo. 

Supongo que intenta generar lástima para ganar empatía de las personas ahora que la mayoría de los jóvenes de Bahía Turquesa nos detestan, pero no me parece correcto.

Y entre mis pensamientos, entiendo que, de alguna manera, la filosofía de Lachlan empieza a hacer cambios en mí. Estoy segura de que hace unos meses, incluso semanas, pude haber sido Eleonora. Es decir, comportarme de la manera en que ella lo está haciendo ahora.

Y no me agrada pensarme así.

Termino de alistar mis cosas para el fin de semana desconectado. Las chicas me hacen compañía antes de partir, pues no las veré, seguramente, hasta el lunes. Charlamos un poco y bromeamos mientras hago la Check List de lo necesario para sobrevivir a la intemperie.

—No te olvides de los bombones para la fogata —me advierte Yuji.

—Ni de los condones —suelta Eleonora, concentrada en su celular.

—Tiene novia, ¿cómo es que no pueden entenderlo?—reclamo una vez más, pues no han parado de insinuar lo mismo durante horas.

—Ay, por favor, Cristina. Es un chico suculento, tú eres una hermosa chica. Estarán dos noches juntos, solos... cazando y cocinando su propia comida. Eso es romántico y no me convencerás de lo contrario. Será como otro remake de la laguna azul  —suelta Ely.

—Yo estoy de acuerdo. A él le gustas, se le nota en la mirada cada vez que...

—¿Cada vez que me pendejea? —termino.

Ellas ríen.

—Completamente, la más grande prueba de amor —suelta Eleonora entre risas.

No puedo hacerlas cambiar de opinión, así que continúo mis deberes antes de que el timbre de la entrada principal de mi casa se escuche.

—Llegó el plebeyo.

—No lo llames así —defiendo prontamente, tomando mi mochila.

—¿Príncipe azul?—inquiere Ely con una ceja en lo alto—. Lo siento, no me da esas vibras.

Ruedo la mirada y suelto el aire contenido en mis pulmones antes de caminar en compañía de ambas. Y cuando abrimos la puerta, el rostro de Lachlan se desfigura.

—¿Qué te pasó?—le pregunta directamente a Eleonora.

—Los salvajes de la escuela me golpearon.

El asombro en el chico es genuino, casi preocupado. Nos examina a Yuji y a mí antes de regresar con Ely.

—¿Por qué?

—Porque tuve sexo con el profe de mate y lo corrieron.

La boca de Lachlan se enchueca.

—... ¿Y están bien? —nos pregunta, dirigiéndose a las tres.

—Lo estamos, Lachly —responde Yuji con una sonrisa enternecedora que acompaña de un rápido abrazo—. Gracias por preguntar.

Suspiro.

—¿Nos vamos?

—Empecemos esta tortura —dice él, acompañado de una macabra sonrisa que puedo interpretar como el infierno mismo.

POR FA, ¡NO TE VAYAS!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora