Capítulo 4: Privilegiada.

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Tercer día en el infierno.

Ya no es tan malo. Las personas nos ignoran o nos avientan crueles miradas de odio, pero al menos ya no necesitamos cambiar nuestro outfit y yo lo veo como una gran ganancia. A este paso, la siguiente semana estará todo olvidado.

Ja, qué ingenua.

—Oh, me encanta que la última clase sea con ustedes —le digo a mis amigas, pues desafortunadamente, la mayor parte de ellas no estamos juntas.

Yuji parece pensar igual que yo, pero Eleonora se ve extraña, perdida entre sus pensamientos.

—¿Qué te pasó? ¿Qué te hicieron?—le pregunto.

Ella sale del trance y se muestra desorientada.

—Uh, ¿qué cosa?

—Es cierto, estás lejos de aquí. ¿Por qué? —me apoya Yuji.

—Nada —dice más rápido de lo normal.

Yuji y yo nos dedicamos una juzgadora mirada porque sabemos que detrás de ese "nada", existe algo muy importante, así que la clase de ciencias pasa a segundo plano y tiramos de su brazo hasta entrar a una de las aulas sin uso en ese momento.

—Eleonora —pronuncio frente a ella con una seriedad de los mil demonios—. En este preciso momento y sin interrupciones, nos dirás qué es lo que viste, escuchaste o viviste porque ya no eres nuestra Ely de esta mañana, así que estamos seguras de que hubo un suceso importante en el transcurso de la jornada, entre las nueve y las doce del día, que te ha cambiado por completo.

—Chicas...

Yuji la detiene.

—No hay pretexto, somos tus mejores amigas desde que tenías 12 años y no nos podrás mentir, te conocemos mejor de lo que tú misma lo haces.

Eleonora alterna la mirada entre nosotras y el tiempo transcurre haciéndome desesperar, pero aún así le doy su espacio, aunque el hecho de que demore tanto empieza a preocuparme.

¿Por qué le cuesta tanto trabajo decirnos si ella es un libro abierto con nosotras?

—Es raro —suelta por fin y ambas le prestamos atención—. Y no sé qué hacer...

—¿Por qué? ¿Qué cosa? —pregunta la desesperada de Yuji.

—El profe Víctor me mandó llamar hoy al final de la clase y creí que me reprendería por el video pero, en realidad... creo que me invitó a coger con él —terminó susurrando, incrédula.

Ahora entiendo todo.

Ni siquiera ella lo cree.

—Oh por Dios...

—¿Eso no es ilegal? —inquiere Yuji—. Puedes demandarlo.

—¡¿Cómo se te ocurre que demande a ese papasito?—reclama ella al instante.

—Ely, ¿neta estás pensando en aceptarlo? Ambos se pueden meter en un grave problema.

—Ya tengo 18, legalmente no habría problema con mi consentimiento.

—¡Pero es tu maestro! —reclama Yuji.

—Y está guapísimo.

Suspiro con pesadez, recostándome sobre una de las butacas del lugar.

—Es tu decisión —le digo—. Pero creo que no es la mejor opción, al menos no antes de que el ciclo acabe. Ahorita estamos en la mira de todos y un paso en falso puede terminar de arruinarnos.

POR FA, ¡NO TE VAYAS!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora