Capítulo 17: Acuerdo.

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Mi alarma suena a la mañana siguiente y abro los ojos. Yuji y Eleonora se encuentran frente a mí. Una ve Gossip girl en mi televisión y la otra usa mis delineadores de colores para hacerse una bonita obra de arte en su rostro.

—¡Despertaste! —chilla Yuji y apaga la televisión, llegando a mi lado como si fuese una fiera—. ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes?

—Hemos traído el kit de supervivencia, así que no necesitamos ir a la escuela —dice Eleonora y muestra un par de bolsas llenas de comida chatarra.

Sonrío.

—Gracias, niñas, pero no es necesario. Estoy bien, supongo. 

—¿Supones? ¿Por qué? Esa foto en la playa es increíble, ¿cómo es que tu gusto culposo te besó? ¿o tú lo besaste a él? Es el chisme del momento.

—Sí, lo es. ¿A qué sabe el suculento Lachly?

Y, por un momento, sonrío.

¿A qué sabe?

Delicioso.

—Solo pasó —comparto—. No sé, fue un fin de semana muy bueno y... odio que lo hayan arruinado con su estúpida publicación.

—¿Has hablado con Noé?

—Hoy lo haré, en la escuela... si es que va.

—¿Iremos a la escuela?—pregunta Eleonora con el rostro desfigurado.

—¿Qué más puede pasar? Ya han revelado nuestros "secretos". A la mierda todo —digo con seguridad—. Iremos a la escuela como las reinas que somos y no nos importará lo que digan de nosotras.

Así de fácil.

Así de sencillo.

Realmente, ¿qué importa? Las tres asistimos a la escuela y las personas hablan, pero no las escuchamos. Las personas nos denigran con la mirada, pero las ignoramos. Las personas no tienen derecho a juzgarte, pero lo harán y está en ti saber cómo silenciarlas. Está en ti entender que no tienen poder sobre nadie y que tú eres el único que decide cómo enfrentarlo, cuánto tiempo te toma, cómo superarlo y, a fin de cuentas, realmente superarlo.

A veces seremos los buenos de la historia y de repente los villanos, otras veces no seremos nada. La vida está llena de historias y tú eres el escritor de la tuya, tú sabes cómo desarrollarla y yo recién aprendí que tengo el poder de crear historias maravillosas, así que lo haré, a eso me dedicaré. Aunque en ocasiones deba salir lastimada, es necesario experimentar todo en esta vida porque si no vivimos, ¿entonces de qué sirve?

Voy a vivir mi vida y no dejaré que nadie se meta en ella porque únicamente me pertenece a mí.

Veo a Noé al frente en el primer cambio de hora, está hablando con Yuji y no dudo en acercarme, a pesar de que él parece no querer que eso suceda cuando me mira y se despide de ella rápidamente con la intención de marcharse.

—¿Podemos hablar? —le pregunto, cruzándome en su camino a la fuerza.

Él observa cuidadosamente a sus lados para asentir junto a un derrotado suspiro cuando parece que el perímetro es seguro.

—Dime.

—Te quiero pedir una disculpa porque, aun cuando no éramos nada oficialmente, estábamos saliendo y yo traicioné esa confianza que tú depositaste en mí. En verdad lo siento y, aunque no haga una diferencia, me gustaría que supieras que lo que sucedió con Lachlan no fue planeado. Esa no era la intención, simplemente pasó. Sin embargo, tampoco se puede ignorar. No me gustó la forma en que lo supiste porque me hubiera gustado decírtelo en persona, ya sabes, hacerme responsable. Pero no tuve la oportunidad y yo... Perdóname, Noé.

Él nada más me mira con seriedad absoluta.

Yo continúo:

—Me agradas. Eres un chico super simpático, guapo, divertido y muy galán...

—¿Pero? —inquiere con sabiduría.

—Pero, ese beso...—suelto y un trago atraviesa mi garganta antes de mirarle una vez más—. Ese beso me hizo sentir algo que jamás había experimentado y, aunque no lo pretendía, pasó, y me abrió los ojos. Me hizo darme cuenta de que... es él. Para mí es él.

Él asiente.

—Gracias por decirme. No sé qué hubiera pasado si no hubiera salido a la luz en Instagram, es decir, no sé si hubiéramos seguido saliendo o no, pero te agradezco que hables conmigo e intentes explicarte.

—Lo lamento...

—No tienes que lamentarte, Cris. A fin de cuentas, tú y yo no éramos nada.

—Noé...

—Estamos bien. —Sonríe, aunque sé que la felicidad no está presente—. Nos vemos luego.

Él se va, pero me alivia la manera en que lo ha tomado.

No es la única persona a la que le debo una disculpa, así que también me acerco a Rafael, Oscar, Teo, Mariana, Rosa, Diego y, el más sincero de todos, Roberto. Aunque algunos no se muestran amigables, yo lo hago. Me disculpo sinceramente con ellos y eso me basta para estar en paz conmigo misma, pues no tengo más opciones. No puedo hacer nada, lo que pasó ya está y no tengo una máquina del tiempo para regresar en él y enmendarlo. Me pongo en sus lugares y me conozco como una bruja ante sus ojos, pero esta bruja intenta hacer lo correcto hasta donde puede.

El día en la escuela continúa y lo disfruto a mi manera, a pesar de que muchas malas vibras nos rodean; no me interesa. Estoy bien conmigo y con todas las personas a mi alrededor, a todas las personas que de alguna manera lastimé con mi error.

—Hagamos un juramento —le digo a las chicas cuando las tres nos encontramos en el auto.

—¿Sobre qué?—inquiere Ely, masticando goma de mascar mientras se coloca su cinturón de seguridad.

—Claro que sí, ¿cuál?

—Dejaremos de ver ese abominable perfil de Instagram.

—¡Por favor! —exclama Yuji, chocando su mano con la mía y alzando la otra para que Ely la tome.

Ella nos observa un par de segundos antes de suspirar.

—Al carajo el triángulo de zorras —suelta y choca nuestras manos, uniéndonos así en el perfecto triángulo que sí somos.

No más triángulo de zorras para nosotras.


POR FA, ¡NO TE VAYAS!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora