Capítulo 11: Yuji.

Start from the beginning
                                    

—Me importa.

—Claro, pero fingiremos que no —dice Ely.

—Amiga... —pronuncio.

—Perdónenme —dice con honesta tristeza en la voz y se aferra a su peluche de panda—. En verdad lamento no haberles dicho esto...

—Eso no importa ahora —digo—. Vamos a ponerte un poco de delineador, bloqueador con color y un bálsamo claro que te haga lucir aún más bella de lo que ya eres.

Ella niega.

—En verdad no quiero ir.

—Estarás con nosotras, Yu, y si nosotras estamos juntas, nadie en nuestra contra, ¿lo entiendes? Si se meten contigo, se meten con las tres.

—Las amo tanto, chicas.

Un abrazo nos une. Ese abrazo que es común, pero no de esta manera. No con este pesar tan grande que nos envuelve, porque para un grupo de chicas de 18 años, que el "mundo" se encuentre en su contra, es destrucción pura. No hay nada peor, a pesar de que lo haya.

Logramos convencer a Yuji y vamos las tres juntas, decididas a no dejarla sola. A darle nuestro apoyo y nuestra protección. Pero, a veces, las personas no miden su crueldad, especialmente cuando no son lo suficientemente maduros para entender de qué manera pueden llegar a dañar a otros.

Nuestra escuela, especialmente, es una mierda.

El cuchicheo y las miradas repletas de desprecio nos dan la bienvenida. Algunos comentarios estúpidos y otros muy molestos. Quizá tienen razón, lo que mi amiga hizo no es correcto y no lo defiendo, pero ¿por qué vas a destruir todo un estante lleno de premios en el pasillo principal? Ella los ganó con su esfuerzo. ¿Por qué vas a faltarle al respeto colocando un cuerpo desnudo debajo de su cara en la foto del cuadro de honor mientras un hombre la manosea, lleno de insultos que no merece? 

Ella pagó por exámenes, y eso no la hace una puta.

La hace deshonesta, pero no todo esto que ellos están diciendo.

Si van a castigar a alguien, deberían hacerlo de una forma coherente; correcta.

No podemos seguir ahí. 

Los insultos, las groserías... la violencia se ve cerca y no nos arriesgaremos. Subimos al auto de Eleonora y nos vamos a mi casa.

No podemos estar en la escuela, casi se ha vuelto peligrosa para nosotras.

—Yo me merezco todo esto —suelta Yuji, llorando desconsoladamente.

Eleonora le pasa un pañuelo para que suene su nariz y limpie sus lágrimas.

—Te equivocaste, todos nos equivocamos —le dice.

—Nadie merece que la ataquen como ellos lo han hecho...

—Dicen eso solo porque son mis amigas, pero la verdad es que sí lo merezco. He afectado a otras personas y...

—Yuji, actuaste mal —digo, obteniendo su llorosa mirada—. Y sí, afectaste a otras personas. Y sí, definitivamente debes afrontar las consecuencias, pero no estas. Ellos no tienen por qué decidir cómo castigarte. Esto le compete únicamente a la escuela.

—Soy una farsa —dice entre llantos y entiendo lo que está sucediendo antes de que ella continúe—. Yo sólo quería que mis padres estuvieran tan orgullosos de mí como de Hei. Ella es tan exitosa, con una carrera impecable y una hermosa familia y yo... yo sólo soy buena para publicar videos de mi comida, luciendo bikinis. Jamás seré lo suficientemente...

—Cállate —pide Eleonora con desagrado—. Neta, cállate. Tú eres simplemente fabulosa y estoy segura de que todos esos malditos trofeos en las olimpiadas no fueron por trampas. Eres inteligente, mucho más que nosotras. —Nos señala y yo confirmo sus palabras con un gesto—. El verdadero problema es que no confías en ti misma, y deberías, porque nosotras lo hacemos. 

—Compré esos exámenes.

—¿Y si no los hubieras comprado? ¿Cómo piensas que te habría ido? —cuestiono.

—No lo sé.

—Pues es hora de que empieces a descubrirlo —advierto—. Alguien me dijo hace poco que las pruebas que enfrentamos son consecuencias. No puedes enmendar tus errores, pero puedes trabajar en ellos y redimirte con actos. Demuestra que tú puedes lograrlo y valerte por ti misma, porque yo sé que puedes hacerlo, amiga.

—Mañana no iré a ese infierno —sentencia.

—No iremos —suelta Ely, sosteniendo su mano mientras fija la mirada sobre la de ella. 

—No iremos. —Sonrío, agregándome a ellas—. Hoy habrá pijamada y mañana tendremos un día de chicas en mi casa.

Mis palabras se convierten en hechos. Solo hay una manera de olvidarnos de la realidad, y es dedicarnos un tiempo para nosotras. Disfrutar de las pequeñas cosas de la vida, tomarnos fotos, escuchar música, bailar, cantar a todo pulmón, ver videos de comedia y la película favorita de Yuji mientras comemos deliciosas porquerías. Sin embargo, al punto de las once de la noche, una simple historia de Instagram nos regresa a la realidad a la que pertenecemos. 

—¡Hijos de puta! —exclama Ely totalmente rabiosa.

Su secreto será el siguiente.


POR FA, ¡NO TE VAYAS!Where stories live. Discover now