Acostada en mi cama con la decisión definitiva de dormir sin haberle escrito a la morena, un extraño sonido proveniente en la ventana de mi habitación la interrumpe por completo, levantándome con cierto temor a inspeccionar la situación.

— ¡¿Qué demonios estás haciendo?! — exclamo en un tono relativamente bajo para evitar despertar a todos, notando al chico de cabello blanco que segundos antes sostenía una piedra e intenciones de arrojarla a mi ventana.

— Hola Gianna — dice Kyle, con una sonrisa al borde de la inocencia.

— ¿Podrías explicarme qué demonios está sucediendo? — la molestia desbordando mis palabras aumenta cuando noto al chico reír, tomando la piedra que minutos antes lazó para devolvérsela con fuerza.

— Mierda Gianna, cálmate — gruñe con molestia llevando una de sus manos a su cabeza para calmar el dolor que le provocó el impacto. — Vengan acá — dice mirando a su lado, por un momento haciéndome creer que perdió la cabeza, sin embargo, noto a Nicholas y Matías aparecer en el escenario.

— ¿Qué están haciendo? — pregunto, la confusión llevándome al borde de la desesperación.

— Hola Gianna, también nos alegra verte — comenta el chico de ojos mieles sarcástico.

— Estamos aquí porque queremos invitarte a una carrera clandestina — explica Nicholas a su lado. — Hola además — añade riendo.

— ¿Carreras clandestinas?, ¿qué? —

— Sé educada y responde el saludo — habla Matías nuevamente.

— No importa ya, solo baja de ahí — dice Kyle, con tanta serenidad que me provoca una carcajada.

— ¿Están locos acaso? — detengo mi risa dedicándoles una mirada asesina. — Pueden matarme por esto —

— No te matarán, no seas exagerada, baja ya — responde Kyle exasperado mientras gira sus ojos.

— No, tengan buena muerte, adiós — mencioné antes de cerrar la ventana.

— No nos iremos de aquí y lo sabes — dice Nicholas interrumpiendo que cierre la ventana por completo.

Meditando sobre qué decisión tomar, pensé en que en cualquier momento alguien podría despertar y observar la escena de los tres chicos fuera de mi ventana, rindiéndome finalmente ante su petición, tomando la chaqueta de horas antes, mis zapatos y mi celular para descender amargamente a través de mi ventana no sin antes asegurar el pestillo de la puerta.

— No sé por qué me obligan a hacer esto — comento con exasperación siguiendo a los chicos que caminan tranquilamente.

— No te estamos obligando, solo diviértete — dice Matías, la imagen de tres motocicletas frente a mí provoca que me detenga en seco para mirarlos. — ¿Qué? — pregunta riendo al observar mi expresión.

— ¿Nunca habías subido a una? — pregunta ésta vez Nicholas con curiosidad.

— Por supuesto, en mi país un amigo de mi padre me enseñó, competimos algunas veces pero nada realmente serio — explico, observando los gestos de impresión en todos.

— Bueno, puede que apostemos por ti cariño — comenta Kyle mientras sube detrás de Matías colocándose su casco.

— No voy a participar desquiciado, solo veremos — digo sin más. Nicholas sube en la siguiente moto de color azul eléctrico, dejando libre el siguiente vehículo de una combinación negro-vino tinto.

— ¿Quién va en ésta? — pregunto admirando el acabado de la motocicleta.

— Tú, tonta — menciona Kyle entre risas, indecisa subo al vehículo, sintiendo el poder del motor al encenderla.

Jugadas Del Destino © | Camila CabelloUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum