— ¿Qué se supone debo entender, Allison? — la ironía en mis palabras la hiere más de lo que esperaba. — No necesito entender nada, ya lo dije, eres libre de hacer lo que te plazca, puedes acostarte con medio instituto si así lo deseas, no me interesa — realizo una pausa en cada palabra final antes de continuar. — ¿Por qué el esfuerzo en disculparte conmigo?, no es como si debas hacerlo, tú y yo no somos nada más que simples conocidas — explico tajante, la chica en frente dejando ir más lágrimas.

— Porque me gustas, Gianna —

La confesión de la chica logra congelarme por un momento, confundida sin entender lo que estaba sucediendo, me pongo de pie.

— ¿Eso qué tiene que ver?, ¿me vas a decir que porque te gusto hiciste eso? — pregunto con ironía, frustrada, indignada.

— ¡Por supuesto que no! — niega inmediatamente, intentando acercarse a mí. — Todo fue un chantaje, Aaron me amenazó, tuve que hacerlo — confiesa finalmente.

— ¿Supones que debo creerte? — digo sarcásticamente.

— ¿Crees que mentiría con algo como eso? — la indignación se refleja en su rostro, un mar de lágrimas descendiendo por sus mejillas, la sola imagen hace que baje mi guardia de manera inmediata.

— Entonces, ¿él te obligó? — sintiendo como el calor y la ira se distribuyen a gran velocidad a través de mi torrente sanguíneo, cierro mis puños. Observar a la chica de cabello miel asentir logra quebrarme. — Te juro que se va arrepentir — digo mientras me acerco a ella, limpiando sus lágrimas con mis pulgares.

— No hagas nada, por favor — apenas logra pronunciar las palabras debido al llanto. — No quiero que te haga daño — añade débil, cabizbaja.

— Debo hacer algo, no puede quedar así — respondo alzando su mentón con mis manos.

— Solo quiero que me perdones, que hablemos como solíamos hacerlo — explica en voz baja. — Te quiero Gianna, aún me gustas y siempre va a ser así — el silencio es indescriptible, no sabría definirlo aunque lo intentara, la intensidad con que ésos ojos grisáceos me miran provocan nervios en mi sistema, observando cómo se acerca lentamente puedo reconocer sus intenciones, sin embargo, no me muevo un solo centímetro.

       «Déjate llevar...»

En un inútil intento por ignorar los pensamientos en mi cabeza, mi cuerpo se mueve ligeramente más eso no evita que Allison logre unir nuestros labios, sellándolos en un beso, provocando que por inercia cierre mis ojos. Una acción débil, decidiendo responder su gesto.

Profundizamos el beso, haciéndolo más intenso, sus manos viajan hasta mi cuello y las mías a su cintura, suspiros escapan de ella. Tan solo segundos me hacen falta para notar lo siguiente que sucedió, la puerta de mi habitación siendo abierta interrumpiendo por completo el acto, tomando distancia entre ambas observo a Kyle solo de pie en la puerta justo antes de que Leah retrocediera hacia las escaleras en una carrera.

— No menciones ni una sola palabra — aviso al chico de cabello blanco antes de bajar las escaleras a toda velocidad. — ¡Leah! — el grito provoca que a duras penas se detenga para luego reanudar su huida que aún no comprendía. — ¡Leah! — mi segundo grito se convierte en una pérdida de tiempo cuando la noto a punto de llegar a la salida principal, forzando mis piernas a correr un poco más rápido consigo sujetar su brazo justo antes de que logre salir.

El dolor en mi mejilla debido al impacto de su mano me deja atónita.

— ¡¿Qué demonios te sucede?! — exclamo sintiendo el dolor latente en el lado izquierdo de mi rostro.

Jugadas Del Destino © | Camila CabelloOnde histórias criam vida. Descubra agora