Una respuesta tardó algunos minutos en ser plasmada, dudaba en confesarle mi actual estado a la morena y desconocía la razón.

                                                                              He estado mejor —

                                Camila: — ¿Qué tienes?

                        Enfermé, desmayé a causa de una estúpida gripe —

                                 Camila: — ¿Puedo visitarte?

La interrogante de la morena logró sacarme de órbita, millones de posibles escenarios con su presencia en mi casa atravesando mi mente, iniciando con mi familia, quienes aún desconocían nuestra amistad.

— Gianna —

Tres toques en la puerta de mi habitación logran sacarme nuevamente de mis cavilaciones.

— Adelante —

— Vine a ver cómo continúas con ésa gripe y a que tomes tú medicamento — menciona Lisa en cuanto ingresa a la habitación, una charola que contiene un vaso de jugo y un frasco de medicinas se encuentra sobre sus manos mientras camina hasta estar frente a mí.

— Gracias nana — digo a la mujer, quien me dedica una sonrisa como respuesta mientras abandono el aparato en mis manos sobre la cama.

— Camila — escucho como la mujer mayor pronuncia en tono bajo, causando que el líquido se detenga en mi garganta provocando una ligera tos.

— ¿Qué dijiste? — las palabras apenas logran ser articuladas, mis cuerdas vocales congelándose mientras los nervios corren a una velocidad impresionante a través de mi cuerpo.

— Eso dice aquí — responde señalando tímidamente el celular, que se encontraba mostrando mi conversación con la morena. — Es un lindo nombre — añade sonriendo, un intento de mi sonrisa recíproca provoca en su lugar una mueca.

— Sí — respondo mientras continuo tomando el líquido naranja lo más rápido que mi organismo permite.

— ¿Es una compañera? — la curiosidad de la canosa mujer comenzaba a desesperarme.

— Sí, gracias — respondo devolviendo el vaso a su lugar, deseando que Lisa se retire sin más preguntas.

— ¿Te gusta ella? — pregunta, la gracia en sus palabras parecen aumentar mis nervios.

— ¿Qué?, no — digo desconcertada, la mirada evaluativa de Lisa alerta mi sistema, haciéndome con un nuevo coraje para deshacerme de los agudos nervios que luchaban por intimidar mi cuerpo.

— Algo me dice que sí — canturrea la mujer de cabello blanco antes de salir del lugar.

                                            Le diré a Joseph que pase por ti —

Un rato después de avisar al chico de ojos grisáceos la búsqueda de la mujer que se encargaba de robar mi sueño y pensamientos, me encuentro observando cada detalle de mi vestimenta, considerando de manera estricta cambiarla antes de que la morena llegue, reemplazándola por unos bóxeres Calvin Klein de compresión color negro, vaqueros rasgados del mismo tono y una camisa a cuadros. Un poco de perfume y una mirada de aprobación a mi vestimenta es lo último que hago antes de escuchar el timbre resonar en todo el lugar, avisando la llegada de la chica de ojos chocolates.

Un largo suspiro sale de mis labios antes de abrir la puerta.

— Hola Gianna — saluda con timidez, robando mi aliento en el proceso. Segundos después de notar que aún no sale una respuesta de mis labios y la morena continúa de pie frente a mí, la vergüenza cae como un balde sobre mí.

Jugadas Del Destino © | Camila CabelloWhere stories live. Discover now