• His eyes • 04

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Tal vez sí, era cierto que en mí alma, aquello tan profundo y para muchos "oscuro". Nació una esperanza muy poco común.

Había pasado tan solo dos días,  en los que estaba totalmente perdido y mis manos, cada vez que las observaba, resultaban manchadas de una espesa sangre.

Verdaderamente no recuerdo mucho qué fue lo que sucedió esa noche. Estábamos en una reunión familiar bastante abstracta para mí.
Yo lo único que hacía en ese lugar era evocar vagamente mi infancia con los preciosos momentos acompañado de Hinata, Hanabi, Hiashi...

Recordarlo hizo que mis labios comenzaran a temblar, mi respiración se hiciera aún más pesada y las lágrimas rompían poco a poco la capa de frialdad que poseían mis blancos ojos... ¡Yo le había matado! O bueno, eso decían todos...

Mi lucidez se acabó en el mismo instante que alguien, a quien no pude reconocer del todo, me dio algo de beber. Después desperté a la tarde siguiente en un suelo duro que me provocó fuertes dolores por toda la columna.

Encontraron mis huellas en el arma homicida.

Me imputaron el cargo de asesinato, sin siquiera llamar un abogado.

Nadie me quería creer el que yo había sido drogado, y yo por mi parte, no quería creer que él, a quien le debía tanto, yacía muerto gracias a... ¿mí?

¡Eso nunca!

Después de una larga espera, martirizándome lentamente por ser tan estúpido. Por no tener a nadie a mi lado. Le había rogado a Hinata con todo lo que poseía de un pobre corazón, que me sacara de aquí, que yo era inocente y que no era capaz ni de tocarle un cabello.

Ella siempre había tenido esos orbes tristes, pero al verlos ese día, nunca se borrarían en mi memoria la expresión de todo el dolor y la amargura.

Y de nuevo, nadie me miraba, nadie estaba allí.

Entonces existió un pequeño segundo en el que todo fue claridad. Un salvadora luz para un pobre inocente.

—¿Usted necesita un abogado, sí o no? —preguntaron a penas posé el teléfono en mi oído.

—¿Quién es?

—Respondame ahora. —cortó la voz.

—No tengo dinero, y estoy solamente yo, nadie me viene a visitar desde que entré. —contesté dándome un duro golpe en la realidad.

—Le asignaremos a Tenten Ama, una novata —informó con rapidez —. No queremos su dinero, lo que queremos es ayudarlo.

—¿Por qué? —musité confundido.

—Es mejor que no nos haga preguntas.

La llamada comenzó a cortarse mientras el oficial me pedía el teléfono ya que detrás de mí, habían por lo menos veinte reclusos más.

Por alguna razón, nunca me fíe completamente de ellos.

—Tenten Ama lo visitará mañana. Suerte Neji Hyūga.

Y entonces, la llama verde de una bella esperanza pareció resplandecer en mi interior.

Aunque no estuviera muy convencido, la tenía a ella y ya no me importaba nada más. Por fin demostraría lo inocente que era.

Pasé la noche en vela, pensando en cómo sería aquella mujer; alta, robusta, tal vez rubia. Posiblemente joven por ser una novata...

En mi celda había espacio para dos reclusos, pero raramente desde que llegué, solo he estado yo. Y sin embargo, esa noche me sentí más acompañado que nunca.

Al amanecer, los minutos se pasaron eternos. El desayuno, almuerzo... Y para mi desgracia, la luna apareció nuevamente exhibiéndose ante mis ojos tristes.

Volví a entender entonces, que la ilusión era el sentimiento más estúpido del mundo, y que todo lo que había escuchado en esa llamada era una cruel broma.

Nunca había odiado tanto un nombre como el de Tenten Ama.

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No me explico cómo fue que Kishimoto hubiera dejado perder a un personaje tan hermoso T-T

All I Wanted ➳ NejiTenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora