• Her eyes • 03

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Nunca en toda mi vida, pude soportar ese dolor que se incrementaba en mi pecho lentamente cada vez que sentía los intensos mareos revolcándose en todo mi ser.

Al principio el doctor le había dicho a mi madre, que la razón era porque mis oídos no son del todo "estables". Sin embargo, después de pasar por gran cantidad de procedimientos, me informaron que lo que yo tenía en realidad era principio de diabetes.

Gracias aquello, y mil cosas más que rondaban mi cabeza ese nubloso primer día, las nauseas aumentaban con cada frívolo paso, el suelo se movía de un lado a otro y el corazón me latía con tal fuerza que me ahogaba.

La prisión. Ésa gélida y opaca estructura de grises ladrillos, se cernía imponente ante mis ojos asustados de los que lágrimas brotaban con inconsciencia.
Apretaba todos los documentos con fuerza mientras le dedicaba una forzosa sonrisa al oficial en la puerta.

—Vengo a visitar un recluso —informé no muy convencida—. Esto... —los nervios fueron tan grandes, que se me había olvidado el nombre de quién sería mi primer cliente—. Su nombre es Hyūga Neji.

El oficial de cejas espesas sonrió radiantemente, e incluso aquella brillante sonrisa me hizo sentir un poco en calma.

—¿Novata? Yo también —comentó el hombre que poseía por apellido "Lee"—. ¡Qué bello es ver a una hermosa mujer con tanta juventud en este podrido lugar! Por favor pasa, ya llegará tu amigo.

Por alguna razón, él era de esas personas que con un simple cumplido te hacían volver a emanar confianza.
Esta vez suspire con decisión y seguí derecho a una pequeña puerta de metal. Allí me esperaba una mujer rubia y con un terrible olor a cigarrillo. La oficial me giró sin sutileza alguna y me empujó hacía la pared dejando que todos mis papeles se cayeran al suelo.

—Levanta las manos niñata. —Ordenó mientras me requisaba de arriba a abajo. Yo sabía que tenía que pasar por este procedimiento, pero no me sentía muy augusta con la oficial "No Sabaku" tocando mis pechos.

—¿Ya? —pregunté valerosa y cansada de que se demorara tanto. No tenía todo el día.

—Ahora deja tu bolso en este estante y muestrame esos papeles que cuidas tanto. —dijo en tono burlesco.

—¿Es qué tu esposo te engañó o qué rayos te sucede? —musité fuera de quicio. Yo era muy susceptible a la hora de perder mi paciencia.

La oficial se volteó a mirarme con los ojos bien abiertos, eran aguamarina y bastante hermosos. Parecían pertenecer a alguien delicada.

En definitiva nunca parecieron estar hechos para ella.

—Deja ya de hacerte la fuerte que hoy no estoy de humor —contestó con desprecio—. Más bien, pasame esos estúpidos papeles de una buena vez y te largas de mi vista.

Bufé recogiéndolos del suelo y entregándoselos de manera brusca.

Ella empezó a ojear la carpeta mientras yo miraba fijamente a la cámara de seguridad.

—¿Pero qué tenemos aquí? —preguntó después de unos minutos un tanto alarmada, yo giré a mirarla y me di cuenta que había cometido el error más estúpido en toda mi vida. —¿Cómo se te ocurre traer unas tijeras a prisión?

—Esto... —todos los nervios, mareos y nauseas regresaron a mi nuevamente. Las piernas las sentía como gelatina y la garganta se me secó.

No recordaba haber puesto aquello en mis papeles.

—Se te perdona porque eres novata. Pero si vas a volver, no las vuelves a traer,o yo misma me encargaré de hundirte.

—Eso significa que... ¿No lo puedo ver hoy? —jadeé sudando.

—No. Hoy ya no puedes señorita... —volvió a ojear mis papeles—. Tenten Ama.

Y yo solo pensé en que diría mi recluso, ya que le había ilusionado.

_________Sí, más largos que una historia corta y más pequeños que una normal

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, más largos que una historia corta y más pequeños que una normal.
Espero que les haya gustado este capítulo ya que el próximo se narrará por nuestro sexi Hyūga.

Las amoooo

All I Wanted ➳ NejiTenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora