SEXTO VIERNES: 5p

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El profesor Duncan nos ha dejado ponernos en parejas para lo del trabajo del Romanticismo, así apuntaba quién trabajaría con quién. Cuando ha reparado en que Liam y yo estábamos sentados juntos, se le ha escapado la risa y a mí se me han disparado los glóbulos rojos y se me han concentrado en la cara, a la altura de las mejillas. O lo que sea que se encargue de que parezcas idiota cuando algo te da vergüenza, como si no tuvieses ya suficiente con sentir la vergüenza. Le ha dicho a Liam que más le vale hacerlo bien para que no me baje la media. Yo he sentido aún más vergüenza, pero he disfrutado viendo a Liam taparse la cara con una mano disimulando porque estaba cortado. Es muy mono cuando se pone en plan tímido. Me he reído cuando el profesor ha pasado a otra mesa y Liam me ha mirado en plan «no te pases». Y yo le he sonreído en plan «eres muy mono». Y él ha mirado al libro y ha dicho: «empollona de mierda». Y yo me he reído y le he dicho: «esfuérzate, no quiero bajar mi media». Me ha mirado, como si le hubiera dado un calambre la silla, ha sonreído y ha dicho: «ahora lo vas a hacer tú todo solita». Y he sonreído y le he dicho: «ya contaba con ello desde hace días». Entonces se ha reído, ha arrugado la nariz y ha dicho: «pues ahora lo voy a hacer yo todo, lista». Y yo he aplaudido sin hacer demasiado ruido: «bieeeeeeeen». Me he puesto las manos tras la nuca y me he recostado en la silla como si estuviera de vacaciones en mitad de una playa del Caribe. Luego le he mirado de reojo y tenía una cara muy tonta porque se había dado cuenta de mi magnifica manipulación para que él fuera el que trabajase. Me ha enseñado dos dedos de la mano de manera muy grosera y se ha quedado mirando a la pizarra haciendo alarde de su increíble dignidad. He rodado los ojos y le he dicho que se pusiese a leer. Y él me ha dicho que leyera yo. Y, al final, nos hemos picado, hemos querido leerlo los dos y nos hemos dado un cabezazo.

«Por favor, tampoco tanto fervor, ¿eh?», ha dicho el profesor al volver a pasar por nuestro pupitre cuando volvía hacia su mesa.

¡Madre mía! Me temo que llevaremos una cruz más grande que la del Cristo de encima de la pizarra.

De camino a casa, Eve nos iba contando que había comprado el nuevo número de la revista que siempre leemos y que tenía un nuevo test sobre compatibilidad con el chico que te gusta. Becka le ha dicho que si quiere saber la compatibilidad que tiene con Carl sólo tenía que probarle esta tarde. Yo he dicho que mejor le haga directamente el test de la revista a él. Eve nos ha mirado como si todo eso le enfadara mucho, pero no ha podido soltarnos la chapa porque Liam se ha acercado a nosotras y nos ha dicho que si por fin íbamos a jugar a Cita Misteriosa.

«Liam, ¡qué plasta eres!».

«Sally, ¡qué chunga eres!».

«No soy chunga y eres un pesado con eso».

«La prima pequeña de Coatsy tiene el juego y nos lo deja», ha dicho. Luego ha mirado a mis amigas arqueando las cejas como si fuese un plan irresistible. Ellas se han reído. «Venga, Sally, ¿te da vergüenza conocer al chico que te quiere invitar a salir?».

«¿Otro aparte de ti, Liam?», le ha dicho Eve. Yo he soltado una risita y le he otorgado mil puntos imaginarios para una copa imaginaria de una liga imaginaria a mi amiga. Liam la ha mirado un poco cortado y luego se ha hecho el guay que no se inmuta y le ha dado unas palmaditas en la cabeza.

«A lo mejor a ti te da vergüenza conocerle, Eve», le ha dicho.

«Puede». Le ha sacado la lengua y a Liam le ha parecido divertido.

Pero el gozo de Liam ha terminado en un pozo, porque los chicos han hablado de ir a los recreativos a jugar a los videojuegos, y la idea de descubrir quién era mi admirador secreto ha quedado sepultada bajo un montón de vítores a favor del Street Fighter. Yo me he encogido de hombros mirando a Liam y le he dicho que otra vez será y él se ha reído y ha venido hasta mi lado para susurrarme que... jijiji. Ays. Para susurrarme:

Eres mi mundoWhere stories live. Discover now