SÁBADO

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Lloré mucho ayer por la tarde. Se me había olvidado que papá y mamá habían decidido castigarme, así que, cuando dije que me iba a casa de Becka como cada viernes, mi madre me dijo: «Ah, no, de eso nada. Estás castigada». Y yo me quedé paralizada, con el pomo de la puerta en mi mano, y lo agarré con tal fuerza que pensé que se me iba a fundir en la palma. «¡Pero, mamá! Bastante tengo ya con estar en el instituto más horas de las debidas!». Y ella que no, que lo hubiera pensado antes. Y, a pesar de que a mí no me sale fuego por la boca como a los dragones, creo que mi madre sí es capaz. Detesto su mal genio. Y, lo peor, detesto parecerme tanto a ella. «¡Fue un accidente, mamá! ¿Qué no entiendes?». El grifo dejó de sonar y la cabeza de mi madre asomó por la puerta de la cocina, mirándome como si se le hubiera quemado el asado el día de nochebuena. «He dicho que no sales y no sales». Y yo berreé porque era lo más injusto que podían hacerme en la vida. Lo más, más, más injusto. Encima que Liam me había dicho que pasaría por casa de Becka. ¿Por qué yo tengo que tener tan mala suerte? ¿Por qué? Y ella me gritó más y yo cedí, por no insultarla y que terminara la cosa peor, y me subí a mi habitación a llorar desconsoladamente en mi almohada. Que tampoco es que me dé mucho consuelo, pero es parte del ritual que tengo cada vez que discuto con mi madre.

Llamé a Becka desde el teléfono de arriba, porque tiene contratada una cosa para hacer llamadas a tres, y ella llamó a Eve para que las dos estuvieran al tanto. Dijeron que, entonces, ellas vendrían a mi casa. Que mi madre no podría evitarlo. No me pareció mal del todo, pero cojeaba por la parte que a Liam respectaba. Entonces me propusieron que le pidiera perdón a mi madre, que eso le haría aflojar. Más que nada porque, si no, no podría ir a la fiesta de Maggie. ¡La fiesta de Maggie! Ni me acordaba de la fiesta de Maggie. Iba a ser la única pringada que no iba a ir. Un fin de semana entero desperdiciando el buen rollo que había tenido aquella última tarde con Liam. Un fin de semana entero en el que podría enamorarse de cualquier otra idiota. ¡Mi vida estaba siendo una ruina total y yo no puedo tener peor suerte! Les dije a mis amigas que, de verdad, me gustaría pedirle perdón a mi madre, pero es que es una cosa que se hace imposible. Mi madre es de esas personas que, cuando te acercas en plan de buenas, te recuerda lo decepcionada que está y lo terrible hija que eres, así que te hace sentir tan mal que sólo por rencor no le pides perdón. Por eso debe de ser que mi tío no llama para arreglar las cosas. Resoplé después de colgar con mis amigas y volví a tirarme en la cama, esta vez boca arriba. Trazando un plan maquiavélico sobre cómo no dirigirle la palabra a mi madre nunca más. Súper maquiavélico, vamos.

Puse los Stone Roses a todo volumen y cerré la puerta de la habitación. No podía salir, vale, pero iba a hacer lo que me diera la gana en mi cuarto. Mi mundo. Mi mundo lleno de posters de los Smiths y Happy Mondays. Un limón gigante sobre el cabecero de la cama, de los Stone Roses, y un corcho lleno de fotos de Ian Brown, recortadas de las revistas, y polaroids de mis amigas. «Sally Cinnamon, eres mi mundo». Esta es la habitación de Sally Cinnamon. Sí, debería diseñar un letrero para ponerlo en la puerta.

Pasado un rato, la resignación pudo al disgusto y, simplemente, me quedé en mi escritorio dibujando. Me gusta imitar los dibujos de los súper héroes de los cómics, aunque soy bastante incapaz de crear una nueva heroína. Tampoco sabría cómo llamarla ni qué poderes otorgarle. Quizá SuperSally, la chica que siempre ganaba a su madre en las discusiones. Nah, nadie se la creería. Nadie gana a las madres en las discusiones. Mi hermano John me sacó de mis ensoñaciones abriendo la puerta de repente. Le grité que llamara antes de entrar y me gritó que lo había hecho tres veces, pero que estaba la música muy alta. Qué mentiroso. Le miré esperando a ver qué quería. Me dijo: «Gallagher está abajo». Fruncí el ceño y me levanté a apagar la música.

Eres mi mundoWhere stories live. Discover now