CUARTO VIERNES: DE NADA

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Dan y yo estuvimos en la biblioteca pública. Fue una mala elección del sitio porque no podíamos hablar demasiado para explicarle lo de matemáticas, así que terminamos estudiando en un pasillo sentados en el suelo. Es lo más inteligente del mundo, lo sé. Tampoco es que nosotros lo seamos mucho porque volvimos a hacernos un lío con el puto algebra. PUTO ALGEBRA. PUTO ALGEBRA. PUTO ALGEBRA. Se me llena la boca diciéndolo y noto mi mano tensa al escribirlo. PUTO ALGEBRA.

De vuelta a casa le conté algunas cosas que creo que debería saber sobre Liam Gallagher. O sea, sobre mí con respecto a él. Dan actúa como si ya supiera las cosas. Una de dos: o él ha leído mi cuaderno o es demasiado observador. O las dos cosas. Cualquiera de las dos me asusta. Bueno, cabe la posibilidad de una tercera cosa: que haga como que todo lo sabe. Podría ser.

Le conté la verdad, que estamos en plan muy amigos, que conozco a sus hermanos y a su madre y ya, porque no había más que contar. Se quiso guardar su opinión, igual que hizo el día de la fiesta, pero como me molesta, le estuve insistiendo medio camino para que me dijera qué pensaba. Le cansé demasiado y terminó diciendo: «Pienso que estás haciendo el idiota, pero bueno». Le pregunté que si debería de lanzarme o qué, creyendo que se refería a la "friendzone" que dice Eve. Me miró serio y me dijo: «Pienso que estás haciendo el idiota tras Liam. Ya está». Fruncí el ceño por una mezcla de confusión y molestia. Dan es de esas personas que mejor no dicen lo que opinan porque cuando lo dicen son demasiado tajantes. Sobre todo en confianza. Se puso en plan intenso, como si fuera un filósofo de la escuela de Atenas y tuviera la razón última de todas las cosas; miró hacia arriba resoplando, casi como si estuviera cansado de repetir lo que estaba a punto de decirme; cogió el panfleto que le ofrecían de publicidad al pasar por el Tesco y finalmente soltó su discurso:

«Creo que Liam es lo más contrario a ti que hay en la Tierra. No va a funcionar, sea como sea. Conseguirás besarle, quizá un día en el que los dos estéis muy borrachos, y al llegar el lunes cada uno seguirá su vida. Eso si os besáis alguna vez. Liam no es de esos chicos que parezcan tener ganas de tener una novia. Y, lo peor, Sally, es que creía que lo sabías de sobra. O sea, no hace falta una tesis doctoral para darse cuenta de lo mucho que le gusta a Liam que todas las niñas le bailen el agua. No quiero decir que tú no seas especial, sólo que él no es lo que quieres tú».

Y si yo fuera una idiota sin amor propio, endeble, frágil y depresiva quizá me hubiera echado a llorar diciéndole que tenía razón. Pero me jodió. Me jodió pero bien. Puede que tenga razón, pero esa manera en la que él lo tenía tan claro me fastidió. Y no, no soy una muñequita de porcelana. Soy irlandesa, cabezota y... irlandesa.

«Ok, pitonisa».

Y me guardé mi opinión, porque si le hubiera contestado habría sido más que tajante. Probablemente se hubiera arrepentido de haberme hablado con tanta cognición de erudito en el amor y el que hubiera acabado llorando habría sido él.

No quiero enfadarme con Dan, de verdad que no, pero últimamente está en un plan muy tocapelotas. Prefiero pasar del tema y no contarle nada. Es más, pretendía demostrarle que se confunde. Que Sally White podía ser la única para Liam Gallagher. Y eso era cosa mía, no del destino ni del oráculo de Delfos que se había montado él en un momento.

Y cuando digo "pretendía" lo digo con conciencia. Porque ya no me interesa una mierda Liam Gallagher. Por mí se puede ir a tomar por el culo con su orgullo, su actitud de rebelde al que todo le importa un pito y con toda su belleza de Adonis griego. PUTO LIAM. Se me llenan la boca y la mano como con el álgebra. Porque sí, Liam es como el álgebra. La mayor parte del tiempo te enfadas porque no lo entiendes y, sólo en ocasiones, te hace sentir genial por haber resuelto el mayor de tus problemas. Pero que da problemas, los da.

En el recreo, Patty me ha hecho la zancadilla cuando pasaba por delante de ella. Ha hecho como que ha sido un accidente, que justo se ha movido en ese momento que yo pasaba. Veinticuatro mil jinetes del Apocalipsis se la han llevado al fuego eterno dentro de mi cabeza y creo que se lo he expresado bien en una mirada. Ha terminado siendo ella la que se hacía la ofendida porque yo creía que había sido a propósito. ¡Encima! Eve y Becka han tirado de mí diciendo que no merecía la pena. Joder, es que es una payasa. Podría haber quedado así la cosa, pero no. Cuando ya nos íbamos a casa, a la salida del colegio, Becka le estaba diciendo a Tony que esta tarde íbamos a ver la película de La Naranja Mecánica porque un amigo de su hermano Carl la ha traído de Estados Unidos. Es genial, porque aquí está prohibida desde 1972 y es la única manera que hay de verla. Tony se ha emocionado y le ha gritado a Liam, que andaba hablando con un grupo haciéndose el guay como siempre, para contarle el plan. Por un momento he pensado que sería genial que vinieran a ver la peli, como aquel otro viernes. Entonces todo ha sucedido rápido. Patty me ha tirado, "por accidente", la colilla de su cigarro. Digamos que no he sido nada diplomática al pedirle explicaciones, menos aun cuando la he empujado por un hombro. Otra vez ha interpretado el papel de víctima, pero no han sido Eve y Becka las que han tirado de mí esta vez, sino Liam.

«Oye, Patty, ten más cuidado», le ha dicho.

«Ha sido el viento, tampoco es para ponerse así», le ha contestado ella, en plan niña elegante que acostumbra a ir a las carreras de caballos. «Pero vamos, que así cambia de abrigo, que ese está pasadísimo de moda».

«Lo que está pasado de moda es tu cara, estúpida». No he podido contenerme. Soy así, de mecha corta. De casi no tener mecha.

Ahora sí que Eve y Becka me han apartado. Dan me ha pasado el brazo por los hombros y me ha obligado a seguir mi camino. No podía nada más que mirar al suelo y andar más rápido de lo que normalmente ando, pero he podido escuchar a Liam.

«No tienes ni puta gracia, ¿sabes lo que te digo?».

«No te enfades, Liam, por favor». La maldita O'Malley haciendo de abogada del diablo con su voz de misionera de la paz.

«Que no se acerque a ella». Le faltaban luces de Neón para sonar más a advertencia.

No he escuchado los coros celestiales porque estaba demasiado envenenada de odio hacia Patty, pero me he sentido maravillosamente al escuchar a Liam defenderme. Y casi me jodía que Dan me estuviera arrastrando, así que le he apartado haciéndole ver que estaba muy tranquila. Él ha asentido y me ha dado un beso en la frente y yo le he sonreído en plan: «que sí, que estoy bien».

Y hemos seguido el camino, con esas perras ya lejos, y he notado a Liam a mi lado.

«De nada, ¿eh?».

«Gracias, aunque tampoco hacía falta». Yo le he mirado a los ojos y él ha puesto media sonrisa en plan escéptico. «La habría aplastado, a esa cucaracha».

«Bueno, tampoco te pongas así. Déjala en paz».

«¿Qué la deje en paz? Si ha empezado ella».

«Pues no le sigas el rollo».

«Perdóname, Mr. Paciencia que nunca se pelea con nadie».

«Oye, Sally, no lo pagues conmigo».

«No lo estoy pagando contigo, es que dices unas cosas que...».

«¿Sabes qué? Que la próxima vez te va a defender tu puta madre».

«Bien, porque tampoco te lo he pedido, así que no vayas de héroe».

«¡Que te jodan, Sally!».

Y se ha acercado a Tony, pero como estaba con Becka y Dave se había quedado con Cassie y estaba súper lejos, ha terminado caminando rápido y ha pasado el camino hasta que se bifurca la calle a unos metros por delante.

Es un gilipollas. Pero no sé si yo más. Siempre me propongo competir con Liam Gallagher en todo para que no crea que es superior en cualquier cosa, pero no sé quién ha ganado esta baza esta vez.





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