TERCER JUEVES: GUINNESS

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¡Mamá me ha comprado un montón de ropa! A veces la quiero. Espero que no me la quite cuando llegue la nota del examen. Bueno, eso es otro tema. Ha llegado a casa y me lo ha dicho: «¿Vamos al centro?». En verdad mamá no es mala. Sólo creo que en el trabajo le ponen al límite de su paciencia y le entran ataques de ansiedad. Supongo que en casa sólo quiere hacerlo bien como madre. Aunque nadie es perfecto y no siempre lo hace bien. Por mucho que jure y perjure que no seré como mi madre cuando sea madre, algo me dice que hay cosas que repetiré. Cuando no estábamos hablando de las notas de las listas de la clase, tema recurrente para mi madre no sé por qué razón, hemos hablado de la fiesta de San Patricio. No queda mucho para la primavera y siempre hacen una fiesta en el barrio. Como la mayoría somos irlandeses, es casi como celebrar la Navidad. Cantan los del coro de la Iglesia y luego el párroco ofrece una fiesta. Cambian el vino por la cerveza, pero las borracheras no cambian. Muchos ingleses también celebran ya San Patricio porque se está poniendo de moda. Creo que si en Chicago o en Nueva York las comunidades irlandesas hacen algo, ya trasciende al mundo entero. La clave es la cerveza. Es como la Coca-cola y la Navidad, pues la Guinness y San Patricio. Cuestión de publicidad. El caso es que mamá ha dicho que debería de llevar un vestido bonito para ese día, nada de faldas de tartán y cazadoras vaqueras. Ha señalado bastantes vestidos preppy; reconozco que alguno no estaba tan mal, pero la he convencido con un vestido de vuelo de lunares súpero mono, negro, de manga francesa, que perfectamente puedo combinar con una cazadora vaquera. Me ha confesado que hoy ha sido un buen día en el trabajo. Ojalá todos los días sean buenos en el trabajo.

Cuando hemos llegado a casa y me volvía a probar el vestido y colocaba los nuevos vaqueros y los tres tops que he comprado, John ha entrado en mi habitación con su camisa nueva. Le he dicho que estaba muy guapo y ha resoplado como si no estuviera de acuerdo. Pero en verdad estaba guapo. Se ha sentado en mi cama y me ha dicho que le gustaba mi vestido. Yo he dado un par de vueltas para que viera que la falda tenía vuelo. Él ha dicho que las chicas nos contentamos con poco. Le he dicho que no dirá lo mismo en un par de años cuando tenga intenciones de echarse una novia. Me ha sonreído. «En mi clase me han preguntado si Liam es tu novio». He mirado a mi hermano con una ceja levantada. «¿Quién?». Resulta que a algunas niñas de su clase también les gusta Liam. ¡Por favor! ¿Cómo no? Pero, lo cierto es que, hoy estaba tan de buen humor que hasta me he sentado con mi hermano y le he dicho que no, pero que hay algo raro entre Liam y yo. Le he confesado que me gusta mucho y me ha dicho que ya lo sabía. Qué evidente soy. Parece que el único que no se da cuenta es él. O sí y disimula mucho.

Y hablando de Liam, porque siempre tengo que hablar de él, en clase hoy ha estado como siempre. Como si ayer no hubiese sido ningún hooligan loco de la violencia. En el recreo me ha dicho que Noel no para de preguntarle por mí y que cree que está enamorado. A mí me ha entrado la risa floja. Si eso fuera verdad, mañana mismo me plantaba en su casa a declararme. Le he dicho que no, que es que nos caemos bien. Él me ha mirado sonriendo y me ha dicho que Noel es gilipollas. Así de claro. Se adoran, no tengo ninguna duda.

¡¡¡MAÑANA ES VIERNES!!!



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