A unos metros está él. Con los brazos cruzados y su mirada ensombrecida:

-Theo, ¿cómo... cómo hiciste eso?-le pregunto aterrada por el hecho que acaba de aparecer tras de mí.

-¡Eso no te importa!-me grita y doy un salto del susto.

-¿Por qué me tratas así?-le pregunto como un gatito herido.

-¡Te trato como te lo mereces, idiota!

-Basta...-le suplico con un nudo en la garganta terrible.

Me pongo nuevamente de pie y hago ademán de caminar donde él. Sólo estamos nosotros en mitad de una calle completamente deshabitada.

-¡No!-grita y retrocede al notar que intento avanzar.

-Theo-murmuro-. ¿Por qué no me dejas acercarme a ti?

-¡¿Cuál es tu necesidad de querer adherirte a las personas, ah?!

-¿Qué?

-¡Eres como una jodida cinta adhesiva que se quiere fusionar todo el tiempo con los demás! ¡Entiende que nadie te necesita!

Sus palabras me hieren en lo más profundo. La luz cada vez se apaga más al igual que las últimas chispas de energía en mi interior

-¿Por qué me dices eso?-le digo intentando acercarme más.

-¡No te acerques, te dije! ¡Es que eres tan... dependiente de los demás! ¡Tu vida se desmorona mientras más te intentas pegar a las personas y no entiendes que nos alejas!

-¿Yo...?

-¡Sí, tú, Tracy! ¡¿Tan poco vales?!

¿Tan poco valgo?

-¡¿Tan frágil es tu personalidad que necesitas de los demás todo el maldito tiempo?!

¿Lo soy?

-¡Quiérete a ti misma o no serás nada!

¡¿QUÉ?! ¡Yo... me quiero lo suficientemente a mí misma como para saber qué me hace bien y qué me hace mal! ¡No tiene derecho a decirme esas cosas!

-Vamos, Tracy.

-¿Jacob?

Su nombre sale de mis labios y me sorprende. Lo miro. Está detrás, tiene unas ojeras tremendas y está pálido como un muerto. Tiene los labios morados y la mirada ensombrecida.

-Demonios, Tachas, ¿estás bien?-le pregunto.

Él parece no escucharme e insiste:

-Vamos, Tracy. Hazlo. Dile que no lo necesitas.

-¿Por qué debería?-le pregunto.

-Porque eres una mosca muerta que necesita de los demás-esta vez es Audrey quien se aparece a mi derecha.

-Así es.-Ahora Lottie a mi izquierda. ¿Qué sucede? ¿Por qué se han reunido todas las personas que he perdido con tal de hacerme sentir tan mal?-. Te crees inofensiva y eso sólo habla de lo pegajosa que resultas con todos. ¡Deja respirar a Charlie, maldita traidora! ¡Pensar que eras mi amiga!

-¡Lottie, no! Entiende que yo...-empiezo.

Aunque me interrumpen todos a la vez, excepto Theo:

-¡¡¡Hazlo, Tracy!!!-gritan al unísono-. ¡¡¡Di que no lo necesitas!!!

Me enmudezco en la medida que siento el modo en que tantas voces me acorralan. Me siento sin escapatoria y sin opción. Tampoco tengo la capacidad para poder admitir lo que siento, no puedo ignorarlo, no puedo apartar a Theo de mí, lo amo pero me destruye. Me hace daño.

Es que yo le hago daño a él.

¿Será cierto?

¿Será verdad que me adhiero a todas las personas que se me acercan?

-¡¡¡DILO, TRACY!!!

-No...

En ese instante se quedan en silencio y sólo Theo habla:

-¿No?

Me enfrento a él y lo miro a los ojos con el corazón en un puño.

-No puedo-le admito-, simplemente... no puedo hacerlo.

El silencio sigue.

Un segundo.

Dos.

Tres.

Y lo rompe con una mueca que ronda el asco o el dolor:

-Es... asombroso. ¿Tan poco te valoras?

Despierto ahogando un grito y un rostro se aparece a mi lado de repente.

Mujer, canas, arrugas, gafas, ojos negros, sonrisa encantadora.

-Abuela-murmuro.

Ella me acaricia colocándome un mechón de cabello tras la oreja:

-Sólo fue una pesadilla, cariño-me dice-, ya pasó.

Tomo asiento en la cama, me sostengo con firmeza a las sábanas que la cubren y miro alrededor buscando algo en especial dentro de toda la habitación y lo encuentro sobre el escritorio donde yacen mis apuntes de estudio.

El portátil de Carl permanece sobre la mesa, tal como lo dejé antes de irme a dormir, tentándome a buscar cualquier información de Jacob, Theo o los Bad Boys.

-¿Algún problema?-me pregunta.

Sí, abuela.

Sí hay un problema.

Un ENORME problema...

...es que la pesadilla aún no se termina.

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BAD BOYS

BAD BOYS #1Where stories live. Discover now