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-¿Qué demonios?

Charlie, al vernos, arroja chispas por los ojos y cierra sus cortinas. Al darme la vuelta, me encuentro con una imagen de Theo que me provoca miedo. Más del que ya me venía dando.

Tiene las mandíbulas tensas y los ojos desencajados. ¿Qué le preocupa?

-Hey-murmuro-tranquilo...

Mi voz es apenas un murmullo audible.

Theo se sale de la habitación y baja las escaleras dando grandes zancadas. Corro tras él intentando sostener su ritmo, pero la tarea me implica dificultades sobremanera.

Antes de que su mano toque la manija de la puerta de entrada, escupo las palabras que vengo conteniendo:

-¡Si cruzas esa puerta, no te dejaré volver a entrar!

Theo se detiene y mil voces cruzan mis pensamientos: ¿Quién dijo que él quería realmente volver a entrar? ¿Cómo me atrevo a gritarle así? No querrá volver a saber de mí en toda su vida.

Se da la vuelta y sigo bajando.

Está furioso pero no va a golpearme:

-No quiero que hagas una escena fuera de mi casa mientras mamá está de viaje. No deseo perder su confianza-le explico casi en una súplica para que mantenga la cordura.

Él da un suspiro y me dice:

-Está bien.

Acto seguido hace ademán de volver a la habitación pero me paro al pie de la escalera con los brazos en jarras. No lo dejo pasar. Él me mira consternado.

- Preferiría que no volvamos a mi cuarto-intento que mi voz suene autoritaria pero sale como un chillido apenas perceptible.

Theo contiene la respiración y durante un tenso silencio, se rompe el clima en el instante que suelta una carcajada.

Dios mío.

Qué hombre, durante un instante creí que iba a matarme, sin embargo ahora yace a risa suelta delante de mí y no puedo evitar contagiarme de eso que le hace tanta gracia (pero no tengo idea qué es).

-¿Puedo saber qué resulta tan gracioso?-pregunto.

-¡Wow! No lo puedo creer, realmente. Eres tan... tan...

¿Tan?

-Compleja. No quieres que salga, tampoco quieres que vuelva a entrar. Me quieres retener en tu casa pero no me dejas subir a tu habitación.

¿Cuántas chicas ya le han dicho que no? Estoy segura de que el número es relativamente bajo. O nulo.

-Lo sé-digo con algo de orgullo y me cruzo de brazos-. Soy un espécimen raro.

-¿Qué? ¡No! No considero en absoluto que seas un "espécimen", Tracy. Tampoco rara. Pero sí algo...

-¿Compleja?

-Exacto.

Claro. Yo no me ando metiendo en riñas ni me hago tatuajes con triángulos extraños ni leo biblias anónimas para el día y para la noche. Sin embargo, yo soy la rara.

La... compleja.

Theo debe reparar en mi rostro sorprendido ya que se retracta de un modo en el que poco me imaginaba:

-Eso te vuelve interesante.

Me guiña un ojo y se dirige hasta el sofá. Una vez acá, toma el control de la TV y la enciende. Pone un partido de soccer pero lo cambia a los pocos segundos. Mientras hace zapping, subo a mi cuarto, busco las palomitas y apago mi portátil.

BAD BOYS #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora