▲ 79 ▼ (Segunda Parte)

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Theo envuelve mi rostro en sus manos. Volver a sentirme dominada por su tacto, volver a ser recibida por su aliento es lo que más deseo ahora y caigo en la cuenta de que es lo que más he deseado en los últimos días.

Desliza sus dedos hasta mi cuello, donde me siento más vulnerable y dejo escapar resoplidos de placer contra su rostro en el momento que me muerde el labio inferior.

Mis manos bajan hasta su cinturón y hay tantas cosas que me gustaría hacer ahora mismo así que dejo la moral de lado y levanto la prenda de tela que le cubre el torso.

Toco los músculos de sus caderas que se endurecen a medida que deslizo mi tacto por ellos.

Esta vez siento la necesidad de disfrutar aún más de él. Por otra parte, he estado todo el día en actividad, necesito una ducha pero el asunto parece excitarle más a él ya que por mi parte, sólo me incomodo.

Sus labios se deslizan hasta la base de mi garganta y la piel se me enciende. Llego con mis manos hasta el centro de su espalda y clavo las uñas aquí.

Pasa por mi cabeza la ligera incógnita de haberle hecho daño pero dejo la opción de lado ya que escucharle gemir contra mil piel es la melodía más salvaje y hermosa que puedo percibir ahora mismo.

Theo retrocede apenas y se toma la musculosa por los bordes pero yo lo detengo y termino por quitársela. Ver su torso desnudo bajo la tenue luz de la sala es una perfecta imagen para mis ojos. Sobre todo teniendo en cuenta que las pupilas negras del lobo en el tatuaje de su pecho y su cuello, van clavados sobre mí y sé exactamente que desean poseerme por completo.

Pero hoy me siento mucho más fuerte que en otras ocasiones.

Hoy quiero darme el gusto de dominar a la bestia.

No estoy pensando con claridad sino dejando que mi instinto sexual domine la situación. 

Aparto a Theo antes de que quiera quitarme la larga camiseta blanca que llevo puesta.

Me mira un poco molesto pero le doy la vuelta y me quedo boquiabierta al verle su espalda.

Tiene la forma de un perfecto musculado triángulo invertido, quiero mordérsela. Pero más me llama la atención el tatuaje enorme que tiene dibujado: un árbol suspendido en el aire con las raíces terminando en su cintura y las ramas secas apenas llegan a sus hombros.

El árbol es imponente, oscuro y tiene grietas en todas partes.

Como Theo.

Parece que el dibujo va a salir de la piel donde se asienta aunque llevo mis manos hasta el dibujo para tocar la obra maestra y lejos de poder sentir algo que escape de su sitio, sólo toco la piel firme de Theo.

Coloco ambas palmas de mis manos sobre sus omóplatos y las bajo hasta su cintura.

Aparecen en él pequeñas sacudidas de excitación cuando dejo reposar mis labios en el medio de su espalda, al centro del grueso tronco.

No puedo creer que jamás he visto desnuda su espalda.

Theo se da la vuelta y levanta mi rostro con un dedo en mi barbilla.

Centro mis ojos en los suyos, grises con las pupilas tan dilatadas que se los ve más oscuros que nunca.

-Quiero que hagas algo, nena-dice tan bajo que sólo yo podría escucharle.

Toma mis manos y las deja reposar sobre su cinturón.

Me quedo impactada al ver la erección bajo la tela de su pantalón y antes de dejar de admirar su entrepierna, ya me encuentro liberando la hebilla y desprendiendo el botón de los jeans.

BAD BOYS #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora