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Mi mano da con el picaporte de la puerta antes de que me sienta a punto de ser tragada por la negrura de la noche y los gritos de la fiesta...

O lo que queda de ella.

Logro dar con la manera indicada de meter la llave en la cerradura y destrabo el seguro hasta poder ingresar a un lugar con olor fétido a humedad, falta de oxigenación y polvo.

Lo primero que busco es palpar las paredes hasta que la perilla de la luz da con mi tacto y un halo blanco me encandila aunque no demoro en adaptarme a la nueva tonalidad del lugar,

Hay lavamanos en una pared cuyos colores varían entre un verde blancuzco y cuatro cubículos con inodoros delante.

De pronto escucho un crujido proveniente de uno de ellos.

La sangre huye de mi rostro y el horror me cala los huesos... es que la posibilidad de que alguien se encuentre detrás de alguna de esas cuatro puertas me deja helada y sin poder pensar con coherencia.

Corre, dice mi conciencia.

Pero no estoy segura de estar menos segura allá afuera...

Finalmente decido armarme de valor y me acerco a cada una de las puertas: a continuación, las abro a patadas.

Primera puerta: nada. Sólo un inodoro mugriento con la tapa baja.

Segunda puerta: lo mismo.

Tercera puerta: lo mismo aunque el inodoro tiene la tapa levantada y me sorprende ver que el agua sigue corriendo en este baño oculto que hace años, estoy segura, nadie usa. ¿O sí?

Digamos que por algún motivo las instalaciones siguen funcionando.

Al llegar a la cuarta puerta, me encuentro con el motivo del ruido que me asustó hace un rato...

Me acerco con el corazón en un puño, me sostengo el vestido, levanto el pie y luego de una patada, una rata sale a toda velocidad y me pasa cerca de los zapatos.

Un sabor a bilis me supera la garganta pero trago saliva y dejo que la pequeña alimaña se marche cuanto antes. 

Una vez que se ha ido, corro tras la puerta y cierro con llave. Mis ojos están llenos de lágrimas al verme en el primer espejo que encuentro, me apresuro en dejar correr el agua y me lavo la cara.

El delineador corriéndome por las mejillas me da una imagen tétrica mientras me lo quito frenéticamente. Quiero llorar, tengo miedo, estoy sola en un puto sitio que nadie conoce y arriba está ocurriendo algo que da un susto de muerte pero no sé qué es.

¿Y si a Theo le pasó algo?

¿Y si no vuelve?

¿Y si...

...sabe lo que sucede, es parte de ello y no te lo quiere decir?

¿Es que tú conoces algo que yo no?

No, tonta. Yo sé exactamente lo mismo que tú.

Bueno, disculpa, estoy nerviosa y aterrorizada.

Ufff.

Callo a la voz de mi conciencia y termino de lavarme la cara.

Saco toallas de papel  y tiro las primeras a un lavamanos. Con las últimas del rollo me seco la cara y vuelvo a mirarme en el reflejo que me devuelve el cristal.

-Todo va a estar bien-me digo a mí misma en un susurro.

Pero el corazón se me desboca al escuchar un par de pasos y unas voces, entre los silencios que me envuelven en el subsuelo de esta jodida vieja escuela.

BAD BOYS #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora