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Theo

Tachas, alias Jacob, alias Elmuytocapelotas siempre tiene un método nuevo para colmar la paciencia de alguien.

Intento revolver avena en un tazón de leche mientras tengo mis cosas sobre el desayunador: no importa cuántas vueltas le de al mismo contenido que girar y gira, la avena no se va a deshacer más en el lácteo.

Estaba solo, metido en mis pensamientos, en los gritos y el dolor dentro de mi cabeza, hasta que el idiota se le dio por aparecerse en la cocina y hacerme comenzar un mal día miércoles.

-Otro que se levantó con flojera-dice al verme.

No reparo directamente en él pero su presencia ya me vale para colmar el termómetro de mi tolerancia.

-Es más de mediodía, ¿no piensas ir al instituto?-insiste mientras abre la heladera y busca dentro de ella mientras sigue con su mismo discurso de mierda-: Ya se fueron todos hace horas y tú recién desayunando aquí. ¿Hubo fiesta anoche, amigo?

No he tenido precisamente «fiesta» anoche pero sí los motivos suficientes como para necesitar una buena cantidad de horas para tener que reponerme, sobre todo el final de la noche, en el momento que Tracy me hizo la más estúpida confesión de su vida.

Que me quiere.

¡Que...me...quiere!

¡Ja! ¡Me quie...! ¡Esa basura! ¡¿A mí?! ¿Que me quiere a mí? Yo no soy una persona digna del aprecio de nadie, aferrarse sentimentalmente a algo es para tirar todo por la borda.

Eso no existe.

El amor no existe, querer a alguien tampoco.

Pero por favor... Querer a una persona es para obtener algo, con algún fin o lo que sea. Por ejemplo, ahora mismo yo quisiera un tenedor para clavárselo en el pecho al idiota que me está jodiendo este día también.

Tachas cierra la heladera y saca la caja de leche que he dejado sobre la mesa luego de haberla usado.

-Si no la dejas en su lugar, me resultará difícil volver a encontrarla-dice sirviéndose en un cuenco hasta lo último que queda.

Metiéndose en mi vista, distingo que el imbécil va vestido solo con unos pantalones de algodón que le cuelgan desde la cintura, va descalzo y con el torso desnudo. Venga, otro que también se levanta a estas horas para desayunar, y ¿con qué moral se digna a reclamarme a mí?

-¿Me pasas el cereal o te quedarás dándole vueltas hasta convertirlo en crema? Te informo, no pasará nada. Tu maldita leche seguirá siendo una maldita leche.

Sus palabras y su cercanía son el nuevo arma que acomete en su contra: dejo que mis impulsos actúen por sí mismos y le arrojo el cuenco con cereales. Él se gira de inmediato y le golpea en la espalda, luego el recipiente cae al suelo y se parte sobre la cerámica blanca y negra del suelo de cocina.

-¡¿Qué demonios...?!

-¡Vete a la mierda, Tachas!-rujo lleno de odio.

-Calma, amigo. Calma. Veo que alguien no ha tenido una buena noche-dice con las palmas de las manos en alto, intentando pedir clemencia-, veamos, ¿problemas familiares?

-Que te jodan.

-Mmm, eso sería muy interesante pero si quieres te cuento luego sobre mis aventuras amorosas.

El sarcasmo en su, voz vuelve un tanto divertida la charla aunque hago todo lo posible por no reírme ante semejante...semejante...

-Vamos, Theo, ¿acaso tienes problemas financieros? Tengo algo de dinero para pasarte.

-No me importa tu jodido dinero.

-Entonces dime-insiste y toma asiento en la barra del desayunador, frente a mí-, ¿ocurrió algo grave? Vamos, amigo, no me escondas cosas a mí, los de la Bad House somos como una gran familia.

-Tú no eres mi puta familia.

-¿Y quién es? ¿Acaso la tienes?

Sus palabras son un nuevo motivo para que tome un cuchillo y se lo entierre en los ojos, sin embargo no lo hago porque el muy imbécil lleva razón en lo que dice.

-Déjalo estar, Jacob. No te incumbe.

-Ajá, algo ocurre. ¿Por qué no me lo cuentas y compartes lo que te pasa? Dentro mío también hay mucha mierda, si la juntamos y la arrojamos a las plantas sería un buen fertilizante natural.

Su mal chiste me llena de ira pero la contengo presionando los puños.

Él lo nota y se aparta un poco con su tazón de leche y avena. Odio la gente que le llama cereal a la avena. No importa si lo es, pero en mi cabeza no hay lugar para integrar ambos y no me apetece querer hacerlo tampoco.

-Ya, no te pongas así por mi maravilloso sentido del humor. Si no quieres hablar, no lo hagas.

Tachas toma su tazón y se dirige hasta la puerta pero antes se detiene y me dice:

-Sólo ten cuidado, Theodore. Algún día te quedarás completamente solo y te ahogarás en tu propia tristeza.

-¿Y quién carajos te dijo a ti que yo pueda estar triste?

-Se nota en tu cara. Necesitas amor y estoy seguro que de eso se tratan tus problemas.

-¡¡¡NO ES ASUNTO TUYO!!!-vuelvo a rugir, temiendo tener algún elemento mortal cerca.

-Bien... no es asunto mio. Como digas... Pero ten cuidado con la soledad. Es adictiva y destructora.

-¡Vete a la mierda!

-Exacto. Como yo, quedarás hecho mierda.



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BAD BOYS #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora