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Theo

El plato revienta contra la estructura de vidrio que guarda la vajilla de porcelana.

Los cristales al caer, reflejan la luz mortecina de la cocina y lamen el suelo en la medida que más platos revientan contra las paredes y vuelan a diestro y siniestro.

-¡¿Qué demonios?!-maldice Amanda al escuchar los estruendos.

No me digno a mirarla sino que me quedo sin más platos así que empiezo por los vasos. Estos arrojan añicos por doquier con mayor impulso lo cual me genera una mejor sensación de adrenalina. ¿No hay algo más grande que reventar?

-¡¡¡Detente, loco!!!

Bueno, la cabeza de Amanda sería una buena opción.

Arrojo una copa en su dirección y para mala suerte mía, revienta contra el umbral de la puerta y ella se esconde al otro lado.

-¡¡¡Imbécil!!!-me grita y sale corriendo escaleras arriba.

No me interesa dónde va. No quiero saber nada con ella ni con... con nadie.

Mis sentidos están anulados. El contacto con el mundo no existe. Sólo necesito ver todo romperse a pedazos al igual que las botellas de licor en el suelo que me he bebido de tragos ininterrumpidos y destruido contra las paredes de la cocina.

El mundo da vueltas pero nada grave.

He estado peor.

-¡Theo!-grita Dominic.

-¡Detente, estás destruyendo todo!-se suma Jacob.

-¡Amigo, para! ¡Nos quedaremos sin cocina!-aporta Neo.

¿En qué momento llegaron?

-¡Que se vayan, mierda!-rujo y arrojo una fuente de metal contra ellos. Neo cierra de un portazo y el recipiente impacta contra la madera-. ¡¡¡Púdranse!!! ¡¡¡Púdranse todos, mierda!!!

Luego del grito me dirijo hasta la licorera que yace a un costado con las puertas de vidrio cayéndose a pedazos.

Saco una botella de ron, le quito la tapa y bebo, disfrutando del ardor martirizante que me atraviesa la garganta.

Luego de un largo trago, mi cerebro empieza a embotarse más, un sudor frío me cae por la frente y la espalda, mi cabeza se siente oprimida pero no se asemeja ni de cerca a la sensación asquerosa que me llena el pecho.

-¡Pú...púdrans...e! ¡En el...jodid...do infier...no!-digo y dejo caer la botella al suelo.

No se rompe pero el resto del líquido se derrama sobre el suelo de madera.

Me detengo un instante y lo único que llega a mi nublada percepción es un lugar difuso y mi respiración a mil.

-Una...relación...y un cue...cuerno-musito.

-Hermano, calma.

-Que no...no vuelva. No...vuelva... a ella.

-Podemos hablarlo pero ven, siéntate. Trata de recomponerte, hermano. Te va a dar un coma alcohólico si sigues así.

-Ni...mierd... oh, demonsi..monios...

Mi cabeza revienta y el muy tocapelotas de Tachas no puede dejarme hundir en mi propio infierno porque el muy miserable es incapaz de dejarlo en paz.

Dejarme en paz.

O que lo deje...estar.

-No puedes seguir así, hermano.

BAD BOYS #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora