▲ 30 ▼ (Tercera Parte)

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Estaba en lo cierto. El castigo de mi madre será monumental.

Luego de que Lottie me deje en casa, mamá se ha puesto como una furia al verme.

-Jovencita, ¿cómo te atreves a llegar a casa a estas horas? ¡Otra vez! ¿Por qué no me atendías el teléfono? Oh, espera... ¿qué es ese olor? ¿Tabaco? ¡Demonios, Tracy Smith, vas borracha y toda fumada! ¡¿Quién eres tú y qué rayos hiciste con mi hija?!

Bueno. Y me grita mil cosas más por el estilo.

Que soy la peor hija del mundo, que cómo me atrevo a llegar a casa en tales condiciones, que Theo es el problema de todo y no quiere que lo vuelva a ver.

En cuanto suelta lo de su historia de madre-soltera-adolescente, estoy subiendo las escaleras en dirección a mi cuarto y me veo en la obligación de reconocerle:

-¡Mejor deja de preocuparte, que no seré tan estúpida de repetir tu historia! ¡Sigo siendo virgen!

Ella queda con los ojos como platos y la mandíbula por el suelo.

No sé si su asombro es de alivio por saber que mi castidad sigue cerrada con los candados que me impone o por el modo en que me atrevido a hablarle. 

Mientras los efectos de la ebriedad se calman, la Tracy Responsable empieza a decirme bajito que mejor guarde la compostura o tendré problemas luego. Pero una voz mucho más potente me recuerda todo el tiempo lo mismo: Eres una persona horrible, Tracy Smith.

-¡Pero...! ¡Cómo diablos...te atreves...! ¡Sube ahora a tu cuarto! ¡No puedo creer la persona que eres!

-¡¿Y dónde te crees que voy?! ¿Por qué mejor no te calmas? ¡Me duele la cabeza y lo único que haces es empeorar las cosas! ¡Te felicito!

-¡¿Yo empeorar las cosas?!

-¡Sí, tú!-le suelto-. ¡Eres insoportable! ¡Ahora entiendo por qué papá...!

Ella levanta un dedo en advertencia y el corazón se me desboca.

-No te atrevas-dice acentuando cada palabra-a completar la frase.

Doy un bufido y las lágrimas pugnan por soltarse a millones desde mis ojos. Siento mi piel ardiendo, la cabeza se me explota en cualquier momento y hay mil voces que se contradicen pero coinciden en lo mismo.

Hablan, hablan y hablan.

Métete a tu cuarto.

Ahora.

Esa no es tu madre, ella no te trataría de ese modo.

¿Piensas tolerar su comportamiento?

Pero soy yo quien se ha portado mal con ella.

Mejor duérmete y calla tu puta boca.

Pero no he abierto la...

Métete a tu puta cama y duérmete. Eres una persona horrible.



Cuando me tiro sobre las sábanas dejo que las lágrimas fluyan y antes de quedarme dormida, tomo mi celular para hacer la última estupidez del día.

Abro whatsapp, busco un contacto y envío un audio:

-Hola, Theo. ¿Cómo has estado? Me quedé algo preocupada por tu estómago y creo que me debes una explicación. Buenas noches.

La voz de mi conciencia me obliga a soltar el móvil y termino por arrojarlo a la almohada junto a mi cabeza mientras repaso mentalmente la noche agitada que he tenido. Pienso una y otra vez en las cosas que le dije a mamá y en lo que estuve a punto de decir pero lo peor, es que no salió en palabras y quedó flotando en el aire, tan tenso como mi corazón ha sido capaz de soportar.

Soy una persona horrible.

Lo eres.

¿Otra vez tú?

Sí. Púdrete.

Muérete, creo habértelo pedido antes.

Eres una persona horrible.

No es necesario que me lo recuerdes todo el tiempo.



Esa noche sueño con un lobo que me persigue por el bosque y me siento a punto de la asfixia. Sin salida. No me queda aliento, debo seguir corriendo.

Veo la salida del manojo de árboles a menos de cien metros de distancia.

Mamá me espera.

-¡Ven, hija! ¡Apresúrate!

-Mamá...

El lobo cambia su dirección y tropiezo. Él sigue su curso y termina saltando hacia ella con las fauces abiertas.



Despierto a los gritos y a llanto suelto.

Mamá entra en la habitación en un santiamén, enciende la luz y me encuentra desbordada.

-¡Hija!

No le contesto. Sólo sigo llorando y hay mil cosas dándome vueltas en la cabeza que no me dejan en paz. Santo Cielo, ella está bien, está bien, sólo ha sido una pesadilla, se encuentra bien.

He tenido la peor noche de mi vida. O la mejor, considerando el beso de Theo. Pero luego me abandonó, se fue a puñetazo limpio con Charlie por mi culpa y luego le he dicho cosas horribles a mi madre.

Me siento más sobria que antes pero lloro con desesperación.

Ella se dirige hasta mi cama y acuna mi rostro entre sus brazos y contra su pecho. Escucho el latido de su corazón mientras me dice:

-Calma... Shhh, calma. No ha ocurrido nada, descuida. Estoy contigo, estoy contigo.

Me duermo por tercera vez esta noche (¿o ya ha amanecido?), pero ahora escuchando su voz y pensado si Theo me ha respondido el mensaje de anoche.

En los próximos minutos no hay voces ni pesadillas.

Pero sí la imagen de un lobo que no logro quitarme de la mente.



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L.

BAD BOYS #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora