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Desearía que la Tierra se abra y me trague.

No puedo creer que mi idiotez y yo hemos suplicado, casi, por un beso.

«¿Pero quién no suplicaría por un beso de Theo?»

¡¡¡Ya!!!

Theo sonríe mientras intento calmar mis pensamientos.

Durante un incómodo segundo que está lo suficientemente cerca como para que lo haga, se encienden todas mis alarmas al escuchar el ruido de una sirena de policía. El rostro de mi acompañante se ensombrece y termina por apartarse de mí.

Miro colina abajo y distingo a varios kilómetros la luz azul incandescente de dos patrulleros que rastrillan la zona.

-Nos vamos-me dice Theo.

-Ajá-es todo lo que se me ocurre responder, tomo el casco, hundo mi rostro en él y espero sentadita en la moto y bien ubicada, a la espera de que él decida encender el motor y largarnos de este sitio.

No hay más.

Ni yo ni él nos animamos a decir una sola palabra hasta que nos marchamos.

  ¿Qué pasó en la fiesta? ¿Somos los únicos a quienes busca la policía?  

Es una suerte que no haya dejado nada en la casa que pueda brindar datos sobre mi identidad.

A excepción de mi móvil...



En cuanto Theodore detiene su motocicleta al frente de mi domicilio, me bajo y le entrego su casco.

Quedo un momento de pie frente a él y sólo se me ocurre agradecerle por haberme sacado de la fiesta y devolverme donde vivo.

-¿Puedes volver a tu casa?-le pregunto. Creo que lo detendrán al verlo regresar.

-Por supuesto-me responde con mucha seguridad.

-¿No hay peligro?

-Para mi, no-sonríe.

-Entonces, ¿no estamos escapando de La Ley?

Se encoje de hombros y la calma que lleva encima, logra sorprenderme. ¿Cómo puede estar tan tranquilo si hasta hace unas horas, el mundo conspiraba en nuestra contra?

O nuestro favor: nunca pensé que tendría a un muchacho tan sensual como él, tan cerca de mí.

Pero de nada sirvió si todas las Tracys de mi interior, lloran, patalean y hacen berrinche por un beso suyo.

-Calma, no hemos hecho nada ilegal-me asegura.

Y es cierto.

El alma me vuelve al cuerpo pero todo en mí se vuelve a alertar cuando escucho la puerta de mi casa abrirse de un golpe y mamá sale en bata de paño, con una cara terrible de no haber dormido nada.

Algo me dice que soy la culpable de eso... tendré una buena reprimenda con Theo delante.

Santo Cielo.

-¡Jovencita, son más de las siete de la maña...! Oh-se detiene al reparar en quien tiene delante.

Es cierto, la presencia de Theodore Landon es imponente.

-Disculpe-le dice él y agrega-. No volverá a ocurrir.

-Eso espero-es todo lo que mi madre responde y Theo se coloca el casco. El alma se me cae a los pies, probablemente deseo que esto sí vuelva a ocurrir.

-Tengan ustedes una buena jornada-asevera, enciende el motor y se marcha.

En cuanto el rugido de la motocicleta se aleja, nos quedamos en silencio con mi madre y no me animo a mirarla a los ojos.

BAD BOYS #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora