Fue durante el tiempo que comencé alejarme de ti, mis sentimientos por ti se habían fortalecido gracias a los días de Sunburn y así como Ann se conformaba, yo me alimentaba de los momentos que pasaba contigo platicando de los temas más tontos del planeta. Migajas de ti Ed, sólo eso.

Había tomado el autobús para ir a casa ya que venía de casa de Bonnie. A comparación de Ald y tú, Bonnie y yo sólo discutíamos cuando hacíamos pijamada y me dejaba el lado más pequeño de la cama. Como te decía, tomé el autobús sin pensar en un asiento específico y sólo me senté ahí, deseando llegar a mi dulce hogar. Mientras pensaba en lo que comería al llegar, desvié mi mirada por un momento hacia el lado de mi asiento vacío percatándome de la presencia de una hoja doblada en cachitos. La tomé sin pensarlo y en cuanto se aproximó mi parada bajé del autobús con mucha prisa, estaba muy ansiosa por saber si se trataba de una carta o sólo de una simple hoja desechada.

Ni siquiera cené, a penas y saludé a mis papás y corrí a encerrarme en mi habitación. Me tiré sobre la alfombra acompañada de una enorme sonrisa, desdoblando la hoja y cada doblez desecho era como si me acercara a la idea de que esa carta fue escrita para mi y encontrármela en el autobús era una manera más para que pudiera llegar a mis manos.

- Te preguntarás del por qué estoy aquí - dijiste tiempo después entrando por la ventana de mi habitación. Nuevamente te encontrabas invadiendo mi mundo como si mi mente no te fuese suficiente. Yo quería terminar de leer pero no tuve el valor para mirarte y formular algo claro, yo no tenía la culpa de que mis lágrimas buscaran salida y que me delataran tan ridículamente.

- No es el momento...

- ¿Estás... - titubeaste acercándote a mi - ¿Estás llorando? Oh Beth - tocaste mi hombro. Nunca tuvimos alguna clase de contacto que no fuese aquel beso porque los amigos como tú y yo, el tenerlo, era como una navaja filosa que no le importaba apuñalar por la espalda y mucho menos, apuñalar un corazón.

- No Ed, déjame - intenté zafarme limpiándome las lágrimas con ambas manos lo más rápido que podía porque a nadie le gusta que lo vean llorar y yo no iba a ser la excepción, fue exactamente como cuando te intoxicaste, sólo que a pesar de tu estado de salud, me seguías pareciendo guapo.

Nunca te lo dije pero el gesto que hiciste me consumió por completo. La mayoría de la veces las palabras no eran lo tuyo a comparación de los gestos, que recompensaba todo que hacías mal hablando.

Lo que hiciste fue abrazarme. Abrazarme de la manera más cruel, tan tierna. Me abrazaste como si fuese la última vez que me verías, como si fuese alguien especial, como si me extrañaras... Como si me amaras.

¿Estás consiente de lo intenso que suena? Porque en realidad lo sentí de esa manera, cuando apenas y mi corazón estaba aprendiendo a querer.

- No te voy a dejar de abrazar hasta que me digas que te sientes bien - me envolviste aún más entre tus brazos - aunque nos tome esta noche y la mañana siguiente y faltemos a la escuela y truene el semestre, no me importa Beth, espero que a ti tampoco porque de verdad que no te voy a soltar - me hubiese reído pero estaba tan invadida de tristeza que no aproveché tu bonita forma de hacerme sonreír.

Me besaste la frente, y no me importó absorber el perfume de tu ropa, no me importó devolverte el abrazo, de aferrarme a tu cintura y dejar que me besaras.

Si mal no recuerdo, tardamos casi 20 minutos abrazados, no metiste Ed. Después de que pude hablar bien sin titubear me soltaste y por primera vez sentí como el tiempo pasó rápido cuando quería que durara por lo menos... no lo sé... Toda la vida. Como era de esperarse, te colaste sobre mi cama, cruzando ambos pies, dejando descansar ambas manos sobre tu estómago entrelazando tus dedos unos con otros.

Dear Ed: [Ed Sheeran] Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin