-¿Lo harías por mi?- Calum se maldijo a sí mismo por dentro por haber preguntado eso -Olvida eso...- dijo riéndose de sí mismo.

-Si lo haría, Calum.- contesto ella de igual manera y la manera en que lo dijo sonaba sincera -Pero...-

-No somos amigos.- Calum finalizo su oración y Aiko suspiro, el sonrió ligeramente de igual manera -¿Te has puesto a pensar mas allá de esto?-

-¿A qué te refieres?- le pregunto la chica, confundida a la pregunta de Calum.

-¿Has pensando en mi mas allá del anuario?- la pregunta era confusa pero Aiko entendió.

Claro, los dos jóvenes no se conocían del todo bien. El anuario siendo la única conexión que tenían, aparte de Michael, pero antes de él era simplemente un libro organizado por otros estudiantes. Pensándolo bien, era gracioso pensar que alguien más los viera juntos sentimentalmente.

Eran totalmente diferentes, eso sí.

-¿La verdad?- Calum asintió -No, pero desde que surgió lo del anuario no me paraban de hablar sobre ti.- confeso ella entre risas.

Claro que Aiko sabia quien era Calum Hood antes del anuario pero ¿alguna vez pensó en el de alguna otra manera más allá del Popular Capitán del equipo de fútbol? No. La Secundaria era una galaxia, cada quien en su propio mundo. Aiko y Calum Vivían en planetas totalmente alejados del otro.

-¿Qué hay de ti?- esta vez Aiko le pregunto al chico a su par -¿Pensaste algo más de mi?-

Le iba a mentir si le decía que si. Porque a diferencia de Aiko, Calum no sabía de la existencia de ella en lo absoluto. No sabía que escribía poemas porque no se molestaba en leer el periódico escolar. Tal vez había visto su característico afro en los pasillos pero no le había dado importancia. El anuario era a quien debía agradecerle (¿o culpar?) por causar que conociera a la chica.

-No.- dijo simplemente y Aiko hizo una mueca.

Calum no dijo mas y eso dejo un tanto triste a la chica, ¿pero acaso esperaba algo más? Se culpo a si misma por darse la expectativa pero trato de no darle importancia. Calum no significaba algo en su vida de igual manera.

Cuando Calum le dijo que habían llegado a la casa de Michael, Aiko se puso un tanto nerviosa. Había querido hablar con Michael sobre algo importante pero ahora había algo aun mas importante sucediendo. Además, tener a Calum acompañándola no la estaba ayudando porque al parecer ambos no estaban en buenos términos.

El jardín estaba lleno de flores y más o menos le recordó al patio trasero de su propia casa, su madre lo cuidaba más que a su propia familia. Y la entrada estaba decorada con animales de cerámica, Michael despreciaba esas figuras.

Calum toco el timbre y los dos esperaron pacientemente a que alguien llegara a recibirlos. Calum pasaba mucho tiempo en la casa de Michael de pequeños, hasta que luego su casa se convirtió en la base oficial. Tenía buenos recuerdos en esta casa pero al momento ninguno le estaba regresando.

Michael abrió la puerta de su hogar, con pereza y desanimo. Ver a las dos personas que creyó confiar lo enojo tanto que cerró la puerta de golpe, pero no pudo ni darse la vuelta porque habían vuelto a tocar el timbre pero esta vez escuchando la dulce voz de Aiko llamando su nombre.

El chico estaba enfurecido, no iba a mentir. Anoche las cosas con Calum no habían salido como esperaba y se dio cuenta que tal vez seguir siendo su amigo no era la mejor opción. Por el otro lado, estaba Aiko. La dulce y linda Aiko que se había fijado en él cuando nadie más lo había hecho, también lo apuñalo por la espalda en la mañana. Dios mío, había hablado con ella la noche anterior y ella le prometió que no se metería con Calum.

EffloresceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora