xvi. cambios

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Aiko termino de pasar la alisadora por su cabello y se miro al espejo, sonriendo ligeramente a su reflejo.

Era la primera vez en meses que Aiko usaba su cabello de tal manera. La verdad es que prefería usar su cabello al natural pero se dijo a si misma que ocupaba un cambio ligero. Y esperaba que valiera la pena porque tuvo que despertarse una hora y media antes para tener este resultado.

-Cariño, ¿ya estas lista?- pregunto su madre asomándose por la puerta, Aiko asintió y tomo su mochila yendo al desayunador para encontrar a su padre en su celular -Yo te llevare a la escuela hoy.- le anuncio, dejando a su hija confundida.

-Pero papá siempre me lleva...- respondió ella, su padre todavía no le quitaba la vista al aparato electrónico.

-Lo sé, pero estamos cambiando un poco la rutina.- le explico -Tu padre te seguirá llevando, pero algunos días yo te iré a dejar.-

Está empezando, pensó Aiko. Su madre estaba empezando a tomar el puesto de las actividades de su padre porque quería empezar a acostumbrarse a lo que le iba tocar hacer una vez se separaran.

O tal vez solo estaba siendo paranoica, pero este nuevo cambio no le estaba gustando del todo.

-¿Ya tienes todo?- le pregunto su madre, tomando su cartera y llaves del carro -¿Aiko?-

-Papá, ¿qué es esto?- le pregunto Aiko al hombre sentando que probablemente estaba en otro mundo, su madre rodo sus ojos y salió para evitar todo. -¿Que te dijo mamá?-

-Hija, es solo un cambio. Y para serte sincero, aprecio lo que está haciendo.- respondió el, por fin quitándole la vista a su celular -Casi ni pasas tiempo con ella.-

Oh si, está empezando, pensó Aiko nuevamente. Claro que su padre quería que Aiko pasara tiempo con su madre, iba a tener que convivir con ella cuando su padre se fuera.

-Ahora vete antes de que llegues tarde.- le dijo y ella suspiro, asintiendo.

El camino a la escuela fue tan incomodo. Su padre no mentía cuando decía que Aiko debía pasar más tiempo con su madre. No sabían ni que decirse. Y no es como si se desagradaran, porque no era así. Aiko no tenia rencor ni nada. Simplemente no se identificaba tanto con ella como lo hacía con su padre.

Tal vez era porque cuando nació, su madre lloraba cuando ella lo hacía y su padre era quien tenía que llegar a consolar a las dos. O tal vez porque cuando Aiko quería jugar con su madre, ella estaba muy ocupada estudiando para sus pruebas y su padre era quien soportaba los golpes y horas de juego.

Su madre había hecho un increíble sacrificio por criarla, pero simplemente no el suficiente para ser cercana con ella. La amaba mucho pero lo demostraba muy poco.

Aiko subió al carro, en el cual su madre ya se había acomodado poniendo su radio favorita, era una donde pasaban charlas de ánimo con sonidos relajantes. Aiko prefería escuchar la música de su padre, el hip-hop de la vieja escuela y el R&B moderno.

-¿Sabes? Ya días que Carson y Serena no van a la casa.- comento su madre, y Aiko suspiro acordándose de sus amigos.

Las cosas no estaban del todo bien pero sabía que hoy debía charlar con ellos. A veces solo quería jalar el cabello de Serena al suelo y preguntarle si le dolía, pero se debía limitar a sonreírle nada más.

-Sí, lo sé.- respondió, subiéndole el volumen a la radio, a pesar que no disfrutara lo que estaba escuchando pero era mejor que charlar con su madre.

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