Capítulo 37.

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SEIS MESES DESPUÉS.

Me sentí engañada y usada. Como un clinex de usar y tirar. Ahora lo miraba a los ojos y me dolía. Él intentaba apaciguar los momentos tensos añadiéndole palabras reconfortantes, pero ya todo me sonaba a mentira. Nada era igual que antes, perdí mi esencia.

Perdí las ganas de comer, me quedaba despierta en vela hasta las tantas de la madrugada, todo me sentaba mal, y perdí hasta las ganas de vestirme. Me pasaba un día tras otro encerrada en casa con el pijama puesto, esperando una señal, sin saber qué exactamente.

Hasta hace cosa de un mes, que me desperté con ganas de vivir, de repente. Me volví más independiente, me gustaba pasear sola, andar con Yerai, o jugar con la pelota en la alfombra. Él era el único que lograba calmar mi ira y acelerar mi pulso. Comencé a hacerme peinados originales, a vestirme de manera elegante, y a cuidarme.

Tenía ganas de vivir, de crecer como persona, y Salvi lo veía mal, cómo si hacer algo como trabajar, conocer gente o estudiar fueran cosas impensables para una joven madre y ama de casa.

Quería romper con mis cadenas, seguía con él por que ya me acostumbré a él, y no me imaginaba una vida en la que no estuviéramos juntos. Aunque en el fondo sabía que habíamos dado veinte pasos atrás de un solo tirón.

Comenzamos a ir a terapia de pareja en el mismo centro en el que le trataban la drogadicción y yo no veía fin. Cada mes hablábamos de lo mismo, de su comportamiento celoso, machista y posesivo que reprendía contra mí.

Abrí la puerta de casa y recorrí el pasillo. Mi hijo se escuchaba al fondo del ruido de la televisión, balbuceando ''Mamá, mamá.'' Era tan tierno oírlo. Mi pareja vino y me postró un enorme beso en los labios con una tierna sonrisa, y le respondí.

-Voy a salir, no tardo nena. -dijo cogiendo el bolso del niño.

-¿A dónde vas? -me extrañé. ¿Acaso intentaba engañarme otra vez?. Desde entonces no salía solo, y menos llevándose al niño.

-Mmmmh.. -murmuró. -Voy a casa de mi madre a por algo que me dijo que fuera. Ahora vengo. -y salió.

Perdona, ¿me acababa de dejar postrada aquí sin más?. Me resigné. Di por hecho a dónde iba, y ya ni mis lágrimas salían. Me dirigí hacia el baño y me comencé a desnudar, cuando acabé me miré al espejo y me vi, destrozada por dentro, muerta en vida. Deslicé mis dedos por mi cabeza y me metí en la ducha.

Salí y fui a la habitación a vestirme, cuando estaba poniéndome las medias escuché la puerta principal abrirse. Ignoré su llegada y seguí vistiéndome. No escuché a Yerai, así que me supuse que vendría dormido.

Enfundé mi cuerpo en un ligero vestido elegante de fondo negro y flores coloridas en la franja del pecho, y embutí mis pies en unos delicados channel de aguja y piel negra. Me puse un glorioso colgante dorado y fui al baño a maquillarme un poco. Cuando miré hacia el neceser para cambiar el lápiz de ojos por la sombra, sentí sus manos abrazando mi espalda.

Un escalofrío.

No puede ser, me ha engañado, se ha ido por ahí a hacer a saber qué, y viene como si nada a abrazarme. Seguro que ahora me pedía disculpas y se liaba a llorar y llorar rogando compasión.

Besó mi cuello y dirigió sus labios hacia mi lóbulo derecho, el escalofrío persistía y mi reacción fue lo que menos esperaba. Un suave ''hola princesa...'' se coló como una brisa en un susurro y mi cuerpo respondió por sí mismo.

Quise parar, decirle que no estaba bien que me engañara, gritarle, pero mi cuerpo fue en contra de mis principios y le seguí el juego de sus besos y caricias.

Sin ir más lejos apreté mis manos contra su espalda y me dejé llevar. Sin darme cuenta ya estábamos al lado de la cama, me di cuenta por que la parte trasera de mis muslos tocaron el colchón, y sentí la presión en el pecho debido a su empuje y me dejé hacer.

Acoplé mi cara en su pecho y me quedé pensativa, ¿Qué me estaba pasando?. Soy una vil muñeca, seguro que está jugando conmigo.

-Mi niña... -dijo en voz baja mirando un punto de la nada esperando mi respuesta.

-¿Qué? -cuestioné sécamente esperándome lo peor.

-No te arrepentirás de esa segunda oportunidad que me diste... -carraspeó. -Sé que la cosa no ha cambiado mucho hasta ahora, mi comportamiento digo, pero te prometo que de ahora en adelante todo va a estar bien, todo va a cambiar princesa. -dijo besándome la frente.

-... tengo algo preparado para ti, bueno y para mí. -pausó su habla. -Bueno, lo cierto es que es algo para los dos.

Mis ojos se abrieron de par en par. -¿En?,¿A qué te refieres?

-Confía en mí. -susurró.

Como si pidiese poco, en estos meses me he dedicado a controlarlo todo en mi cabeza, pensar dónde trabajaba, con quién, a qué hora salía, a qué hora entraba, qué dinero había gastado... todo eso en mi cabeza, en silencio, intentando aparentar normalidad.

Ante la duda callé y volví a levantarme para darme otra ducha, ésta vez más corta, y volví a vestirme.

Cuándo salí me quedé anonadada. Sólo alcancé a ver a Salvi llenando maletas de ropa y varias cosas más. Pero ¿qué cojones...?

****
Siento tantísimo pegarme meses sin escribir, ya casi que solo quedan uno o dos caps más. Espero que de verdad les guste, no quiero dejarles sin el final.

S.Ross

Valió la penaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora