Capítulo 11.

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El guardia nos avisó de que estaba prohibido acampar en la playa, que para eso estaban los campings, claro, pagando un dineral por quedarte a dos kilómetros de la arena, ¡eso no era acampar en la playa!. Para mi sorpresa Salvi habló pausadamente y con educación, y éste nos advirtió que levantáramos el chiringuito, sin ganarnos una multa de una importante suma de dinero.

- Por poco me arruinas, ¡si nos hubiera multado habrían sido unos 800 euros!.- me lamenté como una niña pequeña.

- Claro que no, has visto que no ha pasado nada,¿no?. - Asentí sin querer creerme que estaba quitándole importancia- pues ya está.- Prosiguió.

Pensé que aquí acababa la conversación, pero me equivoqué.

- Pues menos mal que no han visto el pulpo.- ¿De qué hablaba, enserio, un pulpo?.

- ¿Pero qué hablas?, ¡si no pescamos ni una mísera conchita de mar!.

- Claro, porque la señora se quedó frita a pierna suelta y a las tantas me dió por ver la caña y tenía un pulpo.- sonrió triunfante.

- Pero...¿tú.estás.loco.?- dije acentuándo las palabras haciendo una pausa entre cada una de ellas.- ¡Están en peligro de extinción!¡Sale más cara la multa del pulpo que la de acampar!. ¿Por qué no me dijiste?.- proseguí furiosa.

- Cálmate. Está enterrado en una bolsa, no pasa nada, ya se ha ido el guardia.- dijo con una naturalidad impresionante.

Tras una pequeña discusión nos dispusimos a "levantar el chiringuito" y recoger nuestros destrozos. Llegamos coche y cargamos las cosas en el maletero, y entonces reparé en un detalle en el que antes ni me había fijado.

-¿Por qué tienes una sillita de niño en el coche?.

- Ahora la chiquilla se preocupa si tengo un hijo. - quedé helada ante su respuesta.

- ¿Tienes... un... hi-hijo?- pregunté confundida.

-Si, claro.- dijo sin mostrar ninguna expresión en su rostro. Quedé muda, y asimilé que era cierto.

Me monté en el lugar del copiloto, algo cavizbaja. Andrea nunca me comentó que tuviera un hijo, es más, me dijo que nunca tuvo una relación seria. Éste comenzó a darse cuenta de mi expresión, y comenzó a reír a carcajada suelta, apoyando su cabeza en el volante junto a sus brazos.

-¿De qué te ríes?- conseguí decir.

No entendía nada.

- Eres tan inocente...- espetó. Pero éste al ver mi cara que transmitía entre confusión y rabia prosiguió.- No tengo un hijo, es mi sobrino. Me lo llevo a veces a tomar café o al parque.

Solté todo el aire que había contenido este tiempo atrás.

¡Me quedé tan pancha!

La diosa dentro de mi daba saltitos de alegría.

- Ya lo supuse, no hacía falta que lo aclararas.- mentí.

- Ya, y ahora yo me chupo el dedo y le pego pellizcos a los cristales. Tenías que ver tu cara, era todo un chiste.

Ok.

Se reía de mí.

¡Zás!

En toda la boca.

Mi mano aterrizó en su perfecto mentón, y de buenas a primeras cambió su expresión quedándose serio. A lo que comenzó a reír de manera tan contagiosa a la que yo me uní.

Llegamos a mi casa, ya que habíamos quedado en hacer la barbacoa allí. Mi hermano me dijo que al final vendría así que lo llamé para confirmarlo. Quedamis en que yo ponía el lugar, y los demás la comida. Ya nos la arreglaríamos de alguna manera.

Me adentré en casa y Salvi me ayudó a hacer los preparativos mientras llegaban los demás. El día anterior le mandé un Whatsaap a mi hermano preguntándole que si le apetecía venir, y por supuesto aceptó. Mi enorme y gran hermano era, aunque no bien merecido, mi pan de oro, mi refuerzo a seguir. Él no se preocupó nunca de forma directa de mí, pero para mí era alguien sagrado, respetable. Vivía en un pequeño y acogedor pueblo, a las afueras, aunque antes vivió en El Sexmo, por ello aceptó venir, mi hermano conocía a los hermanos Luque.

Pensé que la barbacoa podía acabar de mil maneras, pero nunca imaginé que el día acabara como acabó. Pasamos la tarde conversando, las chicas de "sombra aquí, sombra allá, peinado tal, película cual...", y los chicos de "el coche tal, las llantas cual, el trabajo aquí, el vecino de allá...". Fue divertido ver como, nosotros mismos, hicimos el grupo de chicas, y el grupo de chicos; pero todos en la cocina.

Mi cocina daba a las afueras de la casa, cual estaba rodeada de cimientos, dejando un enorme hueco -como el suelo de mi casa de grande- de jardín.

Verde que te quiero verde.

Ok. Me fui.

Justo al salir de la cocina por la puerta trasera se encontraba una encimera de ladrillos rústicos y dos barbacoas, mejor dicho: una parrilla, una barbacoa, un guarda-leña y un fregadero. Todo del mismo material, y unido por la encimera.

Me escusé para ir al baño y de un momento a otro cuando salí vi que alguien faltaba: Andrea, Antonio, Fernando, Soraya y...¿dónde estaba Salvi?. Ni tan siquiera pregunté, me puse a buscarlo sitio por sitio. Hasta que lo ví, y me sentí obligada a maniobrar un "lo siento" de mis labios y una mirada de disculpa, ya que tenía razón: lo habían dejado de chef. ¿Ahora veía el futuro o qué?. Con que sí, eh... pues eso iba a cambiar.

Me apresuré a la cocina y me puse el delantal que me regaló Lusy por mi cumpleaños anterior, cogí unas pinzas para la barbacoa y me agarré el pelo en una coleta alta, evitando que el pelo me molestara. Y ahí iba yo, toda una figura. Me brindó una sonrisa que volvió a enamorarme y me sonrojé sin poder evitarlo.

Dejamos a los losientoperoestoysentadoytengohambre a un lado, ayudé a Salvi a hacer la comida y claro, fuimos los primeros en comer. La noche se hizo corta y las estrellas asomaban ya temprano, por lo que cada cual se fue a su casa. Cada cual menos él.

No sé qué pensaría él, pero yo no quería que se fuera, así que nos quedamos viendo una película de acción-que al parecer le gustaban bastante- y realmente se nos hizo tarde.

- Quédate.- la palabra salió de mi boca casi sin permiso.

- No.. no t-te preocupes, yo n-no quiero molestar.- dijo tartamudeando.

- De veras, quédate. Si mi madre no vendrá.- dije intentando no sonar desesperada.

- Está bien.- dijo casi en un susurro.

La diosa que llevo dentro saltó. Quería más de él, y no sabía si sería correspondida.

Aquí estamos de nuevo. Me encantan los comentarios largos, yo solo digo! Y los cortos tb claro. Os animo a que me preguntéis lo que querais. Yo sólo os preguntaré: ¿de dónde sois?, yo de España.

PD: SIENTO SI HAY ALGUNA FALTA. NO ESTÁ EDITADA Y ESCRIBO DESDE EL CEL SIEMPRE. LA EDITARÉ CUANDO ESTÉ TERMINADA.

Flores de colores. Mua.

Valió la penaTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon