#Día veintinueve; Deseos. { Wigetta }

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Hola, antes de que lean esto me gustaría explicar un poquito la historia post-escrito. Este escrito está inspirado en una historia que viví hace mucho con una persona muy especial en mi vida. Ella perdió la memoria y su medico a cargo pidió a la familia que no le dieran recuerdos sino que dejaran que ella misma los retomara. Lastimosamente ya han pasado cinco años y ella nunca ha vuelto a nosotros. Realizó una nueva vida con su memoria desde cero y tuvimos que volver a conocernos... y sí, tuve que hacer como si nunca en mi vida la hubiera conocido. Todos sus amigos lo hicieron, conocidos y familiares que ella no recordó al despertar. Todo para no alterar sus nervios, porque en las personas que han perdido la memoria esto es un punto demasiado delicado. Rearmó su vida y ahora está bien, pero muchas personas la perdimos por culpa de ese accidente. Guillermo es a quien va dedicada este texto que se supone escribe Samuel para desahogarse después de tanto tiempo esperando a ver un progreso en su memoria. En mi mente el accidente de Guillermo ha sido el mismo que ha tenido mi amiga; un accidente en auto gracias a un alcohólico. He escrito esto porque llevaba mucho sin escribir nada y Celestial quería algo mío... además, creo que es una historia muy bonita que contar. Al menos desde mi punto de vista. Gracias por todo.

- «Nana.»



"Samuel, ¿crees que las estrellas fugaces sí cumplan deseos?"

A veces me gustaría que fuera así. Que al verlas y al desear algo con ganas estas te dieran el valioso regalo de un deseo; ya fuera simple o grande. Estoy seguro de que no pediría oro, plata, diamantes ni joyas. No pediría tener miles de mujeres o una cuenta bancaria a punto de desbordar. Si pudiera en verdad tener un obtener un deseo de alguno de esos maravillosos astros pediría volver a verte servir café en las mañanas, solo eso. Te pediría en casa exclusivamente para mí, para volver a ser el uno que siempre fuimos que tuvimos que ser por siempre. Lastimosamente... para mí, los deseos no se cumples por más fuerte que los deseos. Al menos no este tipo de deseos.

Cuando se pierde algo no hay vuelta atrás, ¿verdad? Entonces, he llegado al punto de mi vida que jamás quise y con la soledad por no haber podido cuidar de aquella mínima cosa que me daba felicidad y paz interior. He perdido treinta y dos años de mi vida en solo unos segundos, he estado ya dos esperando que la luz vuelva a asomarse por la ventana. Pero para mi desgracia al correr la cortina siempre está oscuro, en penurias, lastimas y sombras. Cada persona decide cómo vivir su vida, y cada acción tiene una reacción. Mi acción convirtió mi vida en esto, y viviré caminando en lava ardiendo exclusivamente para castigarme por mis errores.

El café de las mañanas es ahora amargo, jamás será de mis manos como lo era de las tuyas. La música no tiene sentido si no está tu voz de fondo intentando cantarla sin siquiera saber la letra. Cosas simples cambian el sentido de la vida si no te tienen incluido en ellas, cariño. Sigues aquí, distante y fuera de mi vida, pero aún a mi lado. Aún te siento en las mañanas, aún recuerdo tu voz intentando despertarme en las mañanas, aún te conservo en todo momento.

Desde que el sol sale hasta que se va estás conmigo, ¿lo sabes? No, claro que no lo sabes. Pero es así. En las mañanas me levanto temprano, comienzo el día con un desayuno simple y de camino al trabajo paso por enfrente de aquel local en el cual nos conocimos. ¿Lo recuerdas? No, claro que no lo haces. A las doce del mediodía voy a almorzar a aquel restaurante a dos horas de la empresa en el cual solíamos comer juntos, por idea tuya... porque decías que las familias debían comer juntas aunque tuvieran obligaciones. Y yo era parte de tu familia, y tú eras lo único que yo quería en la mía. La mesera de siempre me sigue atendiendo, aunque ya no tiene la sonrisa de siempre. Creo que siempre me ha querido preguntar por ti, por qué no has vuelto a comer conmigo. Quizás te extraña, o quizás se está preguntando si olvidaste cuando apostaron por quién ganaría en la Champions y ella acertó. Obviamente... eso también lo olvidaste. Una vez intento preguntar por ti, fue para las fechas de tu cumpleaños, pero al final solo me pidió que te deseara un feliz día de su parte. Quizás pensó que solo estabas enfermo.

En la oficina Jenner también ha estado actuando raro desde que te fuiste, creo que al final tu hermana ha hablado con ella. Ahora, cuando va a mi oficina, suele mirarme con pesar o simplemente no hacerlo. Siempre está pendiente de las cosas que necesito... incluso me lleva café siempre que puede. Es divertido, pero a veces me molesta. Muchas personas han estado actuando raro desde que ya no estás, desde que me dejaste aquí estancado, pero estoy bien. A veces me da la impresión de que intentan reemplazar ese lugar que dejaste vacío en mi vida, pero no tienen ni idea de que nadie en este mundo nunca podrá hacerlo. He dejado de contactarme con tu familia, tu madre a veces me busca para ver cómo estoy y con Carol me encuentro solo en la oficina, como antes de que tú llegaras a enamorarme. Hace poco discutí con ella, al parecer no le agrada que al caer la noche vaya a ver cómo estas. Yo creo que simplemente no me entiende.

Siempre estoy pensando en ti. En si seguirás siendo igual de feliz, en si tú sonrisa seguirá siendo igual de hermosa a como la recuerdo. Me pregunto qué cosas habrán ya cambiado, si haz crecido en estos dos años, si tu voz sigue sonando igual que cuando te conocí o si ya maduró. Si tú ya maduraste o sigues siendo el niño mimado y hermoso que amé, amo y amaré por toda mi vida. Luego, obviamente, cuando cae la noche todas las respuestas se solucionan.

Cuando aparco en frente de la cafetería y el corazón que aún resguarda mi pecho comienza a latir como un loco sé que estoy en casa. La campana de la puerta suena y mis preocupaciones diarias quedan detrás de la puerta de vidrio rojo que tiene siempre el cartel de abierto. Tomo asiento y simplemente espero. Los demás comensales me saludan con miradas simples, al igual que algunos trabajadores. Todos mantienen la discreción que prometieron tener desde el comienzo de esta situación. María siempre limpia la mesa para saludarme un poco más de cerca, mientras las demás personas siguen con lo suyo. El ambiente se tensa comúnmente cuando yo estoy allí, después de todo todos ellos lo saben; todos ellos nos conocieron, nos vieron amarnos y al final me vieron retirarme cuando lo necesitaste. La rubia grita al interior de la cocina preguntando por ti, Sofía no ha cambiado, inmediatamente te veo salir y el pulso me estalla. Estas ahí, y no... no has cambiado. Ya no tienes diecisiete años como la primera vez que te vi, pero con esos veinticinco te ves más que perfecto. Sonrió porque notó que con el tiempo cada vez retomas confianza con los trabajadores y clientes de allí, como antes, y eso me calma. Porque aunque no los conoces tú relación con ellos ahora parece como si nunca hubiera cambiado, pero soy consciente de algo... eso jamás sucederá entre tú y yo.

De un momento a otro te acercas a mi mesa y te ríes al verme allí. No me recuerdas pero sé que te hace gracia que siempre que llegue al local alguna de las chicas te envíe a atenderme específicamente a mí. Normalmente niegas con la cabeza mientras suspiras y me preguntas un simple "¿lo de siempre?". Supongo que después de un mes y medio yendo a acosarte ya sabes perfectamente que me gusta. Aunque no como antes. Yo asiento y con una sonrisa te agradezco. Y siento que esa parte de ti que me amaba sigue ahí cuando te sonrojas al verme sonreírte. No cambias, aunque crezcas jamás dejarás de ser tú. Aunque no me conozcas ya, siempre serás mi vida. Aunque tu memoria se haya ido... todavía tengo la oportunidad de verte.

Y es entonces cuando finalmente entiendo que aunque los deseos no existan sí lo hacen las oportunidades. Y bien, yo perdí la primera y junto a ella casi te pierdo a ti, pero estás aquí. Estás aún frente a mí, fuera de mi vida y sin conocernos, pero permaneces conmigo. Yo a esto no lo llamo de otra manera sino oportunidad.

Entonces, mi amor; no, la respuesta es no. No creo que las estrellas fugaces cumplan deseos ni ninguna otra cosa, pero creo que la vida te da oportunidades. Y aunque no puedes retomar ciertas cosas que se quedaron atrás, siempre vas a tener una luz. Y mi luz, chiquito, sigues siendo tú. Que aunque no estás en mis mañanas como antes para besarme antes de irte a la universidad, estas en el café de las noches que bebo antes de ir a dormir antes de soñar contigo. De soñar con esa época en la que solo éramos tú y yo. En donde todo estaba bien, tú me recordabas y éramos felices.



Challenge de escritura. { Youtubers }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora