Extra 2.

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Antes de empezar a leer quiero deciros que este capítulo lo narra Zack, el mayor ( el padre de Zack )


Zack

—Abuelo, ¿cómo te hiciste esas heridas en el costado? — pregunta mi pequeño Asher y me siento en el columpio del jardín.

Es agradable pasar el día con mis nietos. Zack y Anneliese se han ido a pasar el día solos y me he quedado con ellos. Es increíble como pasa el tiempo. Recuerdo que hace nada tenía a mi dulce Odette en mis brazos, recién nacida y pequeñita. Y ahora, tiene diez años, y es tan cabezona como sus padres. Y ni hablar de los gemelos, Ethan y Enzo, son iguales, y no hablo del aspecto. Hablo de lo tercos y manipuladores que pueden llegar a ser con sus caritas de ángeles. Y pensar que solo tienen cinco años... Sin embargo, mi pequeño Asher, con sus siete años, es el más tranquilo y el que siempre quiere saberlo todo, me recuerda mucho a mi hijo Zack cuando era pequeño, sin contar que estos niños tienen la suerte de haber nacido en una familia que sí los ama y los cuida como a nadie.

—No vayas por esos pensamientos. Ella murió y pagó por todo lo que le hizo a nuestro hijo — me calma mi lobo y asiento.

—Eso, abuelo — llega Enzo corriendo para sentarme en el suelo —. ¿Cómo te hiciste eso?

Suelto una risa, negando con la cabeza al ver como Ethan llega y también se sienta. Odette está en la piscina, en su flotador y con un batido helado de chocolate, con unas gafas y un sombrero más grande que ella.

El pensamiento de como me hicieron las cicatrices me hace estremecer. Ese día creía que no llegaría a sobrevivir, sentía que la vida se me escapaba de las manos y que ya no podría arreglar el error que cometí con mi pequeño. No podía irme y dejarlo solo, no podía.

—Os voy a contar un cuento — murmuro, viendo de reojo como Odette se baja un poco las gafas y nos mira atentamente —. Hubo una vez, donde en una manada llena de vida y felicidad, nació una niña. Esa niña creció, conoció a su loba y también conoció a su mate. Esa loba no era cualquiera, era una muy importante, cuya existencia trajo de vuelta un linaje. No cualquier linaje, uno muy importante y poderoso, casi tan poderoso como los de un Alfa de sangre pura...

—¡Esa es mi abuelita! — responde Odette con entusiasmo, quien según ella ya no le interesan los cuentos infantiles — . Lo siento, sigue.

Bebe de su batido, mirando a otro lado y aguanto la risa. Me recuerda tanto a Anneliese cuando era pequeña.

—Entonces, la gente supo de su existencia y todos se emocionaron, sin embargo, otros tantos no lo hicieron. Ellos querían hacer daño a la loba, la querían para ellos y querían separar a dos destinados. Entonces, el Alfa de la manada atacó y protegió a su Luna con garras y dientes. El Alfa enemigo pensó que podía jugar con lo que los Dioses dictaban, y Diosa Luna se enfadó mucho, no le dió su victoria y lo condenó a morir.

Escucho como los gemelos jadean y Asher y Odette me miran atentos, ansiosos por saber el final.

—¿Qué más pasó, abuelo? — pregunta Ethan, llenándose la boca de galletas.

—Que varios años después, volvieron a venir los malos para buscar venganza. No eran de nuestra especie y consiguieron que un miembro de nuestra manada se volviera traidor. Ese traidor fue castigado por traición a los nuestros y su familia aceptó, pero no lo hizo su hermana, quien entró en la manada un día de Navidad y atacó la casa del Alfa. Ahí estaban todos reunidos y un pícaro atacó...

—¿Te atacó a ti? — murmura Enzo.

—Así es. Me atacó, pero el malo no sobrevivió y fue castigado. Todos luchaban y defendían a los demás...

—¿Por eso mi mamá tiene esa cicatriz en la pierna? — escucho a Odette y veo que se ha quitado las gafas para mirarnos.

Sonrío y asiento. Sé que Anneliese y Zack le cuentan este tipo de cosas en cuentos para que ellos sepan que hay gente buena y gente mala. No queremos que los pequeños crean que todo es color de rosa.

—Eso es alucinante, abuelo — habla Asher —. Eres un guerrero fuerte y valiente. Como mis papás y mis tíos.

Sonrío, dejando un beso en su cabeza. Sus padres llegarán pronto y tengo que aprovechar el tiempo con ellos. Están en sus vacaciones de verano y aunque siempre pasamos los días juntos, me gusta cuando estamos solos y disfrutamos un día tranquilo.

—¡Un último baño en la piscina! — salgo corriendo y me lanzo al agua, haciendo que Odette se caiga de su flotador — . Vamos, el último que llegue tiene que limpiar todo el jardín.

Veo como los tres corren con sus flotadores y se tiran al agua. Odette refunfuña, diciendo que ya le han estropeado sus trenzas y su sombrero.

—Deja de quejarte, cada día te pareces más a mamá...

—¿Qué acabo de escuchar, pequeño diablillo? — dice Anneliese desde la puerta del jardín, mirando a Enzo.

Los niños gritan mientras salen de la piscina y corren para abrazarlos. Mi hijo tiene una sonrisa enorme al verlos y sonrío orgulloso por la familia que ha formado. Ni siquiera les importa que ellos estén vestidos con ropa elegante y dejan que sus pequeños cachorros los envuelvan con sus brazos, dejando que los mojen.

—Gracias por cuidarlos, papá.

—No es nada, hijo. Sabes que me gusta pasar tiempo con ellos — salgo del agua y ellos ya se están secando con las toallas.

Entre todos recogemos sus juguetes y demás para dejarlos en su lugar. Siempre tengo cosas de ellos aquí y no me importa tener la casa desordenada. Eso significa que hay vida y tengo familia. Una familia que me ama y yo amo.

—¿Nos habéis traído algo? — pregunta Odette y Zack niega con la cabeza.

—Hay algo en casa, cuando lleguemos lo sabréis — responde Anneliese, dejando un beso en la cabeza de Asher que está a su lado.

Se quedan un rato más hasta que llega la noche y me despido de ellos.

—El abuelo nos ha contado una historia increíble, mamá... — escucho como Asher le dice mientras salen y sonrío.

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Hola mis lobeznos🐺❤️‍🩹

Os traigo por aquí otro extra cortito, sobre Zack y sus nietos. Y sí, los gemelos al final fueron niños y no niñas como quería Odette😂

Espero que os guste🫶🏻

SempiternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora