Capítulo 2.

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Anneliese

Lo odio. Lo odio. Lo odio.

¿Cómo se atreve a hacerme eso? Solo intentaba besar a un chico, no iba a hacer nada más. Me delató con mi papá y ahora estoy aquí en mi bañera intentando conciliar el sueño. Me regañaron por su culpa.

Es un idiota, ya me ha estropeado tres citas y en ninguna he podido besar, siempre aparece en ese preciso instante. ¿Qué iba a saber yo que estaría en la laguna a la misma hora que yo?

Siento mi sangre hervir de la rabia que tengo. Debí apretar más fuerte su cuello para dejarlo sin aire, ese mal nacido... me las va a pagar, lo juro por la Diosa.

Agarro mi esponja pasándola por mis piernas y el recuerdo de como me tenía agarrada con su brazo viene a mi mente. Es fuerte, grande y es... no debo decirlo, pero es muy hermoso, muy guapo y me encantan los tatuajes que tiene. Paso la esponja con más fuerza para quitar la sensación de su brazo, pero sigue ahí. Joder.

Y por su culpa mi papá me gritó. Me gritó a mí.

Suspiro y vuelvo a pegar mi espalda a la bañera para mirar el techo, pensando en cómo devolverle el "favor" a mi querido Zack.

Espera, ¿he dicho querido Zack? Joder, me voy a volver loca.

Salgo de la bañera después de enjuagar los restos de la espuma y me pongo mi ropa interior para ir a la cama. Al menos mañana no tengo instituto, pensaré devolverle lo que me hizo. Vuelvo a suspirar antes de agarrar una almohada y abrazarla.

Me despierto a la mañana siguiente por un ruido constante en mi mesita de noche. Una llamada, la miro y veo que es mi prima Adhara.

Es unos meses menor que yo y es mi prima favorita, tengo dos más pequeños que tienen diez años pero ella es mi otra mitad.

—Hola, castaña.

—Hola, cielito, ¿vamos al centro comercial? — me llama así por mis ojos, dice que tengo el cielo en ellos.

—Adhara, es muy temprano — resoplo y vuelvo a cerrar los ojos —. Necesito dormir un ratito más.

—Ya voy en camino, me está llevando papá, así que levanta y vístete.

Resoplo y cuelgo pataleando para quitarme las mantas. Me dirijo al vestidor después de hacer mis necesidades. No sé qué ponerme, pero tiene que ser algo cómodo porque siempre tardamos cuando vamos de compras. Agarro un pantalón vaquero y un jersey azul bebé junto a unas botas.

Me hago una trenza para tener el cabello recogido ya que lo tengo muy largo y me llega a las nalgas. Cuando termino busco mi bolso y salgo de la habitación para bajar al salón. Mis padres ya deben estar desayunando y mi hermano se fue a entrenar con el traidor.

—Buenos días, mami — le doy un beso a mamá, mismo que me devuelve con una sonrisa —. Buenos días, papi — le doy uno a él pero no me lo devuelve.

Alzo las cejas esperando mi beso mientras me cruzo de brazos y lo observo.

—Buenos días, Anneliese.

¿Anneliese? No, soy su princesa. Escucho reír a mi madre pero a mí no me hace gracia.

—¿Estás molesto conmigo? Si es así me lo dices, pero tu rechazo me hace daño, soy tu princesa para ti.

Me doy la vuelta para irme cuando lo escucho reír.

—Ven aquí, princesa — giro y lo veo de pie —. Sé que Adhara viene para que vayáis de compras pero luego de eso vamos a hablar.

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