Capítulo 4.

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Anneliese

Diosa, como me enfurece tener que madrugar y no entiendo cómo Adhara puede estar así de despierta, ¿no duerme o qué?

—Vamos, tenemos que entrenar.

—Lo haremos juntas.

—Chicas, veo que habéis madrugado — ese es Malek, el que sí me gusta —, ¿entrenamos?

Es guapo, alto, aunque no tanto como Zack. Por todos los Dioses, ¿por qué lo comparo con él?

—Está bien, vosotros primero. Necesito unos minutos — les digo.

Comienzan a estirar para seguir con un combate cuerpo a cuerpo. Aún no tenemos a nuestras lobas pero no quiere decir que no somos fuertes. Malek ya tiene a su lobo, es cobrizo y hermoso.

—Vamos, pequeña niña, no te voy a hacer daño — le dice con burla a mi prima —. ¿Puedes levantar esos brazos al menos?

Oh Diosa... siempre nos quiere enfadar y sabe de sobra que sabemos luchar.

—No llores luego — le advierte Adhara.

Lanza un puño hacia ella, lo esquiva y aprovecha para golpear sus costillas haciendo que Malek se quede sin aire. Se queja y él levanta la pierna dándole en el abdomen y haciendo que ella se doble del dolor.

—Te voy a matar — le dice y solo hay que verle la cara a mi prima para saber que eso le dolió.

Se va contra él lanzando múltiples patadas, es muy rápida y ágil. Él intenta cubrir sus órganos más importantes y de un momento a otro está en el suelo por el puñetazo que le ha dado.

—Esa patada me dolió, Malek — le dice con la manos en la cintura y viéndolo en el suelo.

—Joder, Adhara — se toca el labio que le está sangrando —. Te has pasado.

—Vamos, me toca.

Nos levantamos a la vez y Malek se pone frente a mí, sus ojos son muy bonitos, verdes como el bosque en un día lluvioso. Aunque sinceramente, me gustan más los que tienen los ojos negros. Como Zack, pero no me gusta Zack, solo su color de ojos. Bueno... y sus brazos tatuados también.

Joder. Tengo que concentrarme en el entrenamiento.

—Vamos, amor. Dame todo lo que tienes — murmura con una sonrisa que hace unos días me habría derretido, pero no ahora.

No le respondo y me lanzo hacia él golpeando su pierna izquierda por un lado haciendo que se doble un poco y aprovecho eso para golpear su abdomen. Me subo a sus hombros cuando se dobla y lo tiro al suelo, tal y como me enseñó mi hermosa madre. Sujeto su cuello con fuerza y él da golpecitos en el suelo para que lo suelte.

—Tengo eso y mucho más — le digo y le guiño un ojo.

Suelta una risa asintiendo con la cabeza aún tumbado en el suelo. Le ofrezco mi mano para que se levante y la rechaza con un manotazo suave.

—No voy a ser bueno contigo — me advierte y alzo una ceja.

Se viene contra mí, lanzando un puñetazo en mi barriga, dejándome sin aire por unos segundos bastante largos. Me da una patada, sin mucha fuerza debo decir, para tirarme al suelo donde aprovecha y se pone entre mis piernas agarrando mis muñecas por encima de mi cabeza.

—Se va a liar — escucho a mi prima decir y no me da tiempo a reaccionar cuando veo el cuerpo de Malek a metros de mí.

—¡Levanta!

Diosa. Es Zack y puedo asegurar que está enfadado, muy enfadado. La vena de su frente se marca y sus ojos están más oscuros que nunca. Al no poder reaccionar, me agarra de la cintura y me levanta él mismo.

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