Capítulo 40.

4.5K 313 25
                                    

Anneliese

Estamos a 20 de noviembre y es lunes. Vamos a saber si es niño o niña. Ethan y yo ya hemos salido de clases.

—¿Estás nerviosa? — le pregunto a mamá y ella asiente.

—Un poco — suelta una risita nerviosa y la abrazo.

—Todo va a estar bien.

Ella se va con papá en su coche, Ethan en su moto y yo me voy con Zack.

—¿Qué crees que sea? — le pregunto a mi hombre.

—Un niño espero — murmura mirándome de reojo —. No podría aguantar a otra caprichosa como tú.

Jadeo ofendida y niego con la cabeza.

—Es vuestra culpa que sea así, siempre me habéis dado todo — respondo con arrogancia —. Y lo agradezco en realidad.

Se ríe. Vamos detrás del coche de mi padre y a los quince minutos nos bajamos para entrar a la clínica de Astrid. Es una mujer estupenda y tiene unos sesenta años. Fue ella quien nos ayudó a nacer y la que llevó el embarazo de mi madre y mis tías.

—Hola, la doctora Astrid está en consulta esperando por ustedes — nos informa una mujer mayor muy agradable.

Le damos las gracias y caminamos hacia la consulta. Astrid sonríe cuando nos ve entrar.

—Bienvenidos, familia. ¿Tenéis ganas de saber qué es?

—Hola, Astrid, estoy un poco nerviosa, la otra vez no se dejó ver — responde mamá.

—Estoy segura que es un niño — le digo y me mira con curiosidad.

—¿Por qué crees eso, pequeña?

—Intuición, supongo.

Ella sonríe y le dice a mamá que se tumbe en la camilla. Ya se le está notando, mi madre tampoco es muy delgada, pero esa barriguita es de embarazo.

—Bien, aquí vamos.

Todos estamos atentos a lo que pueda decir la doctora mientras sigue pasando el aparato por la barriga de mi madre.

—Apuesto a que es niña — habla Ethan.

—Un niño — responde mi hombre y lo apoyo.

—Un niño — dice Astrid y todos gritamos.

Papá se muerde el labio mirando a mamá como siempre lo ha hecho. Con amor, respeto y admiración.

—Otro niño — susurra mamá con voz temblorosa y me abrazo a Zack.

Trago saliva al ver la felicidad de mi madre. Una que creo que nunca podré tener. Parpadeo para alejar las lágrimas y entierro mi cara en el pecho de Zack cuando se me escapa un sollozo.

—No estés triste, lo vamos a conseguir — me anima Freya.

—Ven aquí, cariño — pide mamá y me acerco a ella —. Lo conseguirás, solo confía.

Asiento abranzándola fuerte. Ethan está saltando de alegría y me señala.

—Un niño — habla sin poder creerlo —. No tendré que soportar otra como tú.

Todos ríen mientras yo refunfuño por lo bajo. No tiene gracia.

—Tenemos que decirle a los demás — dice mamá poniéndose en pie.

Después de despedirnos de la doctora Astrid, volvemos al coche para dirigirnos a casa. Mamá ya ha avisado a todos para que vayan.

—Voy a tener un hermanito — le digo a Zack y él deja caer su mano en mi muslo, conduciendo con la otra.

SempiternoOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz