Capítulo 7.

4.9K 362 14
                                    

Anneliese

No sé cómo sentirme, ni siquiera encuentro mi voz para poder hablar después del susto que nos hemos llevado.

Se supone que nuestra manada es una de las más seguras desde hace años, nunca nadie se ha atrevido a entrar, ni siquiera hay peleas entre nuestra gente.

—Mami — me aferro a ella en el suelo de mi habitación mientras mece mi cuerpo —, tuve mucho miedo y... y he matado a dos hombres.

Diosa, he matado a dos personas.

—Mamá... he matado, he matado a dos personas — me levanto de un salto, nerviosa, histérica y sin saber qué hacer me llevo las manos a la cabeza.

—Cariño, necesito que te tranquilices.

—No, mamá, es que... es que he matado a dos personas. Joder.

—Necesito que te calmes y respires, por favor — lleva sus manos a mi cara haciendo que la mire —. Eras tú o ellos y déjame decirte que me alegro de que no hayas sido tú, eres mi niña, no puedo permitir que te dañen o perderte. Salvaste la vida de tus hermanas, porque eso son para ti. Recuerda siempre que tu familia va antes que nadie, mi niña. Hiciste lo correcto con esos hombres, sé que es duro para ti, que estás en shock y que no lo puedes asimilar, pero entiende que lo que hiciste fue por un bien. Gracias a ti no llegaron a la manada, no atacaron y mucho menos le hicieron daño a los niños, ¿entiendes?

Mis piernas están débiles, ese hombre me golpeó muy fuerte y ya no tengo fuerzas cuando caigo al suelo de rodillas y escucho como mi puerta se abre.

La adrenalina se ha ido de mi cuerpo y ahora estoy sintiendo el cansancio junto al dolor de los golpes.

—Todo va a estar bien— Zack me lleva a su regazo y me aferro a su cuello —. Respira conmigo.

Lo intento y él se apoya en la pared conmigo encima, acariciando mi cabello mientras me abraza fuerte y yo me aferro a él.

—Maté a dos hombres — mi voz sale más débil de lo que quería, pero no puedo hacer nada. Jamás pensé que tendría que recurrir a estos extremos.

—Eras tú o ellos. Mataste porque querían hacer lo mismo contigo, también con las demás. Sois fuertes y si necesitas llorar, hazlo. Voy a estar aquí.

Noto a mi madre besar mi cabeza antes de salir de la habitación y le dice algo a Zack que no escucho.

—Maté a dos hombres...

—Tranquila, todo estará bien — sigue pasando su mano por mi cabello que está lleno de sangre.

Sangre de esos monstruos. Sangre sucia.

—No, no, no.

Me muevo intentando levantarme para quitarme la suciedad.

—¿Qué ocurre? Habla conmigo, Anne — sujeta mi cara y me fuerza a mirarlo —. Te puedo ayudar. Dime qué necesitas.

—Estoy sucia. Estoy sucia, necesito quitarme este olor — lloro sintiéndome sucia y con un olor desagradable. Huele a muerte.

Todo está viniendo a mí. El toque de sus manos, el sacar la daga de su corazón y luego pasarla por la garganta del otro. Actué por instinto, jamás dañé a alguien y la furia se apoderó de mí.

Zack me levanta en el momento en que entra mi madre. Seguro que la ha llamado a través del link que comparten todos en la manada.

—Todo está bien — besa mi frente mientras pasa su mano por mi mejilla y deja otro beso justo ahí, donde tengo un dolor insoportable.

Se va dejándome sola con mi madre mientras me dirige al baño donde me ayuda a quitarme la ropa y ella misma me ayuda a quitarme la sangre del cabello y de mi cuerpo.

—Mi dulce niña.

Después de la ducha me tumbo en la cama con mi madre que no deja de acariciar mi cabello. Abuela Sinnia me dió una crema que hace ella misma para que el dolor dejara de ser tan fuerte y poder sanar antes.

No sé cuántas horas pasan, pero es de noche y debe ser la hora de la cena.

—Tienes que cenar, mamá. Yo no tengo hambre.

—Entiendo, cariño.

Se va después de decirme que vendrá enseguida y me quedo tumbada en mi cama.

—¿Puedo pasar? — pregunta mi hermano desde la puerta y le digo que sí —. ¿Te han hecho daño?

Noto la preocupación en su tono y mis ojos se vuelven a llenar de lágrimas mientras niego con la cabeza. Él viene para tumbarse conmigo y abrazarme.

—Siento no haber llegado antes, desearía que no hubieses tenido que hacer eso — deja un beso en mi frente —. En cuanto Kathi me llamó, salí corriendo con los demás.

Asiento abrazándolo más fuerte. Llegaron rápido, si hubiesen tardado dos minutos más...

—Gracias, hermanito.

—Te amo mucho, Anneliese. Hiciste bien, salvaste a nuestra familia y no saliste herida, estás aquí con nosotros.

Me voy quedando dormida y siento a alguien en la puerta, pero estoy cayendo en un sueño profundo porque de verdad que mis energías han caído.

—Tenemos que encargarnos de ellos.

Es lo último que escucho antes de caer en los brazos de Morfeo.

—Vamos por ti, princesita. Tú serás nuestra llave.

Estoy en el bosque, la noche está oscura y casi no se ve nada.

—¡Déjenme en paz, no podéis estar aquí! — les grito.

Escucho risas y son más de tres. No voy a poder luchar contra ellos yo sola, pueden cambiar a su forma lobuna y yo aún no puedo. Siento ganas de llorar, sin embargo, no dejo de correr y noto como mis piernas cada vez se vuelven más lentas. ¿Qué les pasa?

No, no, no. No puedo tener este fin.

—Nos gusta cazar y tú nos estás dando el gusto, princesita. Vamos a disfrutarlo mucho.

Diosa, por favor, no dejes que nada malo me pase. Nunca le hice daño a nadie.

—Corre, Anneliese. Corre.

—Eso es, princesita. Corre y así nos divertimos más.

No puedo hacerlo, mis piernas fallan y caigo de rodillas. Me doy la vuelta para verlos escuchando sus risas, sus palabras sucias y veo como acercan sus manos a mí.

—¡Despierta!

Abro los ojos de golpe, viendo a mi padre con cara de preocupación, y noto que estoy temblando llena de sudor.

—Papá — me lanzo a sus brazos para que me proteja —, he tenido una pesadilla con ellos.

—Lo sé, princesa. Todo está bien, no volverán a hacerte daño.

Me quedo en la cama abrazada a él y a los minutos llega mi madre para tumbarse con nosotros y la abrazo.

—Descansa, mi dulce niña. Estamos aquí para proteger tus sueños.

—Os amo — susurro sintiéndome más tranquila. Aún no ha amanecido y tengo algunas horas para poder dormir.

SempiternoWhere stories live. Discover now