Capítulo 34.

1.8K 147 6
                                    

Anneliese

Han pasado ya cinco días desde que estamos aquí. Mañana nos vamos, ya que si lo hacemos el domingo no voy a poder levantarme para ir al instituto.

No hemos vuelto a hacer nada sexual, no se ha dado y por supuesto, mi hombre no me ha presionado. Jamás haría algo así.

Hemos salido a correr con nuestros lobos por las noches. Sirius es un descarado, no ha dejado de insinuarse a Freya y de olerla.

Estoy segura de que he engordado uno kilos, pero no me importa. Ahora mismo estamos haciendo las maletas y recogiendo toda la casa, que está patas arriba. Solo dejamos la ropa de mañana sobre el tocador.

—Ha sido la mejor semana de mi vida — le digo a Zack que acaba de salir de la ducha y se tumba en la cama.

—La mejor — se le escapa un bostezo y me tumbo a su lado — Estoy agotado.

Sonrío mientras me acurrupo en su cuerpo. Yo también estoy cansada, hemos estado todo el día caminando por la isla, haciéndole fotos y comprando recuerdos en el pequeño pueblo. Hay muchos turistas y justo ayer vinieron una pareja de ancianos tres casas más arriba.

—Te estás haciendo viejo — le doy una palmadita en el pecho y suelta una risa ronca.

Se gira dejándome boca abajo, con él arriba y siento su erección clavada en mis nalgas.

—¿Qué has dicho? Repítelo, creo que no he oído bien — sisea en mi oído y creo que eso me ha encendido. Siento algo en mi interior.

—Que estás viejo — repito sin miedo y levanto un poco mi trasero.

—Que descarada eres, Anneliese — murmura pasando su mano por mi nalga derecha — no me hagas azotarte.

Da unas palmaditas dejando un beso en mi nuca y siento que tiemblo.

—Amor — susurro y gruñe.

—Dime, ¿qué quieres?

—¿Te gusta ese estilo de vida? — no suelta mis manos, que están unidas en mi espalda y él tararea — Muéstrame.

—No es cualquier cosa, cariño — me suelta dándonos la vuelta y ahora estoy yo encima de él, sintiendo su miembro en mis partes — es un estilo de vida.

—Quiero saber. Cuéntame.

—BDSM es un término creado para abarcar un grupo de prácticas a menudo eróticas libremente consensuadas que en algunos casos son consideradas un estilo de vida. Se trata de una sigla que combina las letras iniciales de las palabras Bondage, Disciplina, Dominación, Sadismo y Masoquismo. No estoy seguro de que tú quieras eso, ahí me dejas totalmente el control, haces lo que ordene, y seamos sinceros, cariño, eres una descarada — se ríe y sonrío. Este tema le gusta, se expresa bien y me encanta oírlo.

—Podemos intentar — propongo, tampoco soy una inculta. He leído varios libros de mi madre subidos de tono y también he visto algunas películas donde se trata estos temas.

—En un futuro...

—No, ahora — suspira y niega con la cabeza — por favor. Quiero saber más de lo que te gusta.

—De rodillas — su tono de voz cambia. Es algo ronco y me mira con intensidad.

—¿De rodillas?

Sueltaba reír pasando sus manos por mis muslos desnudos. Solo tenemos nuestra ropa interior.

—Una sumisa hubiera clavado las rodillas sin preguntar. De eso de trata, pero no es la obediencia, cariño. La sumisa lo hace porque la complace y le gusta obedecer. En el BDSM todo es consensuado, nadie obliga a nadie. Hay amos y sumisas, también dominatrix con sumisos y viceversa. Es un mundo amplio, hay diversión, placer. También hay sádicos, al igual que masoquistas. Hay gente que le gusta el dolor y a través de él, llega al placer.

SempiternoWhere stories live. Discover now