Capítulo 21.

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Anneliese

Bien, estamos a 18 de octubre. Lo cual significa que sólo quedan cinco días para mi cumpleaños, decir que estoy nerviosa es poco. La cabeza me va a explotar de tanto pensar, el corazón lo tengo a mil y no dejo de quitarme la piel de la cutícula, dejándome los dedos en carne viva.

—¡Joder, Anneliese, deja ya de hacer eso! — grita mi hermano haciéndome saltar del susto.

¿En qué momento ha entrado al salón?

—Estoy ansiosa, déjame. Y te voy a pedir que no vuelvas a gritarme o te juro que te lanzaré mi daga.

—Uy, que miedo — finge un escalofrío y entrecierro los ojos mirándolo.

Estoy en casa esperando a las demás, hemos salido de clases y queremos ir a hacernos las uñas y a las pestañas.

—Aquí está el que faltaba — murmura y no me hace falta ver para saber que se refiere a Zack. Puedo oler su perfume, el mismo que deja un rastro por donde pasa.

Me levanto para irme ya que no quiero lidiar también con él. Estoy en mis días y seguro que va a hacer algún chiste, con Ethan tengo suficiente.

Suena mi teléfono con el nombre de mi prima en la pantalla.

—Ya voy en camino, cielito.

—Está bien, espero en la...

—Yo la llevo — Zack me quita el teléfono y hago el intento de quitárselo haciendo que me doble el brazo sin hacerme daño — Sí, no te preocupes.

¿Quién se cree que es? No es nadie, se toma un derecho que no le pertenece. Él está bien con sus amigas, ¿por qué juega así?

—Vamos — mueve su cabeza señalando la calle.

—Tú no me mandas — le clavo el dedo en su pecho — no eres quien para decirme que hacer. No sé que juego traes conmigo, un día me tratas bien y al otro haces como que no me conoces — tensa la mandíbula pero no hace nada más — estoy harta de tus cambios de humor. Ve a hacer tus cosas con tus amigas que yo llamaré al mío.

Me doy la vuelta y salgo por la puerta mientras lo escucho respirar fuerte. De pronto siento su mano alrededor de mi brazo y me gira haciendo que tenga que poner mi mano para no estrellarme con su pecho.

—No te quiero cerca de él — su voz sale más ronca de lo que es y sus ojos brillan con algo que no puedo descifrar, es su lobo el que está hablando — entiende de una vez que eres nuestra.

—Suelta a la niña, Sirius — habla mi abuela Sinnia con burla — tiene que ir a hacerse las uñas para poder rascarte.

Zack parpadea un par de veces antes de soltarme.

—Anne, yo te llevo — lo miro sin decir nada porque solo puedo pensar en lo que ha dicho.

'Eres nuestra'

¿Le gusto?

Nos montamos en su auto y conduce hasta llegar al centro comercial.

—Siento haber dejado que mi lobo actuara así, te prometo que no dejaré que lo vuelva a hacer.

No es para tanto, ni siquiera ha puesto fuerza en el agarre, me ha tratado con la misma delicadeza de siempre.

—Yo siento haberte hablado así. Mi cumpleaños se acerca y estoy demasiado nerviosa. Sé que eso no justifica que te haya gritado, pero de verdad lo siento.

—No es nada, llevo escuchando tus gritos desde que naciste — me guiña un ojo y sonrío.

Tiene razón, siempre ha aguantado mis gritos y berrinches.

SempiternoHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin